Kevin Aguirre tenía apenas 16 años cuando lo mataron a balazos. Le tiraron ocho disparos y el que le entró por la espalda le costó la vida luego de discutir con dos muchachos en barrio Ludueña, en febrero de 2017. Días después, uno de los sospechosos, hoy de 22 años, se entregó a la Justicia y esta semana fue condenado a 13 años y ocho meses de prisión por el homicidio del adolescente y otro delito anterior por robo.
La pena fue alcanzada en el marco de un juicio abreviado que este miércoles homologó el juez Hernán Postma en el Centro de Justicia Penal, con el visto bueno de la Fiscalía y la Defensa.
Fuentes judiciales informaron que Alan Daniel Luppi fue condenado a 10 años y 8 meses de prisión por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de guerra. Esa pena se unificó con una condena anterior a tres años de prisión efectiva por robo calificado. Así se alcanzó una pena única a 13 años y 8 meses, con declaración de reincidencia.
El crimen de Aguirre fue investigado por el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Florentino Malaponte. Ocurrió el 9 de febrero de 2017 alrededor de las 22 en barrio Ludueña. Según la pesquisa, Kevin había discutido ese mismo día con Luppi, quien lo acusaba de haberle pegado a su primo, y con otro joven apodado “Huesito”. Pero la bronca no pasó a mayores y se retiró. Un poco más tarde, cuando el adolescente pasó en moto (iba de acompañante en un rodado conducido por su primo) por la esquina de Humberto Primo y Felipe Moré fue atacado a balazos y murió en el lugar.
Pero la violencia siguió. Poco después que los restos del adolescente fueran velados, cuando se trasladaba el cortejo fúnebre, se escucharon varios disparos. Según las denuncias de los familiares del joven asesinado, eran tiros policiales.
Los días posteriores al crimen, voceros del caso informaron que Luppi es yerno de Gustavo A., el primer detenido en la causa durante una serie de allanamientos en los que le secuestraron un arma de fuego. Según la línea investigativa que se siguió, la discusión que el día de su muerte había tenido Kevin con el primo de Luppi estaba vinculada a la venta de drogas en el barrio. Con el correr del tiempo, esa versión quedó desestimada por los dichos de testigos, quienes sí relacionaron a Luppi con la venta de drogas al menudeo y sostuvieron que la balacera contra Kevin se desató porque los atacantes creían que le había querido pegar a su primo. De hecho, poco después del crimen del adolescente los vecinos quemaron un búnker cuya propiedad le atribuían a los tiradores y personas allegadas a ellos.