Dueña de un fecundo e inspirador camino en la música popular a la que desde mediados de los 80 legó 14 discos y un par de placas junto al guitarrista Juan Falú, Liliana es una voz fundamental de una memoria cultural y política capaz de inaugurar nuevas posibilidades expresivas en las que no inscribe la experiencia del streaming que podrá verse el domingo desde las 20 por medio de www.ticketek.com.ar.
Pero aun con todas esas reservas, la artista entrerriana, de 70 años, registró días atrás una actuación compartida con Pedro Rossi (guitarra) y Ariel Naón (contrabajo) que recorrerá su amplio repertorio y sumará, además, dos invitados a distancia: el rosarino Fito Páez, a quien Liliana tributó en su más reciente álbum Canción sobre canción (2019), y la brasileña María Gadú.
«Pensaba hacer un concierto con muchos invitados y desistí porque quiero romper el cuadradito y decidí que hubiera solo dos, pero ambos a pantalla completa y cada uno haciendo un tema que quisieran cantarme a mí. Fue interesante lo que pasó porque ambos hicieron algo distinto a partir de temas que yo canto. Fito hizo una recreación de «Canto al río Uruguay», clásico de Ramón Ayala que él mismo grabó para mi primer disco de 1987, y Gadú se tomó un trabajo mayor aún e hizo el arreglo que yo hago de «El tiempo está después», de Fernando Cabrera», adelantó Herrero y sobre el título del concierto explicó: «En el título también hay un guiño a Elis Regina, porque en 1976 hizo un disco que fue considerado muy importante que incluía esa expresión en la canción de apertura «Como nossos pais», de Antonio Carlos Belchior, donde la protagonista de la canción descubre un anillo trucado en su compañero de baile. Por otro lado, a la transmisión la abro con un texto muy hermoso de un poeta francés, Rene Char, que fue un militante de la guerrilla que combatía a la invasión nazi y que dice «somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con ese llamado con su grito de amor toda la fatalidad del universo». Esa idea de «nos llamamos sin vernos» me lleva a pensar que este streaming debió haberse llamado «croac»».
Sobre el criterio de selección del repertorio que grabó para el show, Herrero contó: «Abrí con «Aguafuerte», de Teresa Parodi y Elvio Romero, luego hice un recorrido de temas que canto habitualmente y culminé con «Confesión del viento», de Juan Falú y Roberto Yacomuzzi, para que al nombrar a Teresa y a Juan haga referencia a dos nombres fundamentales de la música argentina».
Y sobre las decisiones estéticas y técnicas que utilizó para acercarse a su público apuntó: «Estuve ante tres lentes de cámara y desde ya te digo que no actué del mismo modo que en un vivo y no sé si esa gestualidad pude sostenerla porque siento que es algo que yo construyo con la respiración y la emoción del otro en mis oídos».
«Tuvimos inconvenientes serios», reconoció la cantante y se explayó: «Lo hicimos en Oeste Usina Cultural, una de las tantas salas independientes de la ciudad, y llegaron inspectores que nos enloquecieron durante tres horas en una actitud que es la contracara necesaria de esas enloquecidas manifestaciones de los anti-cuarentena. Es la banalidad del mal».