La Universidad Tecnológica Nacional de Rosario inaugurará formalmente este lunes su aporte a energías renovables y limpias de la provincia. Es que llega a término un proyecto que arrancó hace casi cuatro años para instalar paneles solares en la terraza de la Regional de calle Zeballos al 1300, los que ya están en perfecto funcionamiento y entregando la electricidad generada a la red de la Empresa Provincial de la Energía. “Se diseñó y montó con estudiantes de la facultad”, celebró el investigador y docente Pablo Bertinat, fundador del Observatorio de Energía y Sustentabilidad, que funciona, paradójicamente, en el extremo opuesto: el subsuelo de la UTN.
El proyecto de paneles fotovoltaicos en la UTN Rosario comenzó con el gobierno anterior, en 2015, y se logró plasmar a pesar de recortes decididos por la gestión actual, que sin embargo, mellaron la iniciativa: ahora el plan debería entrar en una segunda etapa, y si bien se utilizará para investigaciones, mediciones y clases y capacitaciones, el cometido original quedará acotado en sus alcances. “Estos proyectos se enmarcaban en el Fondo de Desarrollo Sectorial. Son desarrollos de sectores de la economía, y en este caso vinculado con energías renovables. El objetivo era trabajar con cooperativas eléctricas y la etapa siguiente tenía que ver con poder lograr que este tipo de proyectos sean replicados en otras cooperativas eléctricas, que son un ámbito muy interesante donde las comunidades pueden decidir cómo desarrollan su sistema energético. Nuestra idea es ver de qué manera podemos apoyar al movimiento de cooperativas eléctricas a desarrollar experiencias de generación con energía solar”, explicó Bertinat. Y completó que, pese a las restricciones, se avanza: “Con muchos menos recursos –en realidad con los propios– estamos tratando de avanzar en ese sentido: hace tres semanas hicimos un curso de capacitación para cooperativas eléctricas exclusivamente, dirigido a técnicos, sobre el diseño y construcción de este tipo de instalaciones. Y participaron diez cooperativas eléctricas de Santiago del Estero, Buenos Aires, Córdoba y de Santa Fe”.
Es que de igual modo, la cuestión, aunque estratégica, no estropeó la celebración de haber llevado a término el tramo central del proyecto en la UTN, en el que participaron especialmente alumnos de la carrera de ingeniería eléctrica, pero también estudiantes de ingeniería civil, ingeniería mecánica e ingeniería química. El equipamiento ya está entregando desde hace 10 días unos 500 kilovatios por hora a la red eléctrica. Puede que menos de lo que consume la Regional Rosario de la UTN en momentos de actividad plena; pero Bertinat destacó que casi la totalidad de la energía que se genera cada fin de semana ingresa al sistema, ya que la mayor parte de los equipos y luces de permanece apagada.
En eso consiste, explicó el investigador, la generación distribuida. Y reseñó que el proyecto, que administrativamente forma parte del programa Prosumidores 2, implementado por el gobierno santafesino, fue posible por la articulación de instituciones clave a nivel local, regional y nacional. El desarrollo se concretó bajo el ala del proyecto Prier, en conjunto con la Cooperativa Eléctrica de Armstrong y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, el hoy semidesmantelado Inti. Junto al Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la UTN el entramado lleva adelante estudios sobre las características y los impactos de la generación distribuida con energías renovables.
Prier, describe su propio sitio, es un proyecto piloto de generación energía eléctrica con paneles fotovoltaicos. “Su finalidad es la implementación, puesta en marcha y evaluación de una experiencia de generación distribuida de energías renovables que suma al desarrollo de la red inteligente en la ciudad de Armstrong. Con este proyecto la ciudad se transforma en pionera en Argentina”. Bertinat describió a la cooperativa local no sólo como innovadora, sino como clave para que un conjunto de proyectos, incluido el de la UTN se conviertan en realidad. La base misma de conocimiento y experiencia ya se torna invaluable: en la ciudad que dista a 95 kilómetros de Rosario y tiene apenas poco más de 11 mil habitantes ya hay medio centenar de “techos solares”, paneles fotovoltaicos y dispositivos auxiliares ubicados sobre viviendas, comercios e instituciones, que están aportando energía a la red general de la ciudad. No todas podrán formar parte de la trama, en un hipotético futuro, pero muchas sí: “Es necesario contar con acceso al Sol, medidores inteligentes y factibilidad técnica para soportar estructuras”, se aclara en el proyecto Prier
Toda la estructura que hoy reposa sobre la terraza de la UTN Rosario tiene aportes de Armstrong, y también viceversa: estudiantes y docentes de la facultad participan también en el diseño, instalación y operación de la infraestructura montada en la ciudad del departamento Belgrano.
