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Lo mataron a balazos cuando salió a pasear a su perro en la madrugada

Tenía 52 años y antecedentes por hechos menores. En el barrio era respetado y según sus amigos no tenía broncas que pudiesen desencadenar un ataque violento. "Se cruzó con un pesado o lo quisieron robar", dijeron sin poder asimilar el asesinato

Lo último que hizo en la vida Pichi Insaurralde fue sacar a pasear a su perro rottweiler durante la madrugada. Acaso una bronca previa o la mala fortuna hizo que se cruzara con su verdugo en la puerta de la casa que habitaba, en barrio Triángulo. Fue casi una ejecución sumaria tras un intercambio de palabras. Se escucharon cinco disparos, y al menos tres balazos impactaron en él. Cuando el reloj marcó las cuatro de la mañana, el cuerpo se había apagado. Tenía 52 años.

Antes de las cuatro los vecinos de Camilo Aldao al 3000 escucharon a dos personas discutir y “4 o 5 disparos” que quebraron el silencio de la madrugada. Según reconstruyó la Policía, Insaurralde recibió los tiros frente a su casa –así quedó patente tras la demarcación de los casquillos– y, malherido, entró a la propiedad, donde había un amigo de visita. Una ambulancia del Sies acudió al lugar, pero los médicos no pudieron hacer mucho: Pichi Insaurralde murió a los pocos minutos tras agonizar en la cocina.

Como primera medida además de los peritajes de la escena, fue demorado Néstor G., de 39 años, amigo de la víctima; el fiscal de Homicidios en turno, Adrián Spelta, ordenó que se le realizara un dermotest para descartar su participación en el hecho. Y tras las entrevistas de rigor, el hombre recuperó la libertad. “De los primeros indicios recabados surgió que no tuvo intervención”, señaló una fuente judicial.

“Él no tenía problemas con nadie, era un tipazo. Tomaba, sí, pero era respetuoso. No podemos creer cómo terminó así. Deudas no le conocíamos, tampoco andaba metido en la pesada. Lo único que puedo arriesgar es que justo se cruzó con un pesado, quizá intercambió palabras porque era medio contestador, y le dieron tres tiros en el pecho. Una locura”. Así buscó poner en palabras el dolor y la perplejidad  un amigo de Pichi Insaurralde, que junto a otras dos personas montaba guardia, durante el mediodía, frente a la casa del fallecido, a la altura del 3079. Primero mostraron una respetuosa reticencia, pero luego decidieron hablar “para que no salga cualquier cosa en los medios”.

Soltero, hospitalario y buen amigo. Así describieron a Agustín Orlando Insaurralde quienes recibieron a El Ciudadano en barrio Triángulo. La información brindada por el Ministerio de Seguridad indica que la víctima tenía anotaciones penales por conducir un auto con pedido de captura con fecha de junio de 2016; una causa por amenazas de julio de 2018 y otra por “estafa” de diciembre pasado. Sin embargo no explicitó si esos procesos judiciales se convirtieron en condena, o bien no prosperaron.

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