Juan Monteverde quiere cambiar el paradigma del poder en Rosario. Su propuesta incluye una participación más activa del ciudadano, en el marco de una descentralización de la Intendencia y un plan estratégido para la ciudad, al que planea convocar a todos los sectores de la sociedad, «en pie de igualdad». En este virtual balotaje con el que se dirime la Intendencia de Rosario, le imputa a Javkin vivir del Estado desde hace más de 20 años y representar la lógica de la «vieja política». Monteverde no se siente cómodo con ninguna identificación y propone representar la pluralidad y la heterogeneidad de la sociedad. Entre otras de sus propuestas más importantes figura la creación de una empresa de desarrollo urbano, una estructura público-privada que llevaría adelante obras que van desde la urbanización de barrios populares hasta la construcción de un estadio para espectáculos deportivos y culturales, con apoyo del sector privado. “Ir a las urnas para ganar y no para conservar este presente es un privilegio que no podemos desaprovechar”, lanza el creador de Ciudad Futura a horas de una votación histórica.
—Si tuvieras que escribir una tarjeta de presentación que te defina, en una o dos líneas, ¿qué pondrías?
—Un empecinado en cambiar el mundo, empezando por lo próximo que es nuestra ciudad.
—¿Por qué?
—Porque nos merecemos vivir de otra forma. Y la mayoría de la gente quiere vivir de otra forma, el tema es que la política nunca le pudo hasta ahora ofrecer una alternativa en Rosario, y ahora lo estamos haciendo.
—En una entrevista de hace un tiempo atrás dijiste “yo no quiero ser intendente, quiero hacer una revolución”. Estás cerca de la posibilidad de ser intendente, ¿en qué consiste esa revolución?
—Creo que estamos a muy poquitos días de que empiece una nueva era en la ciudad, que básicamente tiene que ver con un cambio rotundo en la forma de hacer política. Creo que se acabó el tiempo de los falsos enfrentamientos, de las divisiones, y llega el tiempo de volver a encontrarnos para un nuevo comienzo. Y creo que lo que nace hoy en Rosario también puede iluminar una esperanza distinta en Argentina.
—¿Cuál es tu idea de funcionamiento del Estado? ¿Más o menos presencia?
—Yo estoy convencido de que la discusión no es más Estado o menos Estado, sino un Estado diferente, que lo que básicamente lo que tiene que hacer un buen gobierno es darle poder, recursos, voz y decisión a aquellos sectores de la sociedad que hoy están haciendo y mucho. Desde los clubes de barrio y las vecinales, hasta el sector privado que emprende. Hoy, como nunca, la sociedad tiene más claro hacia dónde ir qué la política. Por eso me parece que es el momento de agudizar la escucha y de generar nuevos instrumentos políticos, como el que generamos, donde nos juntamos distintos partidos, traspasamos las fronteras partidarias, pusimos lo que importa en el centro, algo inédito en términos políticos, un nuevo espacio político de Rosario y para Rosario. Cuando ganemos las elecciones, lo que tenemos que hacer es mantener el mismo nivel de innovación de la construcción del espacio político para gobernar. Tenemos que generar nuevos instrumentos, ágiles, que no sean burocráticos, que sean muchos más dinámicos para poder operar en la realidad. Yo lo que quiero hacer es devolverle el poder que la gente me va a dar con su voto, devolverle el poder al pueblo para recuperar lo más humano, lo más cercano, lo más profundo de la democracia, que es el gobierno del pueblo y para el pueblo.
—¿Cuáles son esos instrumentos?
