Mientras se escuchaban las primeras quejas por el frío que invadió a Rosario esta semana, unos 40 adultos mayores se abrigaron bien y se fueron al Concejo Municipal para realizar el primer encuentro de Concejales por un Día dedicado exclusivamente a ellos. Si bien integran uno de los grupos menos escuchados de la sociedad, se mostraron fuertes y decididos a mejorar la calidad de vida de sus barrios. El concejal Diego Giuliano, promotor de la actividad, fue certero para analizar la situación: “Llegaron con sus proyectos porque están sorprendidos por cómo ha cambiado y se ha deteriorado el tejido social. Cómo ven con dolor sobre todo las situaciones de inseguridad, cómo se incorporan los jóvenes al delito y demás temáticas que afectan a todo el barrio, pero en especial a sus nietos. Y todos sabemos lo que un abuelo puede llegar a hacer por su nieto”.
A lo largo de la jornada se expusieron proyectos sobre la inseguridad, la instalación de rampas, el control vehicular en las cercanías o ingresos de los hospitales y la reparación de veredas.
Ante la aceptación de la gran mayoría de los proyectos, de manera unánime, Giuliano anticipó que estos temas serán tratados en el recinto durante las reuniones formales del cuerpo legislativo. Además, prometió que en unos 15 días se repetirá la convocatoria.
El edil justicialista dijo con orgullo que la del último miércoles fue una “experiencia inédita” en el país. “Cuando uno recorre el barrio, el primero que se acerca es el adulto mayor, que es el que sabe, el que conoce bien la historia de esa zona. Por eso la idea de esta jornada, para que los proyectos presentados por ellos tengan luego tratamiento obligatorio en el recinto”, apuntó.
Entre el ocio y la salud
Algunas de las propuestas que elevaron los abuelos en el recinto tienen que ver con la mejora de espacios comunes en sus barrios, como plazas, parques y rampas en las esquinas. Por otra parte, muchos también apelaron a concientizar sobre educación vial y a un mayor control de tránsito en los accesos a los hospitales, como por ejemplo en el policlínico Pami II.
Oscar, de la vecinal del barrio La Sexta, mencionó que el policlínico de Arroyito “está aislado de la misma calle; no se puede llegar en taxi porque la entrada está tapada por los vehículos que estacionan en el ingreso, es necesario que haya un control para que podamos ingresar libremente. Si no, los que no pueden caminar bien tienen que bajarse del vehículo a más de una cuadra de distancia”, describió.
Por otra parte, Marcelo, de La Tablada, reclamó que devuelvan una línea de colectivo que una al barrio con la zona de hospitales.
“Nuestra zona va desde Uriburu hasta Necochea, y de Uriburu y Ayolas hasta 27 de Febrero. Desde hace dos años nos quitaron de un día para el otro la línea 147 que nos comunicaba a la zona de los hospitales Español, Italiano y el de Niños, Víctor J. Vilela. Nos quedamos incomunicados y, a pesar de los reclamos, no tuvimos éxito. Además tenemos una villa muy grande, muy cerca, donde hay muchos chiquitos y ellos están aún más aislados que nosotros. Imaginarás que les resulta imposible tomarse un taxi hasta el hospital, que no cuesta menos de 50 pesos”, subrayó.
Por su parte, Nelly, del Centro de Jubilados Cruce Alberdi, declaró que la plaza del barrio necesita “urgente un cambio de arena, porque los chiquitos ya no pueden ir ahí a jugar, es un foco de infección terrible y los bancos están todos rotos. Así que nosotros, los abuelos, no podemos sentarnos para acompañarlos”.
La mujer también pidió que se programe “aunque sea una jornada de juegos por mes para los chicos del barrio. Es fundamental tener a los chicos divirtiéndose en familia, en su barrio. Si de chiquitos aprenden a valorizar y disfrutar el lugar en el que viven, los valores van a quedar mejor grabados”.
Al mismo tiempo, esta abuela demostró que los años no son un impedimento para estar activos. “He trabajado en el Cenahi (Centro de Apoyo Integral Hemato-oncológico), en Abuelas Sustitutas, hice de todo y sé que si no me veo joven por fuera no voy a poder estar en actividad, además tengo a mi familia que me apoya. Si te quedás todo el día en tu casa es difícil que hagas algo productivo por tu vida y la de los tuyos”, concluyó a modo de mensaje para el resto de sus pares.
Veredas rotas e inseguridad, las preocupaciones
Se sabe que gran parte de las quejas diarias de muchos ciudadanos tiene que ver con el mal estado de las veredas y calles, casi en paralelo con la falta de seguridad en los barrios. Es así como los proyectos presentados en el Concejo por los adultos mayores no desentonaron con ese cuadro. Además del pedido de seguridad, los abuelos afirmaron que la falta de iluminación en algunos sectores y las veredas rotas suelen ser “una trampa hacia la inseguridad”. La primera en mencionar la inquietud durante la sesión fue la representante del Centro Ludueña Norte, Teresa: “Vamos con los carritos o los bastones, caminamos lento y las calles están todas rotas, eso hace mucho más fácil que los malvivientes nos saquen todo, que ya no tienen horarios, roban en cualquier momento del día”. En la misma sintonía, María Emilia, del centro, criticó el desempeño de las empresas que “arreglan las veredas, y al mes tenemos que lamentar y padecer nuevos pozos. Esto es un gasto doble para la Municipalidad porque vienen los responsables, hacen las cosas mal y nosotros, los adultos, las embarazadas y todos los que transitamos por el centro, corremos el riesgo de caernos o lastimarnos. Porque no se trata de alguna baldosa que falta, son pozos, y cada vez son peores los arreglos”.