Tal como publicó El Ciudadano en su edición del pasado martes 10, la cantidad de locales comerciales en la ciudad con los clásicos carteles de “Se alquila” escaló en los últimos meses, en los que se perdió el repunte que había mostrado el año pasado la ocupación y se profundizó el sentido inverso. Los datos, que corresponden al centro de estudios de la Concejalía Popular, marcaban que, tomando el radio céntrico, el macrocentro, los paseos comerciales barriales y los corredores y avenidas principales de la ciudad, la cantidad de locales comerciales ociosos era 1.220 en octubre de 2014, y había pasado a 918 en julio de 2015. Pero el mismo relevamiento realizado en abril de este año midió 1.516. Es decir que en los últimos 10 meses se desocuparon 598 locales, que no se volvieron a ocupar. Ahora la ONG completó el informe marcando las causas por las que ocurrió el fenómeno: la principal de las razones de la salida es el incremento del alquiler pedido por cada local. Y esa situación, sumada al aumento de los servicios, explica el vaciamiento de 63 de cada 100 locales.
El relevamiento de la Concejalía Popular no deja dudas: es el contexto económico lo que hizo que más de un millar y medio de locales estén vacíos. Sea por alquiler o por tarifas, el cóctel se completa con una realidad de pérdida de rentabilidad: las tres causas explican el 94 por ciento de las huidas.
La ONG inquirió cuáles eran las razones principales de la determinación de cerrar la actividad comercial, al menos en la ubicación en la que se llevaba adelante. En ese marco, el costo del alquiler aparece como el principal motivo para el 42,5 por ciento de los consultados, seguido por la caída de la rentabilidad en el 31 por ciento. Como tercera “razón principal”, en un 20,5 por ciento de los casos, surge el incremento de las tarifas de luz, de gas o de luz y gas. Sólo el 5,5 por ciento de los comerciantes expuso una cuarta u otras razones.
Del relevamiento surge que el 63 por ciento de los comercios vacíos se debe al aumento de costos fijos, esto es alquiler y servicios, y totaliza el 94 por ciento agregando la razón de menos ventas o menores ganancias por venta.
También la Concejalía Popular indagó cómo era el tipo de contrato de alquiler que los comerciantes mantenían con los locadores: “Según el muestreo realizado, la mayoría de los alquileres se realizan con la intermediación de corredores inmobiliarios o intermediarios, siendo una minoría los arrendamientos directos entre propietarios e inquilinos”. Estos últimos casos, marcó la ONG, representaron el 22 por ciento de la muestra, en tanto que los primeros, el 78 por ciento.
El relevamiento separó a ambos casos y, entre los que tenían trato directo, el alto valor de los alquileres surge como principal razón de su salida (37 por ciento), seguido por “problemas” o “conflictos” en el cumplimiento de contrato (26 por ciento). Los “problemas derivados del escalonamiento del contrato” (18 por ciento) y la “intransigencia del propietario” (10 por ciento) explican más de 1 de cada 4 casos, y junto al alto valor del alquiler, totalizan una mayoría del 65 por ciento. “Otros problemas” –que los hay– fue la razón invocada por apenas 9 de cada 100 comerciantes con trato directo.
En tanto, entre los que alquilaban a través de inmobiliarias o administraciones cambia sustancialmente el orden de razones: casi la mitad, el 49 por ciento, atribuye su salida a “problemas derivados de la intransigencia de la inmobiliaria o intermediarios”. El alto valor de los alquileres fue el principal problema para el 23 por ciento, y el “escalonamiento del valor de contrato” para el 11, totalizando entre ambos un 34 por ciento.
Suponiendo –como se infiere– que la intransigencia de los gerenciadores gire precisamente sobre los valores, más de 8 de cada 10 comerciantes se van por cuestiones de costos fijos.
Distinto es el caso de los problemas o conflictos en cuanto al cumplimiento del contrato, que explican 13 de cada 100 bajas de persianas y “otros problemas” con apenas 4: entre los dos apenas llegan a ser motivos para 17 de cada 100 salidas.