—Hay dos muy concretos que tienen que ver con cómo le vamos a dar pelea a la violencia, al narcotráfico y a las mafias en la ciudad, dos instrumentos que creamos nosotros, que ya creamos: la Agencia Antilavado, para ir por la ruta del dinero narco, siempre nos decían que eso era imposible, que el municipio no tenís esa potestad, nos llevó diez años convencer a todas las fuerzas políticas de que era posible y hoy eso es una realidad que el intendente no ejecuta como debiera. Va a ser una herramienta central de nuestro gobierno. Y la otra es la empresa de desarrollo urbano, una empresa pública pública, pero que opera con la agilidad, la flexibilidad y el dinamismo del sector privado. Nos va a permitir desde urbanizar los barrios populares para recomponer el tejido social, llevar agua donde hoy no hay agua, y por otro lado nos va a permitir construir edificios junto con el sector privado en el centro de la ciudad, para aquellos que alquilar se le hace cada vez más difícil porque el sueño de la casa propia queda cada vez más lejos. Dos cosas que tiene el intendente herramientas para intervenir en la vida de los ciudadanos y hoy no lo hace porque no tiene instrumentos. Bueno, la empresa de desarrollo urbano es un ejemplo. No es una mega estructura estatal. Es un equipo pequeño de personas, que detecta oportunidades de desarrollo, arma un equipo específico, diseña, materializa, ejecuta el proyecto, después se desarma el equipo y vamos hacia otro desafío. Ese es el Estado cercano, eficiente, democrático, que yo quiero para la Rosario del futuro.
—¿Proyectos de qué tipo?
—Desde urbanizar barrios populares, como te decía antes, hasta construir viviendas para sectores medios, hasta uno de los proyectos que para mí va a ser un emblema de mi gestión en términos de buscarle viabilidad a las ideas, que es la posibilidad de que Rosario tenga un Rosario Arena. Hace mucho tiempo que la ciudad necesita un lugar para espectáculos deportivos y culturales que tenga una escala intermedia entre un teatro y un estadio de fútbol y nunca se pudo construir. Seguramente muchos me dirán que hay otras prioridades antes que construir éso. Puede ser. Ahora, para mí es fundamental en una estrategia de seguridad que la ciudad tenga más movimiento, más cultura, más desarrollo, más turismo. ¿Cómo resolvemos esa disyuntiva entre lo que queremos y lo que podemos. Busquemos un modo alternativo. Si hoy no tenemos la plata del Estado municipal para invertir en eso y la prioridad, por ejemplo, es llevar agua potable, bueno, llevemos adelante este mecanismo, como existe en otras parte del mundo: que el municipio ponga un terreno y conseguir un esponsor para la construcción, como se hace en todas las ciudades del mundo. Y que lo gestionen durante un tiempo en forma mixta y que después esa infraestructura le quede al Estado. Eso es posible, factible, realizable. Hay que hacer dos cosas: tener imaginación política, getionar y trabajar mucho y animarse a hacer las cosas de otra manera.
—Solés decir que este modelo económico no le da sentido a la vida. ¿Qué se puede hacer desde la política?
—Hay un dato que es contundente en términos de cómo esta sociedad que se está construyendo genera mucho dolor y nadie se hace cargo de ese dolor que genera. Nosotros en Rosario tenemos un muerto por día en manos de la violencia criminal, del narcotráfico. Y ese muerto por día está todos los días en las tapas de los diarios, discutimos todos, la política habla, nunca lo resuelve, pero está presente. Bueno, eso es un sistema violento, que excluye y que mata. Ahora, al mismo tiempo tenemos en Rosario un muerto por día por suicidio. Hay una persona por día en Rosario que decide quitarse la vida, porque claramente no le encuentra sentido a levantarse todos los días para encarar la realidad. ¿Por qué sucede eso? Yo creo que eso sucede porque estamos construyendo un mundo que nos pone cada vez estándares de éxito, de felicidad, de belleza, cada vez más altos, y cada vez nos da menos medios para conseguirlos. Y esa distancia entre esos mandatos, esos estándares y los medios, lo único que generan es frustración, lo único que generan es angustia, lo único que generan es depresión. Por eso cada vez más gente necesita consumir algún tipo de sustancia para enfrentar la realidad. ¿Por qué tenemos estos problemas de narcotráfico? Bueno, porque evidentemente mucha gente necesita eso. Entonces, cuando resolvemos los problemas del día a día tenemos que ser capaces de apostar a construir una sociedad mejor y darle sentido a esas vidas en esas soluciones que proponemos. Puede sonar muy profundo, ahora que un intendente te ayude a tener tu casa es un claro aporte a construir un proyecto de vida diferente. Que en un barrio popular, donde hoy lo que te da prestigio es tener un arma en la cintura, bueno, que lo que te de prestigio es formar parte de un equipo de fútbol y salir campeón. Esos son los horizontes que nosotros nos tenemos que poner como sociedad, porque si no la política se reduce a administrar la desigualdad y la escasez. Y yo me cansé de los gobiernos que lo único que hacen es administrar la escasez y la desigualdad. Lo que tenemos que recuperar es esa faz más humana de la política, más profunda, y que a su vez se anime a soñar el mundo que queremos y poder a materializarlo ahora.
