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Loco de la Picana: padecimiento constante y valor para poner fin a la situación

El próximo lunes se conocerá la sentencia en el juicio contra Cristian M., para quien la Fiscalía pidió cinco años y medio de cárcel por episodios de violencia constante contra sus hijos y su ex pareja. La mujer recibió contención y acompañamiento de una ONG y el Estado para poder denunciar el caso

El próximo lunes se conocerá la sentencia en el caso del llamado Loco de la Picana, enjuiciado por distintos hechos de violencia en contra de su familia, lo que según la Fiscalía incluyó torturas a sus tres hijos y violencia sistemática contra su entonces pareja. La mujer, víctima de un sometimiento constante que incluyó violencia verbal, física y económica, logró hacer frente a la situación: fue asesorada por la ONG Mujeres de Negro, el Centro de Atención a la Víctima y la Secretaría de Derechos Humanos, además del acompañamiento que hizo la Oficina de Violencia de Género de la Fiscalía Regional Rosario. Y luego pudo hacer público en los medios su padecer, además de la denuncia correspondiente.

El pasado jueves en la sala N°9 en los Tribunales provinciales comenzó el juicio oral a Cristian M., quien fue acusado de picanear a sus tres hijos en 2015. La fiscal Teresa Granato, de la Oficina de Violencia de Género, le atribuyó seis hechos por lesiones y quebrantar la orden de restricción de acercamiento hacia su ex pareja. Pidió 5 años y 6 meses de prisión efectiva. El tribunal está integrado por el juez de primera instancia, Ismael Manfrín.

El juicio concluirá este lunes, luego de que se presentaran testigos directos y también personas que dieron cuenta del contexto de violencia en el que vivía la víctima. Además, se presentaron informes elaborados por la Secretaría de Derechos Humanos y por psicólogos que contuvieron a la mujer.

La declaración de dos de los niños en Cámara Gesell mostró el calvario que vivieron junto con su madre y las agresiones físicas y psicológicas a las que eran sometidos, dijeron a El Ciudadano fuentes cercanas a la investigación.

Cristian M. de 46 años fue acusado de cometer seis hechos. El primero fue en 17 de octubre de 2015 cuando cerca de las 17, en Provincias Unidas y Mendoza, golpeó los vidrios delanteros del auto de su ex pareja, quien terminó huyendo del lugar. El hombre contaba con una prohibición de acercamiento, emanada por el Colegiado de Familia Nº7 de Rosario.

El segundo hecho ocurrió entre mayo y octubre de 2015 cuando lesionó a sus tres hijos con una picana eléctrica mientras estaban en una vivienda de zona noroeste.

El tercer episodio ocurrió el 28 de octubre de 2015, cerca de las 11, cuando el acusado deambuló cerca de la casa de su ex pareja, incumpliendo una vez más la orden judicial impuesta.

El 12 de noviembre de 2015, cerca de las 22, volvió a la casa de la mujer. Mientras ella se subía a su auto, Cristian M. la tomó del pelo y le pegó, provocándole lesiones en la cara, la panza, la espalda y el hombro.

Cinco días después ocurrió el quinto episodio. A de las 14.40, en Mendoza al 7600, el hombre interceptó a su ex pareja con su moto y la víctima tuvo que realizar maniobras con su auto para esquivarlo.

El último y sexto hecho fue el 19 de enero de 2016, cerca de las 14, en Carlos Gardel al 1200. El imputado se puso delante del auto de la ex pareja para impedirle el paso e intentó abrir la puerta trasera del vehículo donde se encontraban sus hijos.

La fiscal Teresa Granato, de la Oficina de Violencia de Género, le atribuyó a Cristian M. los delitos de desobediencia a una orden judicial, tres hechos de lesiones dolosas leves, lesiones dolosas agravadas por la relación preexistente y por mediar violencia de género, y desobediencia a una orden judicial para solicitar la pena de 5 años y 6 meses de prisión efectiva. La fiscal es asistida por el Equipo de Litigación de la Fiscalía Regional Segunda.

Un sometimiento inaudito

El lunes próximo el tribunal dará su veredicto. El estado de vulnerabilidad de la víctima durante el tiempo que duraron los maltratos por parte del padre de sus hijos cuenta con un relato pormenorizado, no sólo por parte de la mujer sino también de los menores y testigos que declararon sobre situaciones que mostraban a las claras que la familia estaba bajo un sometimiento inaudito.

La víctima que llevó a su ex pareja al banquillo tuvo una vida signada por las presiones que padecía, no sólo en maltrato físico sino además en un contexto de violencia económica.

Fuentes cercanas a la mujer dijeron que «atravesó por el círculo de violencia de género, primero con agresiones físicas hacia ella y sus hijos, luego con promesas de cambio y finalmente un quiebre profundo en el que ella decidió poner fin a la situación».

Tras separarse, la víctima golpeó puertas, pidió ayuda a la ONG Mujeres de Negro, en el Centro de Atención a la Víctima y en la Secretaría de Derechos Humanos. Así empezó su camino para conseguir protección para ella y sus hijos. Incluso, en 2015 salió por los medios para contar su caso y visibilizar su situación.

«Hay que tener especial consideración con este caso porque se requiere de mucho valor para poner fin a esta situación y se tiene que estar preparado para saber lo que es un contexto de violencia de género y cómo se dan los hechos», advirtieron desde la Fiscalía.

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