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Lo condenaron 12 años por manejar la Tornado con la que tiratiros mató a un joven en barrio Tablada

Carlos Armanino fue asesinado el 13 de abril de 2018 en Chacabuco y Presidente Quintana, en un mes signado por la violencia letal. Uno de los dos imputados –el otro está camino a un juicio oral– aceptó su responsabilidad y fue sentenciado. Aún hay desconcierto por el móvil del crimen

Abril de 2018 será recordado como uno de los meses más violentos en la historia de la criminalidad rosarina. La cifra de homicidios sólo ese mes llegó a las 29 víctimas, prácticamente uno por día. Tablada y los complejos de viviendas ubicados al sur de ese barrio fueron uno de los epicentros de esa letalidad, debido a un rebrote en las disputas entre gavillas que se disputaban el territorio sin escatimar plomo.

Una de esas víctimas fue Carlos Fabián Armanino, un joven que tenía 26 años y vivía en Chacabuco y Presidente Quintana, quien fue víctima de cuatro disparos –cráneo, cuello, tórax y brazo derecho– que le costaron la vida la madrugada del 13 de abril. Esa misma jornada, al mediodía, era hallado el cuerpo de Alan “Garrafa” Pedraza, también de barrio Tablada, acribillado de 28 balazos en un camino rural de Ibarlucea luego de ser «chupado» –secuestrado– la noche anterior en inmediaciones del Gigante de Rosario Central.

A diferencia del caso Garrafa, del que no se conocieron progresos, el crimen de Carlitos Armanino mostró avances desde el minuto cero. Para julio de 2018, dos sospechosos ya estaban detenidos e imputados: Facundo Ezequiel Ferrari y Javier Ezequiel López, quienes apenas superaban los 20 años. Varios testigos oculares declararon haber visto al “Javi del Fonavi” como tirador y a “Ezequiel” como quien manejaba la moto Honda Tornado negra esa madrugada.

Ese 13 de abril Carlos y su amigo Brandon estaban en la vereda pasando la noche casi en la esquina de Chacabuco y Presidente Quintana al 100 bis. Por esa intersección pasadas la 1 asomó una moto tipo enduro y el acompañante descargó balazos nueve milímetros que alcanzaron a Carlos en la nuca y la espalda.

Otros impactos llegaron a un viejo Ford Taunus estacionado y a la ventana de una vivienda.

En un giro del destino, Brandon, quien había salido ileso del ataque, recibió un tiro por parte del padre de Carlos que, desencajado, le echó la culpa de la muerte de su hijo y le disparó con un revólver 38 en la pierna cuando el pibe fue a anoticiar de que habían matado a Carlos.

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Ahora, a dos años y ocho meses, tras una prórroga extraordinaria de prisión preventiva, Ferrari aceptó su responsabilidad en un juicio en que se abreviaron los procedimientos, por homicidio agravado y tentativa, a una pena de doce años. El acuerdo, como es de rigor, tuvo la firma del fiscal y del defensor José Guirado, y fue homologado por un tribunal.

De Carlos Armanino, los testimonios incorporados al legajo coincidieron en que “era una persona buena, que no andaba en nada raro, ni tenía antecedentes”.

También los familiares se encargaron de mencionar que el muchacho no tenían relación con su tío, el barra de Rosario Central Norberto “Peligroso” Armanino asesinado en 2011 en Uriburu e Hipócrates, como si un parentesco con una persona ligada al hampa fuera justificativo para ser asesinado.

Ese desconcierto en el móvil del asesinato dura hasta hoy en los familiares de Carlos.

En el legajo, que heredó el fiscal de Homicidios Alejandro Ferlazzo del hoy juez Florentino Malaponte, se exploró la hipótesis de que Ferrari y López –quien será sometido a juicio oral previsto para 2021– se agarraron a los tiros con los hijos de Luciano “Chanchi” Cesar (asesinado en marzo de 2020 en la misma esquina de Presidente Quintana al 100 bis) y Carlitos y Brandon quedaron en medio del fuego cruzado. Sin embargo, esa teoría no prosperó.

“Luego de tanta espera hubo justicia. Ni sé si decirlo así porque a mí nadie me devuelve su vida. Que quede claro que Carlitos era una buena persona y nunca tuvo que ver con nadie ni con nada. Sigo pensando que se equivocaron. Todavía falta, creo que es un poco de alivio para que él descanse en paz y seguimos a la espera del juicio oral con otro de los imputados”, expresó sus expectativas Carolina, hermana de Carlos, en diálogo con este diario.

Los jueces de primera instancia Mariano Aliau, Pablo Pinto y María Melania Carrara, quienes presidieron el tribunal que homologó el acuerdo abreviado, unificaron la sentencia de Ferrari con una condena por robo calificado por un hecho de febrero de 2017, cuyo monto de pena inicial era tres años de cumplimiento efectivo, informaron los voceros judiciales.

El homicidio de Armanino se dio en el marco de un pico de violencia letal durante 2018 que cosechó 7 crímenes en 12 días, todos vinculados con disputas entre bandas de zona sur: los clanes Funes-Ungaro, de Tablada y el Fonavi del Parque del Parque del Mercado, enfrentados con la banda de Alexis Caminos y del fallecido Ariel «Tubi» Segovia, de barrio Municipal y otro sector de Tablada.

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