Desarrollo sostenible e inclusivo
Y allí también juega una cuarta pata: IGC, el Instituto de Gestión de Ciudades. Autodefinido como “un equipo interdisciplinario dedicado al diseño e implementación de políticas públicas urbanas y territoriales”, que además “cuenta con una significativa experiencia en la gestión de proyectos públicos, privados y mixtos, que se proponen el desarrollo sostenible e inclusivo”, el IGC viene interviniendo en todo el país desde el inicio de este siglo. En 2000, actuó en el Plan Estratégico de Gálvez (Santa Fe) y del Plan Estratégico de Cipolletti (Río Negro) y desde entonces participó en análisis, diagnósticos y diseños análogos en Ushuaia, Santa Fe capital, San Nicolás, Mar del Plata, Tucumán, Posadas y Villa La Angostura, entre otras, y también en talleres sobre geografías sociales o territoriales, como políticas públicas destinadas a la juventud o estrategias de gestión y buen gobierno. En Armstrong, el aporte fue decisivo para la implementación de la generación distribuida local, que Bertinat apunta que no sólo se haga desde las terrazas sino también a nivel del suelo, y forma parte de un conjunto más ambicioso que excede a la electricidad.
La UTN por ahora dio el gran salto propio con la generación eléctrica, base además para estudios y formación de los futuros profesionales que surjan de la casa. Es que tener una la estructura a tiro de escalera es fundamental, no hay que viajar para verlas ni para incorporarles dispositivos que registren datos, y materias que hoy son optativas o tesinas –Bertinat aclaró que de igual modo despiertan interés creciente– pueden pasar a formar parte de la currícula a mediano plazo o ser tema de tesinas con verificación de datos en la azotea.
Y más: preguntado sobre los componentes nacionales e importados de la estructura, Bertinat explicó que si bien los componentes de los paneles fotovoltaicos vienen del exterior, son ensamblados por una empresa de San Luis, y que todos los componentes como cables, llaves, soportes, etcétera son de fabricación nacional. Sólo el inversor, el componente que convierte la energía captada del Sol en corriente eléctrica inyectada a la red es importado. “Pero está el conocimiento y la tecnología para producirlo acá”, aclaró y sumó también a los paneles fotovoltaicos, cuyas materias primas se pueden obtener en territorio argentino. El problema, mencionó, Bertinat, es más bien de brújula política: “Economistas y tecnólogos sostienen que hay determinados sectores productivos que ya están localizados fuertemente en otros países, por ejemplo China, y que no tiene sentido competir, y hay que ir a comprar allí. Yo no opino lo mismo”.
UTN 2040
Aunque el objetivo de las instalaciones como la que se inagurará en la UTN es el de generar e inyectar energía en las redes de distribución, Pablo Bertinat marcó otros usos alternativos posibles, por ejemplo en electrificación rural: “Dependiendo la longitud de las líneas y las instalaciones necesarias, este tipo de instalaciones pueden hacer un sistema independiente y reemplazar a la línea”, explicó. Y marcó que este tipo de instalaciones tienen una vida útil que alcanza a las dos décadas en cuanto a los paneles, algo menos en los inversores. Pero la estructura permanece y las piezas son reemplazables, es decir que no tienen límite en el horizonte. La cuestión es política, y pasa por el respaldo activo del Estado.
“Los paneles son montados en la Argentina por una empresa de San Luis que compra las celdas. Hay un proyecto de fabricar paneles en el país, que se está desarrollando muy lentamente por parte del gobierno de San Juan, pero con poco apoyo de la industria nacional”, lamentó.
En cuanto a fabricar inversores, contó que la idea en algún momento tuvo un apoyo del Estado que ahora no existe, aunque con una política más consecuente en ese sentido se podría avanzar. “Hay capacidad. Hay elementos para materia prima. Pero hay muchas indefiniciones si de avanzar o no. Todavía estamos muy atrasados”, advirtió.