Un jubilado de 69 años fue condenado en un juicio abreviado a cuatro años de prisión domiciliaria por el homicidio culposo de su hermana de 66 años ocurrido en barrio 7 de Septiembre. La mujer recibió un tiro en el cuello en diciembre de 2015 en la vivienda que compartía con el acusado y murió tras agonizar un mes. La primera versión que aportó el fratricida y la pareja de éste fue que Anabella había sido atacada en la vereda en un intento de robo. El fiscal Rafael Coria no pudo corroborar esa versión y empezó a investigar el entorno familiar. En abril de 2016, Alcides confesó que se le escapó el tiro y quedó detenido hasta este viernes cuando el magistrado Facundo Becerra homologó el acuerdo al que llegó el fiscal Ademar Bianchini y el abogado defensor Francisco Broglia.
Anabella Beatriz Franco tenía 67 años y vivía con su hermano, la pareja de éste y el hijo en una casa de González del Solar al 1300 bis. Pasado el mediodía del 3 de diciembre de 2015, Anabella terminó herida de un disparo en el cuello. Su cuñada llamó al Sies y la versión original fue que la víctima llegó a la casa ensangrentada tras sufrir un robo cuando caminaba a un quiosco de la cuadra. Pero el fiscal Coria dudó de la versión cuando no hubo indicios del asalto: no había testigos, ni manchas de sangre, ni vainas servidas en el supuesto lugar del atraco. Entonces comenzó a hurgar en el entorno familiar.
La acusación
De ello surgió que Alcides, de entonces 66 años, tenía problemas con el alcohol y que solía manipular una pistola calibre 22. Muchos de los testimonios recolectados hicieron referencia a esta situación y a la duda sobre la historia del robo. Incluso una declarante refirió que le había preguntado a la víctima si el autor del disparo era Alcides y Anabella asintió con la cabeza. La mujer falleció un mes más tarde: el 4 de enero de 2016 en el Hospital Eva Perón, de Granadero Baigorria.
Otro testimonio fue el de una hija de Alcides: le contó a parientes que su padre le había pegado un tiro a la tía y un testigo de identidad reservada sostuvo que llegó a la casa, que Anabella estaba herida y la pareja de Alcides, que estaba alcoholizado y en estado de shock, limpiaba la sangre.
Tras esas declaraciones, el fiscal solicitó el allanamiento a la casa familiar y de una pared se extrajo un proyectil que había quedado incrustado durante una manipulación del arma anterior al hecho, según un testigo. También fue allanada la casa de una vecina, donde se secuestró una pistola calibre 22 semiautomática, cuyo calibre coincidía con el proyectil que había impactado en el cuello de Anabella.
Alcides fue detenido el 28 de abril de 2016 y en la audiencia imputativa la juez Raquel Cosgaya lo acusó del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego de su hermana y refirió que su pareja tiene pedido de captura. Alcides hizo uso de la palabra y tras unos segundos de silencio, se desahogó: “Hice mal en haber mentido. Se me escapó el tiro. Tengo un problema en la mano, no sé cómo hice y se me disparó; ella estaba sentada al lado. Me asusté y hasta hoy estoy conmovido. Esa es la verdad, no lo quise hacer, fue accidental”, dijo ese día y agregó que todo pasó cuando limpiaba el arma y que luego la había tirado en un contenedor de basura frente a su casa.
La magistrada ordenó que Alcides quedara detenido en un establecimiento con enfermería debido a sus numerosos problemas de salud.
Acuerdo abreviado
Alcides pasó dos años en la cárcel hasta este viernes cuando el juez de primera instancia Facundo Becerra homologó el acuerdo al que llegó el fiscal Ademar Bianchini y el abogado defensor, Francisco Broglia, el cual dispone cuatro años de prisión domiciliaria para Alcides por el homicidio culposo de su hermana y la tenencia ilegítima de arma de fuego de uso civil. Además, Becerra dispuso una multa de mil pesos para el acusado.