El calvario de Raquel Benavidez, de 82 años, había comenzado un año atrás cuando el violador la acechaba y agredía cada vez que la cruzaba por las calles de la pequeña localidad de Godoy, en el departamento Constitución. A pesar de las presentaciones de sus hijas en la Policía local no hicieron medida alguna para prevenir que el 12 de mayo de 2020 irrumpiera en su casa para violarla y matarla. Tras el crimen, su familia también tuvo que luchar para que el femicida respondiera ante la Justicia debido a que lo habían declarado inimputable. Pasaron tres años y este jueves un tribunal de Villa Constitución lo condenó a prisión perpetua por la violación seguida de muerte de Raquel.
Tenía 82 años, la encontraron muerta y sus hijas creen que la mató un vecino de 76
Raquel había nacido en Juan Bernabé Molina, un pueblo que queda muy cerca de Godoy. Sus padres trabajaban en una estancia de la zona y cuando Raquel era chica se mudaron a Godoy, distante a 70 kilómetros de Rosario. Allí creció, se casó, tuvo dos hijas, enviudó a la edad de 50 años y vivió en la misma casa de Belgrano al 700 donde el 12 de mayo de 2020 fue hallada muerta por su hija menor.
“Mi mamá no vivía sola. Almorzaba todos los días conmigo y dormía en la casa de mi hermana. A la tarde la llevábamos a su casa para que estuviera con sus gatos y se quedaba mirando la novela a la tarde”, recordó Flavia Montes, la hija mayor de la víctima, cuando dialogó con este diario luego de la detención de Horacio Oria.
“Lo de mi mamá fue la crónica de una muerte anunciada”, remarcó para describir que hacía un año que Oria acosaba a su madre y contó que cada vez que la cruzaba, la manoseaba, la pellizcaba, le levantaba la ropa, e incluso había llegado a meterse en su casa para hacerlo.
“Al principio no le presté atención, pero después de hablar con vecinos me enteré que este hombre, que vivía en la otra punta de la ciudad, se paseaba por la cuadra de mi mamá. No tenía nada que hacer en esta zona, pero venía todo el tiempo”, relató Flavia.
“Este es un pueblo chico, nos conocemos todos, los pasos, las formas de vida, las formas de pensar”, relató la hija mayor de Raquel. Al igual que otros pueblos de la provincia, a Godoy, que tiene poco más de 1.400 habitantes, lo divide en dos la traza ferroviaria. “Este hombre vivía del otro lado de las vías, bien en la otra punta del pueblo”, detalló para sumar que ella vivía a cuatro casas de su casa materna, adonde creció.
Era febrero de 2020 cuando los vecinos llamaron a Flavia a su trabajo y le dijeron que habían escuchado a Raquel gritar adentro de su casa. “Cuando llego lo veo saliendo de lo de mi mamá y lo enfrento”, explicó y siguió con que el agresor agachó la cabeza y se fue. Hizo la denuncia en la comisaría local donde dejó asentado que encontró a Raquel muy nerviosa y con la ropa revuelta.
Al mes siguiente, cuando el parte policial llegó al Ministerio Público de la Acusación de Villa Constitución, Flavia fue citada a declarar con horas de anticipación y no pudo presentarse. Le dijeron que volvería a citarla, pero la pandemia llegó con el anuncio presidencial del aislamiento social, preventivo y obligatorio y el consecuente freno en todas las actividades, por lo que la nueva citación nunca llegó.
“El 12 de mayo de 2020 –en la época más rigurosa del aislamiento social y obligatorio por la pandemia de covid-19– mi hermana la llevó a eso de las 16. A las 19, cuando la fue a buscar, la encontró tirada en el piso y me fue a buscar a mí”, recordó Flavia.
Lo primero que hicieron las hermanas fue llamar al médico de cabecera de Raquel, que constató la muerte. La mujer estaba tirada en el suelo, tenía la ropa desaliñada, los puños cerrados, lesiones en su cuerpo y marcas de un golpe cerca de la boca. Fue el médico quien, por el cuadro con el que se encontró, fue a buscar a la Policía local. Poco después se presentó la fiscal Analía Saravalli y el personal de la entonces Policía de Investigaciones (PDI) de Rosario.
“Adentro de la casa de mi mamá encontramos una bolsa que adentro tenía unas facturas a nombre de Oria. En Godoy hay un solo Rapipago, y la dueña dijo que este hombre había ido a pagar más temprano”, recordó la hija de Raquel.
Según dijo a El Ciudadano en esa oportunidad, fueron muchos los vecinos que en los últimos meses había visto a Oria merodear por la casa de Raquel y que declararon en esta causa.
Oria fue detenido casi a la semana del femicidio de Raquel, el sábado 30 de mayo de 2020 en un allanamiento que hicieron los investigadores en su casa de San Martín al 400, de dicha localidad. La fiscal Saravalli lo imputó por el delito de abuso sexual, ya que para ese momento los resultados de la autopsia, aún no habían sido entregados.
Luego se conoció que la mujer había fallecido por un paro cardíaco y el resultado de ADN arrojó que Oria había sido el violador. Los pesquisas tuvieron como hipótesis que el desencadenante fatal fue por el estrés extremo al que había sido sometida en el ataque.
La pesadilla de la familia de Raquel continuó ya que Oria fue declarado inimputable y tras una larga lucha que implicó marchas en medio de la apelación de la Fiscalía, la caratula fue cambiada a “violación seguida de muerte”.
A tres años, Oria, de 79 años, fue sometido a un juicio oral que terminó este miércoles con la condena a prisión perpetua como autor del abuso sexual con acceso carnal seguido de muerte y fue dictada por el tribunal de Villa Constitución, integrado por los jueces Eugenio Romanini, Mariel Minetti y Ariel Cattaneo.
El femicidio de Raquel marcó a los habitantes de Godoy, quienes acompañaron en la luchas de las hijas para conseguir Justicia donde una de las medidas para recordar a la víctima fue el Banco Rojo inaugurado en noviembre de 2021 en la plaza local por el Área de Género y Diversidad de Godoy.
La organización Atravesados por el Femicidio celebró la condena y recordó a Raquel en una publicación en la red social Facebook enviándole un abrazo a la familia. Además, sumó un dato no menor que los voceros judiciales no especificaron: “Horacio Oria por su edad avanzada no cumplirá su pena en un penal, fue internado en un neuropsiquiátrico”.