“Lo mataron por un vino. Era lo único que tenía”. Así de sintético fue un investigador para explicar el móvil de un homicidio perpetrado ayer a la madrugada en el extremo sur. Antonio Emilio Gauna fue hallado sin vida alrededor de las nueve pero el fiscal tomó conocimiento pasado el mediodía y no acudió al lugar. La víctima tenía 50 años y un disparo en la garganta. Vivía en una vivienda precaria que amaneció con la puerta de chapa levantada desde afuera y un candando sin abrir, adentro.
El crimen ocurrió en una casilla ubicada en San Martín al 7500, en el extremo sur donde el barrio Las Flores linda con un arroyo.
Pobreza
Allí fue encontrado a las nueve de ayer Gauna, con una herida en la garganta que en principio no se podía determinar si era de bala. Pasado le mediodía, la Fiscalía tomó conocimiento y puso al frente de la pesquisa a la Policía de Investigaciones (PDI). Más tarde informaron que la muerte fue producto de al menos un disparo.
En principio, la puerta de chapa de la casilla levantada del lado de afuera desde abajo, y un candado cerrado del lado de adentro hizo suponer que él o los agresores quisieron entrar contra la voluntad de la víctima y que dispararon desde el exterior. El objetivo, según confió un investigador, era una caja de vino de tres litros, el único valor que poseía Gauna. El tesoro que le costó la vida. “Lo matan por un vino. Era lo único que tenía. Era un indigente que ahorraba toda la semana para llegar al sábado con una cajita de tinto”, agregó.
La Fiscalía de Homicidios informó que no hallaron testigos presenciales pero que se tomaron testimonios sobre el sonido de una detonación alrededor de la una de la madrugada. Como no hallaron vainas en la escena del crimen presumieron que el arma utilizada fue un revólver. El crimen ocurrió en jurisdicción de la subcomisaría 20ª y es investigado por el fiscal Pablo Pinto.