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Lo imputan como partícipe de un homicidio en la zona sur

Rubén Carlos Fernández fue asesinado en agosto de 2015, tras defender a su hijo de un grupo de transeros que habitaban barrio Saladillo.

Rubén Carlos Fernández fue asesinado en agosto de 2015, tras defender a su hijo de un grupo de transeros que habitaban barrio Saladillo. A esa conclusión llegó la Fiscalía, en una audiencia imputativa donde sindicó como partícipe del hecho a un hombre de 35 años. Es el segundo imputado en la causa; el primero fue el presunto autor material de los disparos, que firmó un juicio abreviado por el hecho y las partes se encuentran a la espera de su homologación. Por su parte, el sospechoso, que fue apuntado por el fiscal Pablo Pinto de participar en un plan común que terminó en el crimen, donde también se utiliza-ron armas blancas, solicitó la prisión preventiva. Finalmente, el juez Luis María Caterina dispuso la medida cautelar sin plazo y el hombre deberá transitar el proceso tras las rejas.

El 2 de agosto de 2015 era do-mingo y Rubén Carlos Fernández salía rumbo a su trabajo desde su casa de zona sur cuando se encontró con su hijo Román. El muchacho se volvió de la vivienda de un amigo porque el acusado, junto con su hijo y Juan C., alias Correntino, lo habían insultado. El problema con Román y su primo había tenido su punto cúlmine el día anterior, cuando ambos fueron a comprar gaseosas a un quiosco que se encuentra en calle Moliere, donde habita Fabián, como se conoce en el barrio al imputado, y desde el balcón de su casa partieron varios disparos de arma de fuego, uno de los cuales impactó en la pierna de Matías, quien fue hospitalizado.

Al día siguiente y luego del nuevo incidente, Rubén prefirió ir a hablar con Fabián para limar asperezas pero los ánimos no se calmaron. En el lugar, además estaban Axel y el Correntino, había machetes y este último extrajo un arma. Rubén se trenzó con el Correntino a las trompadas y terminó recibiendo dos tiros que le quitaron la vida. Mientras su hijo corrió a la comisaría a pedir ayuda, pero ya era tarde, relató el fiscal y lo acusó como coautor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

El funcionario sostuvo que si bien se determinó que el tirador fue Juan Ezequiel C., quien fue captado en una escucha reconociendo el hecho, actualmente se encuentra detenido y a la espera de una audiencia para homologar un procedimiento abreviado por el hecho. Para Pinto hubo un plan común y actuación conjunta para la comisión del hecho. Afirmó que la autopsia determinó que la víctima además de las heridas mortales que recibió en la cabeza y tórax tenía lesiones defensivas en los dedos de la mano izquierda, producidas con arma blanca, lo que concuerda con los testimonios que hablan de la presencia de machetes en el hecho.

Por su parte, la defensora oficial María Laura Blasich sostuvo que existen elementos para sindicar al otro imputado en el caso, pero de la evidencia no se desprende que su cliente haya provocado la muerte o haya detentado armas blancas. A su vez, sostuvo que existe una escucha donde el otro imputado se hace cargo del crimen y aceptó el hecho en un procedimiento abreviado que falta homologar. Habló sobre la situación personal de su cliente, quien trabaja en un frigorífico, y solicitó la libertad de Edgardo A; subsidiariamente pidió un arresto domiciliario. El juez, sin embargo, sostuvo que los elementos son suficientes y dispuso la prisión preventiva del sospechoso por el plazo de ley.

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