Axel Nahuel V., un joven de 23 años criado en barrio Tablada y con residencia en Villa Gobernador Gálvez, quedó preso este jueves imputado por una saga de tiroteos y un crimen en la vecina localidad, todo en un contexto de violencia derivada de la venta de drogas al menudeo y conflictos interpersonales. Las fiscales Lorena Aronne y Georgina Pairola lo acusaron de dos balaceras contra viviendas, amenazas, daño y homicidio agravado, esta última atribución por el crimen de César Manuel Ruíz Díaz, ocurrido el 11 de octubre pasado en calle Capuchino al 2200, en dicha localidad.
Axel se mantuvo prófugo casi todo octubre hasta que el lunes pasado dos policías del Comando Radioeléctrico lo identificaron en Colón y bulevar Seguí, cerca de su viejo domicilio de Centeno al 100 bis, en Rosario. “Al ver el móvil agachó la cabeza y regresó caminando sobre sus pasos, lo que llamó la atención del personal policial, por lo que se procedió a darle la voz de alto y a su identificación”, dijo una fuente policial. Lo demás fue que le saltó el pedido de captura en el sistema y una estadía de 48 horas en el calabozo de la comisaría 15ª.
En la extensa audiencia que comenzó a media mañana y terminó pasado el mediodía de este jueves, las fiscales desglosaron la evidencia en el marco de cuatro legajos judiciales de hechos ocurridos en la vecina localidad desde el 29 de septiembre pasado.
Las funcionarias del Ministerio Público de la Acusación (MPA) citaron testimonios que le atribuyeron a Axel integrar una banda dedicada a hechos violentos y a la venta de droga al menudeo. Hechos que el acusado negó, aunque la jueza Silvina Castelli dio el visto bueno a la acusación y le dictó la prisión preventiva por el plazo de ley: al menos dos años hasta el juicio oral.
La acusación señaló que, junto a su compañero de andanzas Federico R.D., Axel roció de balas una casa de dos plantas ubicada en Liniers al 2600 –casi pasaje 7, también conocido como Capuchino– el 8 de octubre pasado a las 18. La cercanía de la subcomisaría 26ª no amedrentó a los tiradores, quienes provocaron daños en el revoque y en un Peugeot 206. Esa balacera fue el preludio de las siguientes, ocurridas en un radio de tres cuadras sobre pasaje Capuchino, donde habitan personas que –según la acusación– son familiares del compinche de Axel.
Uno de ellos era un tío de Federico: César «Noni» Ruíz Díaz, de 40 años. De los testimonios se desprendió que tío y sobrino estaban enemistados a raíz de una deuda por la venta de unos muebles.
Pero además, informes y evidencia señalaban a César como integrante de una gavilla conocida como Los Hormiga o Los Boletos, dedicada al narcomenudeo, de acuerdo a la exposición de la Fiscalía.
A las 0.25 del 11 de octubre pasado César Ruíz Díaz, que estaba en la casa de su madre por Capuchino al 2231, tuvo el mal tino de salir a comprar cigarrillos en el momento en el que por esa calle asomaron cuatro personas en dos motos. Para la acusación, dos de ellos eran Federico y Axel, quienes con armas calibres 9 y 22 milímetros asesinaron a la víctima con una decena de disparos.
Una llamada al 911 citada por la Fiscalía puso en evidencia que la zona estaba convulsionada desde antes.
—Te estoy llamando de Villa Gobernador Gálvez, necesito que manden un móvil urgente porque se están agarrando a los tiros.
—Qué calle sería?
—Pje. Capuchino y Liniers. Justo en la esquina. Ya estos días se agarraron, ya tirotearon la esquina.
—Capuchino y Liniers?
—Sí. Capuchino y Liniers.
—Bueno yo ahí le solicite el móvil.
—Dale, por favor, porque tiraron con una itaka, padre. Y se están escuchando que están regresando… o sea, es de la casa de la esquina, donde está el negocio, en la esquina. Porque ellos no dicen nada, pa. No dicen nada. La mina dijo que el otro día había un grupo peleándose en la puerta y es mentira. Es mentira, porque ellos están vendiendo droga ahí en la esquina. Ellos venden droga y por eso está pasando todo esto.
César Ruíz Díaz fue trasladado malherido hasta el Hospital Gamen por un vecino remisero, pero murió desangrado antes de llegar. Los testimonios de allegados señalaron al propio sobrino, Federico, y al “gordito Axel” como dos de los autores. El móvil tal vez sea una deuda. “Mis hermanos, salvo César, son todos legales, no están en esos negocios. Sólo eran César y Federico”, citó la fiscal una declaración incorporada en el expediente.
La saga de plomo no terminó entonces, ya que a los tres días esa misma vivienda, donde había tres mujeres y tres menores, fue tiroteada nuevamente en plena sobremesa nocturna. Otra vez, las víctimas señalaron a Federico y a Axel como los autores, acusó la Fiscalía.
A esas tres imputaciones por abuso de arma, homicidio y portación contra Axel, se le sumó otro episodio, la noche del 29 de septiembre, por amenazas y daños, hecho por el que entonces fue fichado y excarcelado.
La imputación señaló que Axel, con un cortafierros y una maza de voleo, rompió la puerta trasera de una casa en construcción ubicada en pasaje 5 al 3000 con intenciones de ocuparla. Cuando el propietario se enteró y lo encaró, recibió como respuesta: “No me van a sacar de acá ya que no tengo donde vivir y si siguen con esa intención los voy a mandar a matar ya que conozco a muchas personas”.