A principios de 2017 lo usaron de mula, pero algo salió mal: tenía que llevar una mochila con un arma y drogas de un barrio a otro en la zona sudoeste pero un móvil de la comisaría 19ª le sacó la carga. Al muchacho le quedó la deuda. Quienes lo habían enviado a hacer el mandado, le reclamaron la paga de lo que había perdido. Le exigieron 70 mil pesos, pero les dijo que no les debía nada. Lo subieron a un auto, lo llevaron a un búnker, lo maniataron, le pegaron y lo balearon en la pierna para que entregara la casa de su madre. Volvieron al rato, esta vez le pegaron en la otra pierna, le apuntaron en la cabeza, aunque el proyectil sólo le rozó el cuero cabelludo y le rompieron los dientes. Se fueron pensando que estaba moribundo. La víctima logró que lo auxiliaran y denunció la trama. Este lunes, cuatro hombres firmaron un acuerdo abreviado por el hecho. El que llevó la voz de mando y baleó a la víctima recibió la mayor condena: 5 años y 4 meses de prisión, sanción que se unificó con una pena anterior, por lo que deberá cumplir 10 años y 8 meses. El resto fue condenado por el juez Luis María Caterina a 3 años de prisión efectiva como partícipe secundario del hecho. Uno de ellos contaba con una condena en el fuero federal que también se unificó, por lo que estará preso 6 años.
Eran las 13 de una tarde de abril de 2017 cuando un Fiat Palio blanco con vidrios polarizados llegó hasta la casa de la víctima, W.V, de 32 años, en Seguí al 7900. Del auto bajaron tres hombres: Leonardo David “Pájaro” Cañete, de 27 años, Gastón Alejandro Gómez, de 21, y Lucas Sebastián Bernardotti, de 20. La víctima estaba en el interior de la casa con su madre y sus hermanos y salió a atenderlos. Pájaro le dijo: “Mi papá quiere cobrar la plata: pagale los 70 mil que debés”. El muchacho respondió que no le debía nada, entonces lo obligó a subir al auto que manejaba Bernardotti, mientras le decía: “Vos vas a pagar hasta el último centavo”. Gómez iba en el asiento del acompañante y Pájaro se sentó atrás con la víctima.
La deuda que intentaban cobrarle tenía origen en un trabajo como mula, que el muchacho había hechos tres meses antes. Tenía que llevar una mochila con una pistola calibre 9 milímetros, un kilo de marihuana y medio de cocaína desde Garibaldi y Río de Janeiro hasta barrio Godoy. En el camino, una patrulla de la comisaría 19 a con dos ocupantes lo detuvo y le sustrajo lo que tenía en la mochila, explicó la fiscal Marisol Fabbro.
Días antes de llevarse a la víctima, los imputados habían visitado a su madre. La amenazaron para que le entregara la casa y la mujer finalmente les entregó la escritura.
El búnker
La víctima terminó en un rancho ubicado sobre pasaje 1821. Lo ataron de pies y manos con alambre y lo golpearon. Le decían: “Danos la casa de tu vieja. Si a las cuatro y media de la tarde no pagás te matamos”. Pájaro sacó un arma y le pegó dos tiros en la pierna derecha. “Pensalo, en un rato venimos”, repìtió la amenaza la fiscal.
Al rato volvieron. Esta vez con Luis Gabriel Cañete, el padre del Pájaro, de 45 años. Pájaro volvió a sacar el arma y le pegó dos tiros en la pierna izquierda. También le disparó en la parte trasera de la cabeza: el proyectil le rozó el cráneo y le lastimó el cuero cabelludo. Después lo agarró a trompadas hasta que le bajó los dientes. Cañete padre le dijo: “Vos te llegás a recuperar y me denunciás te mato”. El cuarteto dejó a la víctima en el lugar mientras decían: “Éste se está muriendo”, relató la fiscal.
Al mes siguiente, los sospechosos fueron detenidos e imputados por tentativa de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de arma y extorsión. Si bien este acuerdo comenzó con el entonces fiscal Pablo Pinto, terminó de cerrarlo su par Fabbro. La fiscal explicó que para la existencia de un homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas es necesario una planificación anticipada que en este caso no se pudo probar. Acá sólo se probó la autoría de un solo imputado, que demostró la intención de dar muerte a la víctima y fue quien tuvo el dominio del hecho en todo el momento, explicó.
Con estos argumentos, la fiscal acordó con el defensor Lucas Wojtasik retirar la calificante. Por lo que pidieron una condena de 5 años y 4 meses de cárcel por los delitos de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma, privación ilegítima de la libertad, extorsión y portación de arma de uso civil para el Pájaro Cañete, además de la declaración de reincidencia. Pájaro tenía una condena previa, también a 5 años y 4 meses, dictada en julio de 2014 por el Juzgado de Sentencia 5ª, por lo que unificada quedó en 10 años y 8 meses.
Para el resto acordaron una condena a 3 años de prisión efectiva por una participación secundaria por los mismos delitos salvo la portación de armas. Bernardotti contaba con una condena previa dictada por la justicia federal a 3 años de prisión en suspenso. En su caso pidieron la revocación de la condicionalidad de esa condena y la unificación en 6 años de cárcel.
El acuerdo fue presentado ante el juez Luis María Caterina, ante el magistrado los imputados aceptaron su responsabilidad y consintieron el acuerdo. Por lo que el juez dictó condena.