Ligia Piro tiene una costumbre artística que parece dispuesta a extender en el tiempo. Una vez al año, desde hace tiempo, viaja los trescientos kilómetros que la separan de Rosario, para subir al escenario del Teatro Municipal La Comedia. De este teatro y no de otro, porque allí, según dice ella misma, se siente cómoda por ser “uno de los teatros más hermosos del país que siempre me da la bienvenida”.
En 2018 lo visitó en formato de quinteto para presentar Love, un disco donde combinó una exquisita selección de estándares de jazz, rythm y blues, a diez años de Las flores buenas, más ligado al folclore.
Este sábado lo hará acompañada por Nahuel Bailo en piano, Fefe Botti en bajo y Javier Martínez Vallejos en batería, para seguir mostrando su último disco pero también para recorrer un repertorio compuesto por temas en inglés, portugués y canciones del repertorio popular en español.
A modo de anticipo Piro, quien por estos días se encuentra abocada a la empresa musical que fundó hace años junto al eximio guitarrista Ricardo Lew con quien tiene un vínculo permanente, contó que está grabando un nuevo disco que será, según sus palabras, “como la segunda parte de 13 Canciones de amor”, con el que regresará en 2020 a Rosario con el álbum terminado, “porque a Rosario me gusta ir una vez por año”, comenzó diciendo en un diálogo que mantuvo con El Ciudadano.
En su último material de estudio, Piro profundiza sobre el jazz, ese género que la conecta con su infancia y la hace “muy feliz”, según dijo la hija de la cantante y actriz Susana Rinaldi y del bandoneonista Osvaldo Piro que brilla con luz propia. El largo romance con el público rosarino tiene una historia y siempre un nuevo comienzo, en cada regreso.
—“Love” fue grabado en 2017 y allí hay un retorno definitivo al jazz luego de “Las flores buenas”. ¿Tuviste apetito de actualizar el repertorio del último disco o generar un nuevo volumen con canciones de similar búsqueda?
—Lo que hago en ese disco son estándares de jazz que nunca dejan de estar en mi repertorio y son fundamentales. También mezclo con otras canciones para hablar de mí como artista, desde mis 19 años cuando empecé a cantar. Después de mucho tiempo de hacer jazz empecé a cantar en castellano y elegí las canciones que me representaban como artista; cosas que tienen que ver con el folclore. Y creo que me gustó mucho esa faceta: las canciones que tienen que ver con mi infancia, con mis abuelas, con mis tíos, el encuentro de los artistas en mi casa en los años 70 y 80. Yo era chica pero recuerdo a Chabuca Granda ensayando en casa porque compartía con mi mamá un espectáculo. Eso lo vivía, y no me parece lejano hoy por más que me hayan encasillado como cantante de jazz. No me parece extraño escucharme cantar un tema de Chabuca con mucha naturalidad. Todo esto para decirte que mi próximo disco en banda será de repertorio argentino con cosas de rock mezcladas con folclore. Estoy a full entrando a prearmarlo y siento que esto es fundamental.
—¿En cuánto configura este regreso a tu idioma nativo la situación sociocultural que se vive en el país?
—Lo que creo, como primera medida, es que hacer música hoy es un desafío muy grande. No importa el género que hagas, hay algunos más sufridos que otros y más difíciles de meter en el oído popular. Pero estamos recontra fagocitados desde las radios con la inmersión o invasión del reggaetón y, lamentablemente, las generaciones nuevas ya están con eso en el oído. Lo veo en mis hijos. Yo trato de brindarles otras posibilidades, de ofrecerles otro lado de la escucha porque creo que es necesario ampliar el oído y no cerrarse en una sola cosa. Además, las letras de ese género siempre hablan de la mujer como objeto y no me gusta. Hacer música es una necesidad que el artista tiene pero que también la gente tiene de escuchar, porque necesita la cultura como parte de su habitualidad. A mí me da mucha lástima lo que está ocurriendo en el país.
—Desde arriba y abajo del escenario.
—Es así, el otro día actué en el (Centro Cultural) Haroldo Conti de la ex Esma. Los Derechos Humanos han sido olvidados por parte de estos cuatro años de gobierno lo que ha provocado que la gente deje de tener determinadas opciones para escuchar diversidad musical. Me encontré con situaciones que, si no acompañás al movimiento político o no pertenecés, no hay posibilidad de que puedas presentarte, y en eso nunca estaré de acuerdo. Porque para mí la música y la cultura no deben tener una bandera política. No me gusta eso. A mí me gusta que la gente se siente a escuchar y esté hablando de arte.
—Se atacó a colectivos de artistas y a la cultura como cosa popular. No sólo en la difamación particular sino en lo presupuestario, en gestos como la eliminación del Ministerio de Cultura. ¿Qué opinás al respecto?
—Lo que hacen es dejar de ofrecer subsidios. Es lo que han hecho con el Haroldo Conti. Están provocando un vaciamiento. Y lo único que lo sostiene hoy es la buena voluntad de la gente que sigue yendo a ver espectáculos. Pero también la buena voluntad de los artistas que saben que no van a cobrar un mango o que se van a presentar a la gorra, como suele pasar en situaciones de crisis. No me parece mal que pasen la gorra pero sí que incentiven a los artistas a dejar de hacer cosas para mañana verse empujados a un puesto de oficina para sobrevivir; es tristísimo.
—En ese decir que expresas como intérprete, ¿en qué autores o compositores te ves hoy más reflejada?, ¿el disco tendrá letras actuales o de otras épocas que siguen teniendo vigencia?
—Eso de la vigencia me pasa con canciones como “Oración del Remanso” de (Jorge) Fandermole y “Barro tal vez” de (Luis Alberto) Spinetta. Yo las canto y siento que son canciones que me acompañarán siempre. Una porque habla de un sentimiento muy profundo de un autor, de un poeta. Y otra porque habla de la vida cotidiana de un obrero, en este caso puesto en la vida de un pescador, que relaciono constantemente con la vida de mi bisabuela que lavaba ropa para casas de ricos y no tenía un peso. Esa era la nona que conocí y no me lo contaron. Yo le veía las manos. Eso me lleva a hablar de hombres y mujeres que siguen existiendo y tienen otros trabajos pero padecen lo mismo que ese pescador o la señora que lava ropa quizá no de la manera en que lo hacía mi abuela con una plancha de hierro al carbón. Y por ejemplo “Construcción”, que es un tema de Chico Buarque que habla de una cuestión social muy importante y sigue teniendo impacto en la gente. Ése es un tema que no pierde vigencia. Son los grandes autores que hablan de las necesidades del ser humano y de angustias y cuestiones cotidianas que el resto de la sociedad no puede llegar a visibilizar. Yo no compongo pero soy intérprete. Y me tomo de algunas canciones que hablan de cosas que a mí me interesan contar.
Para agendar
Ligia Piro se presentará este sábado, a partir de las 21, en el Teatro Municipal La Comedia, de Mitre y Ricardone, donde se encuentran a la venta las entradas con descuentos para jubilados