Son tiempos turbulentos, la desaparición de Santiago Maldonado no hizo otra cosa que coronar una serie de hechos de una sociedad agrietada por motivos que no son precisamente los que invoca el actual gobierno nacional. El abismo entre los que cuidan la vida del prójimo y los que la desprecian ha ganado una anchura inconmensurable. Poco tiempo después del linchamiento del joven rosarino David Moreira, hubo un par de hechos similares que terminaron también fatalmente. A esto pueden agregarse tremendas golpizas sufridas por jóvenes en dudosas situaciones de robo, tentativas o similares, en esta ciudad y en otras del país.
Umbral, la película que Claudio Perrín estrena este domingo en el cine Village, en el marco del 24º Festival Latinoamericano de Cine, se basa en el Caso Moreira, como se llamó el linchamiento del joven por el que hasta el momento –ocurrió en marzo de 2014– hay, apenas, algunos imputados. Pero Perrín lleva a cabo una singular operación para dar cuenta del desgraciado suceso. Desde la ficción, recrea el momento inmediatamente posterior al linchamiento, cuando sus autores se esconden en la casa de una de las participantes, a pocos metros de donde terminan de asesinar a un joven. Se trata de cinco personas que cruzan el “umbral” de una puerta para esconderse tras la atrocidad cometida. Allí dentro tendrá lugar un extraño ritual en el que las tensiones, la intolerancia, el racismo de los personajes llegaran al paroxismo para afirmarse en la idea de que hicieron lo que debían. Filmado en un blanco y negro que presta un tono lúgubre y siniestro al relato, en Umbral van surgiendo las voces de una asociación ilícita crecida a la sombra del resentimiento y la asunción de un lugar social falso, el de arrogarse la facultad de hacer la propia justicia. Las motivaciones de cada uno de los implicados para linchar son disímiles, tanto como el pacto de silencio que se impone con férrea presión hacia los menos convencidos. Perrín logra transmitir los latidos de ese espacio claustrofóbico a través de planos que concentran las miradas aviesas y desconfiadas del grupo. Con su propuesta, Umbral expone la temperatura de un clima social contenido y siempre a punto de explotar, con gente que hace de la intolerancia su credo y de la muerte del diferente una posibilidad siempre a mano. Un clima que hoy puede palparse en cualquier espacio urbano.
La suficiencia del elenco de Umbral consigue transmitir la degradación que envuelve a sus personajes, con sus vitales signos de contaminación mutua. Lo componen Claudia Schujman, Bárbara Peters, Miguel Bosco, Gustavo Guirado y Tito Gómez. En esta nota, Perrín habla acerca de la génesis de Umbral y de sus expectativas para que el film interpele a los espectadores.
—Umbral enfoca un tema muy candente, la de la gente que se arroga juzgar a alguien, condenarlo y en estos casos, ejecutarlo. Tu película, más allá de basarse en el hecho real del linchamiento de David Moreira, da cuenta de un estado de cosas. ¿Cómo surge la idea de plantear el momento después del hecho y develar el pensamiento de estos asesinos?
—Cuando pasó lo de David Moreira fue algo que a mí me conmocionó mucho y vi que había opiniones condenando el hecho como también a favor del linchamiento; yo no lo podía asimilar, pensaba en cómo había gente que podía llegar hasta allí. En esos días además se produjo un efecto dominó y en Córdoba y Buenos Aires se produjeron hechos similares, ninguno con el final trágico como el de David. Se hizo un caldo de cultivo, y me puse a pensar cómo desarrollar algo inspirado en el caso de Moreira y pensé en los tipos que lo mataron, cómo se habían ido a dormir esa noche después de haber cometido ese crimen, me preguntaba si habrían podido dormir.
—A partir de esos interrogantes viste la posibilidad de un film.
—Sí, lo que no tenía en claro era cómo y lo que descarté de inmediato fue la morbosidad del hecho, que en la película está sólo en las voces en off; lo que me interesaba era indagar en estos personajes y en el momento posterior, qué pensaban, qué hacían, qué les pasaba por la cabeza. Empecé a escribir basándome en lo que había escuchado los días posteriores, en lo que había podido observar en algunas imágenes y me puse a investigar todo lo relacionado con este tema y descubrí que en otros lugares ocurren linchamientos con frecuencia, por ejemplo en Perú, en Colombia, hasta encontré videos en youtube con unas cosas espantosas. Así que empecé a pensar en los personajes en el momento inmediatamente después del hecho, cuando lo terminan de cometer, me gustó la idea de encerrarlos, que no pudieran salir, que tuvieran que convivir y confrontar distintas situaciones, me pareció que podían surgir cosas allí.
