Empatar en la ciudad de Córdoba contra Belgrano no es un mal resultado, al menos desde la teoría. Tan real y concreto como que Newell’s jugó dos partidos en uno.
Defensivamente óptimo, muy firme Heinze, Ortiz aunque desprolijo no regaló ninguna, Guzmán sigue sin fallas.
El resto no desentonó. En la creación, estuvo el fracaso. Su peor partido. Una sola jugada de gol, y fue un cabezazo de Maximiliano Rodríguez que sacó el arquero Olave, como pudo sacarla cualquier otro arquero profesional. Nada para destacar.
La presión de Belgrano sobre la salida de Newell’s fue el primer problema que no tuvo solución. Así el primer mandamiento del Tata no se cumplió. Newell’s se vio obligado a salir con pelotazos, y al dividir contó con poco control del juego.
En la carrera de los desatinos, Bernardi estuvo más impreciso con la pelota que en otros partidos, Villalba parecido. Figueroa, como siempre, da la impresión que juega porque no hay otro. ¿Qué hace Sperduti de nueve? A preguntarle a Martino, es muy difícil de responder.
¿Y Maxi Rodríguez? Puede que no esté bien en lo físico, puede que no se adapte a las brusquedades del fútbol argentino, puede que le cueste entender que acá no hay ninguno como Gerrard. Puede que le falte tiempo. Puede que termine rompiéndola, la pregunta es: ¿cuánto tiempo le llevará ser lo que todos esperan de él? Un futbolista que vino joven para hacer la diferencia.
Cuatro partidos, cero gol en contra. El equipo es sólido, el resto debiera ser cuestión de tiempo.