—¿Cuál es tu balance del debate que tuviste con el intendente?
—Yo creo que el intendente no esperaba tenerme ahí como adversario. Esperaba tener a otro, y por eso no sabe cómo enfrentarme. Y por eso necesita traer una grieta que es ajena a esta ciudad, que es ajena a esa discusión, y por eso durante muchas partes del debate parecía que Javkin le hablaba a otro y yo opté por no entrar en esa lógica de la vieja política y mantenerme firme en hablarle a la gente sobre el proyecto de futuro. Lo que yo vengo a ofrecer es futuro y lo que está ofreciendo Javkin es volver a la grieta del pasado, que ya demostró que no puede resolver los problemas. Creo que la gente se hartó de esa lógica y en Rosario tenemos la posibilidad de construir una cosa diferente, y me parece que hoy más que nunca queda claro que no hay nada más perdido que un político a punto de perder sus privilegios. Son muchos años de un mismo color político, son muchos años de una misma forma de hacer las cosas, y de repente, quizás en un momento no esperado de la coyuntura nacional, aparece en Rosario una cosa nueva, plural, diversa, que ve en la pluralidad y en la diversidad un valor y no un disvalor. Para mí construir instrumentos políticos plurales y diversos, donde no estemos de acuerdo en todo y no seamos todos iguales, expresa mejor que nada a la sociedad. Si en la sociedad no somos todos iguales, si en la sociedad no hay un único color político, si en la sociedad no hay una única sensibilidad, ¿por qué la política tiene que ser uniforme?, ¿por qué tenemos que estar todos pintados del mismo color? ¿por qué tenemos que estar todos bajo el mismo partido? Yo quiero todo lo contrario, quiero que la política exprese a su pueblo. Si el pueblo es plural, si el pueblo es diverso, si el pueblo en muchas cosas está en desacuerdo, pero en algunas cosas claramente sabe para dónde va, bueno, animémonos a habitar esa multiplicidad. Yo creo que hoy “Rosario sin miedo” expresa mejor que nada a la sociedad rosarina, pero también encarna un sentimiento de esperanza, creo de toda la Argentina, que necesita una cosa distinta, que se cansó, que tenemos una democracia que cumple 40 años y tenemos al 40% de los argentinos bajo la línea de pobreza, tenemos una democracia que cumple 40 años y tenemos 140% de inflación, tenemos una democracia que cumple 40 años y vivimos en una ciudad que cuadriplica la tasa de homicidios con respecto a la Nación, bueno, claramente hay una forma de hacer las cosas que ya dio todo lo que tenía para ofrecer, y creo que el intendente es un ejemplo de eso, de una forma de hacer política que aportó lo que aportó, que pudo lo que pudo, pero creo que llegó el momento de una nueva generación que se anima a mirar esas deudas de la democracia a la cara y que le dice a su pueblo que no nos conformemos con este presente, que podemos conseguir lo mejor que viene para el futuro, y que estamos dispuestos a hacernos cargo. Por eso, en Rosario tenemos una gran ventaja en este contexto, que es ir a votar no con el miedo de lo que podemos llegar a perder, sino con la alegría y la ilusión de lo que podemos llegar a ganar. Ir a las urnas para ganar y no para conservar este presente, para mí es un privilegio que no podemos desaprovechar.
—Claramente vos identificás a Javkin con la política tradicional y además invitás a los votantes a transitar un cambio. ¿Cuáles serían esos cambios de raíz que proponés en tu modelo?
