“Los traficantes que anoche mataron a Serrucho todavía están vendiendo, como si nada. Hace tres meses que abrieron el búnker y esta calle que era tranquila parece la peatonal Córdoba. Andan todo el día enfierrados porque quieren sembrar miedo. Y el Comando (Radioeléctrico) nos dice que no puede hacer nada porque tienen orden de no entrar ahí”. Con ese grado de resignación, una vecina de las postrimerías de barrio Industrial, al oeste de Granadero Baigorria describió ayer el infierno en que se convirtió la vida cotidiana desde la apertura de un expendio de drogas, que la noche del viernes se cobró la primera víctima fatal.
Se trata de Gerardo Santiago Donnie, un muchacho de 27 años que fue atacado en la puerta de su casa, a metros del búnker, por dos soldaditos que sin mediar palabra le propinaron varios culatazos en la cabeza y después lo ejecutaron de un disparo. Su hermano, que estaba sentado junto a él y dos amigos, corrió cuando empezaron a sonar los tiros y lo perdió de vista. Pero minutos después, cansado de buscarlo por las calles aledañas, ingresó a su casa y se topó con una escena angustiante. Las piernas de Gerardo asomaban de abajo de su cama. Murió en un fallido intento de refugiarse de los plomos narcos.
El desembarco de un concurrido búnker de drogas en la zona también conocida como villa Los Tobas era lo último que les faltaba a los vecinos de ese barrio postergado que se compone por hileras de casillas de chapa y cartón, calles de tierra y zanjas, un terraplén que sigue a las vías férreas y descampado para los cuatro costados. Se puede ingresar por una única calle de tierra o por un basural que hay a un costado, y está ubicado a la altura de Eva Perón al 1600, unas 15 cuadras detrás del hospital que lleva el mismo nombre que la calle.
Con la Z de Zorro
El relato de los vecinos de calle Newbery al 1300, la misma cuadra que da ingreso al barrio y donde vivían a pocos metros de distancia la víctima y su hermano, es similar.
En diálogo con El Ciudadano, refirieron que cerca de las 19.30 del viernes, Serrucho estaba sentado en la esquina, junto a dos amigos y su hermano Germán, de 28 años, cuando apareció el Zorro, al que sindican como soldadito del búnker, junto a un cómplice. Fue entonces que sin mediar palabra, el Zorro se aproximó directo a Gerardo y le pegó tres culatazos en la cabeza con un revólver.
“Todos empezaron a correr, en especial Serrucho que fue seguido por el Zorro, que se tropezó y cayó al piso. Desde ahí apuntó con su arma y disparó cuatro o cinco veces”, dijo un vecino que agregó: “Después se paró y se fue caminando como si nada”.
El relato de Germán es más estremecedor aún. Porque después de correr para refugiarse de las balas siguió el recorrido de su hermano, que pensó había doblado en una esquina. Pero luego de buscarlo varios minutos, entró a su casa y vio, debajo de su cama de dos plazas, que asomaban piernas. El cuerpo ya no tenía pulso.
Germán dijo que esa tragedia se hizo más densa aun ya que debió esperar más de cinco horas para que la Policía busque el cuerpo sin vida de su hermano, que yacía en la precaria vivienda donde vive con su esposa y dos hijos pequeños. “El comisario (de la seccional 24ª que tiene jurisdicción en la zona) decía que no tenía crédito en el celular para llamar al forense, se fue a un quiosco a cargarlo, y mi hermano quedó tirado debajo de la cama desde las siete y media de la tarde hasta la una de la mañana”.
Fuentes policiales dijeron que el joven tenía una herida de arma de fuego a la altura de la tetilla que le ingresó por el costal izquierdo. También que presentaba golpes arriba de la nuca.
“¿Cómo puede ser que anoche mataron a un vecino y los transas sigan vendiendo ahora, acá a la vuelta, como si nada? Ese Zorro, hace una semana le disparó a un pibito y lo dejó rengo. A Serrucho ya lo había sacado a tiros de una plaza. Quieren meter miedo para vender tranquilos y la Policía los protege”, dijo una joven con enojo a lo que su compañero agregó: “Están ahora vendiendo todos enfierrados, con las mismas armas que mataron a nuestro vecino. Y lo peor es que se pasean a toda hora exhibiendo las armas y si uno llama al Comando nos dicen que tienen orden de no meterse”.
Uno de los móviles del crimen indica que los narcos “le inventaron causa a Serrucho, decían que se instalaba en la esquina a cobrar peaje (a los clientes). Pero es mentira”, dijo otro aledaño de la zona tras referir que el pibe asesinado no era un santo, pero en el barrio lo querían y no se metía con nadie. La misma persona dijo que la violenta tarde de ante ayer se debe a la llegada de los “traficantes” que en tres meses convirtieron al barrio en un desfiladero de autos, motos y bicicletas a toda hora del día.
El hecho ocurrió en jurisdicción de la seccional 24ª y es investigado por la brigada de Homicidios y el juzgado de Instrucción en turno en feria.