El gobernador Miguel Lifschitz reunió el lunes a la noche, en la ciudad de Santa Fe, a los diputados electos por la lista del Frente Progresista que él encabezó. Allí empezaron a delinear el perfil que tendrá el próximo bloque mayoritario de la Cámara de Diputados una vez que Omar Perotti asuma el gobierno de la provincia: plantearon que serán una “oposición constructiva” y rechazaron la idea de plantarse de manera “hostil” ante el futuro mandatario.
Por haber ganado la categoría de diputados provinciales, el Frente Progresista tendrá 28 bancas y controlará la Cámara baja. El PJ solo ocupará siete escaños, el partido Unite (a partir de la buena elección de Amalia Granata) será la tercera fuerza con seis bancas, Cambiemos tendrá cinco y los bloques de centro izquierda Frente Social y Popular e Igualdad dispondrán de dos bancas cada uno.
Como jefe virtual de la futura mayoría legislativa, el actual gobernador convocó a los diputados y las diputadas electas a una reunión a puertas cerradas que se realizó el lunes a la noche en un bar de la ciudad de Santa Fe. Este martes, al ser consultado por las conclusiones de ese encuentro, Lifschitz se limitó a responder que la estrategia del bloque del Frente Progresista será “colaborar con el futuro gobierno haciendo una oposición constructiva”.
De los 28 legisladores electos, 26 participaron de la reunión. Solo faltaron Jimena Senn y Leonela Catalini. Cinco de los ministros del actual gabinete ocuparán bancas en la Cámara de Diputados: Érica Hynes (Ciencia y Tecnología), Maximiliano Pullaro (Seguridad), Pablo Farías (Gobierno), José León Garibay (Infraestructura) y Claudia Balagué (Educación). Todos dieron el presente, del mismo modo que los diputados reelectos Joaquín Blanco, Fabián Palo Oliver y Clara García, entre otros.
Como referente del socialismo, Lifschitz fue el principal orador, pero antes también hablaron Pullaro (en representación de los radicales frentists), Gabriel Real del PDP y Ariel Bermúdez del partido Creo. En líneas generales, coincidieron en la necesidad de “regenerar” el Frente Progresista, que enfrentará el próximo proceso político como oposición luego de 12 años al mando de la provincia.
Mientras todavía perdura la catarsis por la derrota electoral, Lifschitz dio señales de liderazgo y decidió reunir a su bloque apenas una semana después de los comicios. El objetivo es dar vuelta la página y comenzar a perfilar la postura que asumirá el Frente Progresista a partir de diciembre, cuando se renueven los mandatos.
En términos políticos, el actual gobernador planteó la necesidad de que haya una fuerte cohesión entre todas las identidades que forman parte de la coalición: el socialismo, el radicalismo frentista, el PDP el GEN y el partido Creo, cuya referencia principal es el intendente electo Pablo Javkin. La idea de Lifschitz es lograr un bloque homogéneo y sin fisuras.
Entre tanto, también se habló de la estrategia legislativa para los próximos cinco meses. “Tendremos iniciativa en los temas que fueron prioritarios en nuestra gestión”, sostuvo el mandatario santafesino. Antes de dejar la Casa Gris, Lifschitz se ilusiona con lograr la sanción definitiva de una serie de proyectos que considera emblemáticos: entre ellos, las leyes provinciales de educación y ley de salud.