—Lo que va a cambiar fundamentalmente es la forma de gobierno, nosotros decimos que vamos a hacer un gobierno de abajo hacia arriba, vamos a cambiar el concepto de poder, que las decisiones no las va a tomar un político en una oficina sino que la va a tomar la gente desde abajo, va a ser un gobierno participativo, yo propuse y voy a llevar adelante una descentralización política, donde el despacho del intendente no va a estar más en el Palacio de los Leones, sino que voy a estar trabajando todos los días de mi gestión en los distritos municipales, eso es un cambio de lógica de poder, de abajo hacia arriba, porque la gente cuando dice que se hartó de la política tradicional se hartó de eso. Yo lo que digo es que en mi gobierno el vecino manda y el intendente obedece.
—¿Cómo se ejerce ese derecho?
—La idea es que cada uno de esos distritos municipales, que hoy están como cáscaras vacías y es un lugar para pagar impuestos, sea un lugar para llenarlo de vida, para llenarlo de participación, para llenarlo de la voz de todos aquellos que hoy no se sienten escuchados. Lo que vamos a hacer es concretamente generar mecanismos de traspaso de poder del Estado a la comunidad, porque insisto que hoy la sociedad sabe y tiene más claro a dónde ir que la política. Cada uno de esos distritos va a ser una intendencia de cercanía. Va a haber seis intendencias en la ciudad cuando hoy hay una. Lo que necesitamos es llegar dónde hoy no se está llegando. Entonces, va a ser un gobierno de abajo hacia arriba y de la periferia al centro. ¿Qué quiere decir? Que se invierten las prioridades. Vamos a terminar con el abandono de los barrios de la ciudad, que es mucho más que sus bulevares. Se acabó el tiempo donde toda la inversión está en el mismo lugar. La inversión va a empezar de afuera hacia adentro. Entonces, cuando yo digo que tenemos que construir una Rosario sin Miedo es volver a ocupar las calles, que la ciudad esté llena de vida, que la ciudad esté llena de cultura, como en algún momento estuvo, recuperar la noche como un espacio para habitar, que no nos dé miedo salir a la calle, eso se hace con una cantidad de políticas integrales, que la presentamos hace muy poco, con 80 políticas públicas, productivas, culturales, urbanísticas, de transporte, tenemos que hacer un giro de 180 grados en el transporte de la ciudad. El otro día decía que una ciudad sin transporte es lo mismo que un país sin moneda. Es imposible clarificar, vivir y desarrollar una ciudad si vos no tenés un sistema de transporte y queda librado a lo que cada uno pueda hacer en forma privada. La ciudad que yo me imagino es una ciudad donde no importa dónde te haya tocado la suerte nacer, si a una cuadra del Monumento a la Bandera o en el último barrio de la periferia, vos tengas las mismas oportunidades para desarrollar tu proyecto de vida. Ahí, cerca, tiene que estar el gobierno municipal para apoyar el proyecto de vida que elijas, si querés ser artista, si querés ser empresario, lo que quieras hacer, el Estado municipal tiene que estar cerca para ayudarte a concretar ese proyecto de vida.
—Ese mecanismo diferente de relación entre el ciudadano y el intendente, ¿se va a definir en cada distrito?
