Sostener la calma, meditar las decisiones, unir las partes, mirar más allá aprendiendo de lo que pasó, hallar el justo balance entre lo sentimental y lo profesional, poder convivir con los errores y disfrutar de los aciertos. Todo eso y mucho más debe afrontar Diego Lo Grippo en su rol de Director Deportivo, función para la que se preparó y que adoptó ya en el final de su exitosa carrera como jugador para extender el buen desempeño en su nuevo oficio.
El rosarino es hoy un muy buen ejemplo a seguir en la tarea que pocas veces sale en la foto pero que en buena parte es determinante para la obtención de los objetivos de una institución. Esa que se convierte en interlocutor y ejecutor de lo que idean los dirigentes y lo que deben construir los entrenadores y jugadores. Amalgamar, administrar egos y recursos. No es sencillo, incluso estando en una institución con potencial y poderío.
Quimsa es el campeón de la Champions League Américas y el monarca de todo lo que se puede lograr a nivel local, pero apenas horas después del título logrado frente a Flamengo en Santiago del Estero, Lo Grippo y su equipo de trabajo ya están pensando en lo que vendrá.
“Es un momento de suma felicidad. Me gusta decir que, aunque no hubiéramos conseguido el título también hubiera sido un éxito para nosotros y lo hubiéramos reconocido como tal. A veces somos un poco exitistas con el tema de los resultados, porque todos los esfuerzos se ven más cuando podés obtener el título, pero haber llegado al Final Four ya era un éxito total para nosotros desde todo punto de vista. Hay que considerar que estamos entre los 3 o 4 presupuestos más bajos de esta Champions y competimos contra potencias que están por encima de la media como los elencos de Brasil”, analizó Lo Grippo, quien llegó en 2019 y ya sumó su segunda Champions con el equipo.
“Me llena de orgullo lo que logró el equipo. A veces con poca plata también se pueden hacer cosas. Lo importante es hacer hincapié en lo humano. Lo que hizo Quimsa es una muestra para cualquier organización. Se logró con un solo extranjero, estando unidos, cada uno ocupó su rol, tiramos todos para el mismo lado, todos buscaron construir, todos aportaron algo, no sólo los jugadores sino toda la organización. Al ser locales hubo que montar todo el espectáculo y todas las áreas pusieron un esfuerzo enorme. Estuvimos a la altura”, resaltó el rosarino, pendiente de elogiar a todos aquellos que dieron lo suyo para no dejar nada librado a la suerte o al destino. O dejar lo menos posible.
“Ni hablar lo del cuerpo técnico. La tarea de Leandro Ramella fue fundamental. Estamos alineados en lo que pensamos y pretendemos, tenemos los mismos valores, coincidimos en la mirada para el básquet. Estos logros son producto de su gestión, en cómo administrar el grupo humano, en cómo transmitir lo que queremos lograr y que cada uno aporte lo suyo para que hoy Quimsa esté donde está”, amplió Diego, quien no se olvidó de Gerardo Montenegro, presidente del club y líder del proyecto: “Desde hace más de 30 años día a día viene trasmitiendo su pasión por Quimsa. Hoy tiene la satisfacción, luego de tanto tiempo y esfuerzo, en ver a Quimsa como el mayor referente del básquet Nacional y latinoamericano”.
La mesura suele ser una de las virtudes de Lo Grippo incluso en el momento de alegría. Tal vez por eso y por su obligatoria mirada en lo que vendrá para planear, ya está pensando en los nuevos desafíos, como el de la Liga o el faro de internacional de Singapur: “Con la obtención del título se nos abre el panorama internacional, con la Copa Intercontinental de Fiba para el mes de septiembre en Singapur, la que nos hace reformularnos y ver ese panorama, generar una estrategia estos meses para llegar de la mejor manera a esa etapa. Como dirigente se generan oportunidades para luego aprovecharlas y para eso hay que planificar. Además, tenemos el cierre de temporada regular y los playoffs de la Liga Nacional, que es otro de los objetivos que tenemos, poder estar entre los cuatro mejores de Argentina”.
La tarea del Director Deportivo involucra varias funciones, pero es muy importante para quien la ejerce saber en dónde hallar sus límites. Para Lo Grippo esto es fundamental: “Tengo muy clara mi función y mi delimitación, y eso es lo más importante del cargo. Por eso estoy tremendamente orgulloso del club, de los jugadores, del cuerpo técnico, de la dirigencia, porque están detrás del telón y otorgan libertades para los que trabajan y así logran lo mejor de todos. No somos un club presidencialista, pero sí buscamos consensuar para que todo el personal pueda desarrollar la mejor tarea”.
“Estoy reconfortado por todo esto y porque logramos una regularidad durante ya cinco temporadas que convirtió a Quimsa en referente del básquet nacional. Es lo que se anhelaba en 2019 cuando comencé a trabajar en el club”, cerró el rosarino.
