La canción «Happy Birthday» pertenece a todos. Así lo estableció un tribunal de Los Ángeles al aceptar un acuerdo que pone fin a una larga disputa jurídica por los derechos de copyright con el sello Warner/Chappell Music.
«Cántenlo alto, con orgullo y gratis», celebraba en un comunicado el despacho de abogados Donahue Fitzgerald, que representaba a los querellantes. Y es que durante décadas, la discográfica se benefició del cobro de los derechos de autor hasta embolsarse en torno a dos millones de dólares anualmente cada vez que cineastas, restaurantes, etc. hacían uso de la famosa canción.
Un grupo de documentalistas y artistas que pagaron por usar «Happy Birthday» en sus trabajos presentaron en 2013 una querella y el pasado mes de septiembre, un juez falló a su favor. Con el acuerdo avalado el lunes, la discográfica renuncia definitivamente a los derechos de autor y se compromete a pagar unos 14 millones de dólares por las tasas cobradas.
La popular canción fue compuesta en el estado norteamericano de Kentucky en 1893 por la música Mildred Hill y su hermana y educadora infantil Patty. En un principio se titulaba «Good Morning To All» y se utilizaba como una especie de juego que los niños cantaban al entrar en el jardín de infantes.