—Lo que nosotros tenemos es una serie de propuestas que están en el plan de gobierno y que son la síntesis de toda la experiencia acumulada que nosotros venimos teniendo por afuera y por adentro del Estado. Ahí hay un valor extra, en términos de experiencia política, que nosotros enfrentamos a una generación política, que representa el intendente, que toda su vida vivió adentro del Estado. Javkin en el 2001, en el “que se vayan todos” ya era concejal, nunca se fue, siguió hasta ahora, fue diputado provincial, diputado nacional, secretario de Fein, volvió a ser concejal, intendente y ahora quiere volver a ser intendente de vuelta. Hay una lógica de sólo pensar el mundo desde la estatalidad. Nosotros, sin ser siquiera concejales fundamos dos escuelas, cuando escucho al intendente decir “tuve inflación”, “tuve la pandemia, tuve lo otro”, como si la adversidad fuera solamente para él. ¿Sabés lo que es construir dos escuelas de la nada en los dos barrios más peligrosos en términos de las estadísticas oficiales? Fundamos dos escuelas para que la comunidad habite en Nuevo Alberdi y Tablada. Y que sin ningún recurso del Estado logremos que todos los días de las 6 de la tarde a las 9 de la noche se llene de pibes que quieren torcer ese rumbo que parece que nacieron en un barrio violento y van a morir en ese barrio violento. ¿Sabés lo difícil que es armar ese tipo de proyectos? Ahí hay una forma de hacer las cosas, que con muy poquitos recursos podemos hacer un montón de cosas, logramos que todo el poder del Estado y los recursos que hoy no tienen conducción, ponerlos en esa lógica de construcción que traemos, los resultados pueden llegar antes de lo previsto. Entonces, esas 80 propuestas son la síntesis de toda esa experiencia, por fuera del Estado, en gestión público-privada, asociativa y cooperativa, y en nuestra experiencia institucional. Esa es una hoja de ruta y se completa con el desarrollo del nuevo plan estratégico de la ciudad, que vamos a convocar a toda la ciudadanía en los primeros meses del año que viene para que en pie de igualdad, empresarios y trabajadores, científicos y religiosos, clubes de barrio, vecinales, todos los que hoy hacen la ciudad, nos sentemos en pie de igualdad y nos pongamos de acuerdo hacia dónde ir. Sin un plan es imposible desarrollar ningún proyecto. Atrás de cualquier idea o materialización que hoy veamos como exitosa hubo una planificación. Yo hace diez años me propuse crear un partido político para que genere una alternativa para la ciudad de Rosario, y acá estamos. Esa idea de planificar, de poner un rumbo y de poner proyectos concretos para lograrlo creo que es la clave de Rosario. Y ahí vamos a definir cuáles son los mecanismos específicos. Rosario tiene una tradición de participación, por ejemplo el presupuesto participativo. Bueno, ¿volvemos a ese esquema o tomamos esquemas diferentes? Bueno, esas son las decisiones que vamos a tomar juntos con los vecinos que participaron de esas experiencias. La decisión política, contundente, clara, es descentralizar el poder en la ciudad de Rosario. Y hacerlo a través de espacios que se pueden llenar de vida, que se pueden llenar de participación, que se pueden llenar de política, que son los distritos. Después definiremos juntos con los vecinos cuáles son los mecanismos específicos para materializar esa decisión. La decisión está tomada y así vamos a gobernar. Estoy convencido de que si no construimos un poder distinto más temprano que tarde vamos a terminar gobernando de la misma manera que se gobernó siempre. Yo no milité todos estos años de mi vida, no creé un nuevo partido, no me junté con otros para gobernar de la misma manera. Yo lo que quiero mostrar es que desde una Intendencia podemos empezar a cambiar el mundo.
—¿El ciudadano rosarino tiene que interpretar de lo que decís que va a tener voz en el gobierno de la ciudad?
—El grito desesperado de la sociedad es que la política la defienda y que la política la escuche. Cuando yo veo lo que intentaba hacer el intendente en el debate, que era poner etiquetas, y la gente tiró por la borda cualquier etiqueta en las últimas elecciones. Lo que tiene que terminar de entender la política es que las etiquetas que usa ya no funcionan más. Yo no vengo a representar ni a la izquierda ni a la derecha, ni al peronismo ni al antiperonismo, lo que venimos a expresar es el cansancio de una sociedad que básicamentesiente que todos los días se levanta a trabajar y ve que el fruto de su esfuerzo no tiene resultado. Que se levanta todos los días y nadie escucha su padecimiento cotidiano. Esa es la voz que nosotros queremos expresar en estas elecciones para mostrar que si nos ponemos de acuerdo, si nos dejamos de pelear por pavadas para dar las verdaderas peleas importantes, los resultados pueden aparecer. En este escuchar, en este unirnos, lo que tenemos que hacer es que no nos dividan de afuera. En Rosario la única grieta que tenemos, por la crisis de violencia que tenemos, es la de las mafias por un lado y la gente honesta y trabajadora por el otro. Todos aquellos que intenten meter otro tipo de división están siendo funcionales a esa mafia que todos los días se lleva la vida de nuestros pibes y nos complica la vida cada vez más. Por eso, yo creo que llegó el tiempo de unirnos, llegó el tiempo de dejar de pelearnos por temas menores, y llegó el tiempo de un futuro distinto.