El sábado pasado un hombre estaba juntando ramas en la zona de islas frente a Rosario para hacer un asado con amigos cuando el festín se vio frustrado por la aparición y mordedura de una yarará. La víbora lo picó en una pierna, pero enseguida lsa personas que estaban con él lo cruzaron por el Paraná hasta la ciudad para atenderlo.
Lo trasladaron hasta el Hospital Provincial. Allí le administraron la dosis correspondiente de suero antiofídico y el hombre quedó internado pero estable. “Llegó con sangrado en la herida, en la boca, varios hematomas y muy dolorido. Propio de los efectos de la mordedura de estas serpientes”, explicó Silvia Martínez, toxicológa del centro de salud público. La médica agregó que también le hicieron un tratamiento para el dolor.
La noticia se conoció y viralizó por un audio a través de WhatsApp que el hermano envió a un grupo de amigos.
“Mi hermano Dante fue a la isla con los amigos y juntando ramas para hacer el asado lo mordió en la isla una yarará. El hospital Provincial es el único de Rosario que tiene el antídoto, recuerden que solo tienen 7 horas porque si no es mortal”, se escucha. Martínez explicó que si bien el hospital de calle Alem al 1400 es un referente a nivel provincial en el tema, hay centros municipales que cuentan con el antídoto. “Si hubiese ido al Heca –hospital de emergencias–, también lo hubieran atendido con el suero antiofídico”.
La médica recordó que el plazo para atender este tipo de picaduras no debe superar las 6 horas. Aclaró que la administración de corticoides o antialérgicos como automedicación no sirve.
Cómo actuar ante la mordida de una víbora:
– No intentar cazar o capturar al animal
– Retirar toda prenda o adorno de la zona afectada que pueda impedir la distensión del edema
– Permanecer en reposo y tomar abundante agua
– Las maniobras tales como laceraciones, succión del veneno o torniquetes son perjudiciales y se encuentran contraindicadas
– Trasladar inmediatamente a la persona al centro asistencial más cercano
Una vecina de la región
La yarará común (Bothrops alternatus) es una especie de serpiente venenosa de la subfamilia Crotalinae, endémica de Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina.
Su nombre proviene de la palabra guaraní jarara, que significa víbora muy ponzoñosa. Es conocida también como yarará grande, víbora de la cruz y viborón. En Uruguay le dicen crucera, y mbói-cuatiá en Paraguay. Los brasileños la nombran boicotiara y cruzeira.
En la Argentina se la encuentra en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Misiones, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy y San Juan.
No es una serpiente agresiva. Ataca sólo si se siente amenazada, si es molestada o si se tropieza con ella accidentalmente.