—Uno de los personajes es alguien con contradicciones, con un fuerte sesgo místico, y hay otro que no sabe bien qué pasó y está allí como podría estar en la peluquería, que pregunta cuándo se van; sabe lo que pasó pero no llega a internalizarlo; por el contrario, todos los demás parecen estar más conscientes de lo que hicieron. Hay un balanceo con el perfil de cada personaje.
—Lo pensé en ese sentido; cuando escribí el guión el perfil de Bárbara (Peters) era el de alguien con un nivel socioeconómico más alto que el de los demás, alguien más superfluo. Hice varias versiones de la historia con una estructura muy general y luego fui pasando por distintas etapas, donde los actores aportan al personaje o a situaciones hasta llegar a la versión definitiva.
—¿Cuándo sentiste que el guión estaba terminado, cuándo pasaban qué cosas?
—En un principio no tenía muy en claro cómo iba a terminar pero tenía la imagen de la mujer dueña de la casa sola, una imagen de mucha desolación, en esa casa sobre todo, que también es muy desolada, me pareció ideal terminar con la mujer, la casa desolada, la perra.
—¿Te propusiste algo con esta película, al tratar un tema de tanta densidad como un linchamiento?
—Yo nunca pensé que íbamos a llegar a esta degradación, al contrario, hace un par de años pensaba que íbamos progresando en algunas cosas, pero evidentemente había como un caldo que no supimos ver y de repente afloró; tal vez la intención que tuve fue exorcizar el tema porque cuando ocurrió me conmocionó y después escuché barbaridades de gente de la que me fiaba, aún de familiares indirectos. Después pensaba que un espectador que estuviera de acuerdo con la actitud de los linchadores pudiera sentirse interpelado al ver la película, que se preguntara si alguno de esos personajes que estaba viendo era igual a él.
—¿Qué reacción tuvo el público en las pasadas en festivales que tuvo Umbral?
—Bastante buena en general. En una pasada en Buenos Aires, al término de la función, una señora les preguntó a las actrices si cuando a alguien lo asaltan acá en Rosario, la gente lo ayuda. Las chicas respondieron que de alguna manera sí, la gente ayuda, y la mujer dijo que en Buenos Aires, si roban a alguien, la gente sigue como si nada, entonces las chicas se dan cuenta por dónde venía la pregunta y le dicen que nosotros no estábamos de acuerdo con los que habían linchado, que para nosotros quienes lincharon a David Moreira son asesinos, y la mujer se asombra un poco y dice: ¡ah, para ustedes son asesinos”, y se fue repitiendo “¡ah, para ustedes son asesinos!”. Y luego se metió a ver otra película; hubiera sido interesante poder seguir la charla, así que no está mal que la película interpele a alguien que esté de acuerdo con eso.
eL OTRO COMO ENEMIGO
“La desaparición forzada de Santiago Maldonado pone a la luz esa zona de oscuridad que asola a gran parte de nuestra sociedad, la misma que llegó a festejar el grito alcoholizado de Galtieri en la guerra de Malvinas en la dictadura. El mismo mal que hoy añora esa “mano dura” que extermine a quien pretenda su inclusión social. Cuando el Estado encubre la desaparición de una persona acusándola de “mapuche terrorista” da el permiso de ver al otro como enemigo y es cuando el potencial linchador siente sus manos libres y su miedo desatado al ataque”, señaló Perrín sobre la sintonía que provocan las políticas represivas del gobierno nacional con el imaginario oscurantista de ciertos sectores de la población.
PREMIOS Y FESTIVALES
Umbral tuvo una nutrida participación en festivales internacionales y varios reconocimientos. Son los que siguen:
• 4º Festival Internacional Figueira Film Art-Portugal. Portugal 2017. Selección oficial.
• XIII Festival Internacional Buñuel Calanda España 2017. Sección Oficial Avant Garde.
• 2° Ciudad de México International Film Festival Ciudad de México 2017. Selección oficial.
• Maykop International film Festival Maykop, Rusia 2017. Selección oficial
• Broadway Film Festival-New York Contemporary Cinema-New York 2017. Mejor película de ficción.
• Construir Cine Buenos Aires-Argentina 2017. Premiada en la categoría Largometraje Internacional
• Cine Pobre Film Festival-México 2017. Selección Oficial.
• 12 Months Film Festival Rumania 2017. Mejor Largometraje de ficción-Abril 2017