Alma Del Universo / Especial para El Ciudadano
El domingo 17 se cumplen 153 años del nacimiento de Lola Mora. ¿Podemos conocer un poco de su identidad analizando su obra más famosa desde el lenguaje de la astrología? “Mujer y escultora parecían términos excluyentes” publicaba un pasquín en relación al fallecimiento de Lola Mora, para dar a entender que ella había puesto en jaque esa premisa cuando su obra expresó por sí sola que no hay espacios que las mujeres no puedan ocupar.
Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández nació en Argentina, ése es quizás el único dato certero que tenemos. Una de las versiones de su nacimiento, y la que pareciera ajustarse a los eventos de su vida, es la que sostiene que sucedió el 17 de noviembre de 1866, hace 153 años. Hay quienes dicen que en realidad fue en abril de 1867, sin embargo creo que los eventos de su vida coinciden más con haber nacido bajo el Sol en Escorpio que en Tauro, pero también porque su obra más conocida –la fuente de las Nereidas– condensa todo el sentido del significado del escorpión. Sí, ella nació con el Sol en Escorpio, la Luna en Piscis y en la generación de Plutón en Tauro: la transformación de lo rígido, de la materia y el cuerpo, el cambio permanente, la visibilización de lo que ocurre oculto y, por lo tanto, la expresión del inconsciente y la denuncia del poder.
Su obra más conocida estuvo rodeada de los juicios morales de su época, comenzando por el hecho de que para esculpirla Lola haya usado pantalones en vez de pollera para su comodidad, lo que resultó, para los críticos de la moral, un agravio. Por otro lado la belleza de las esculturas era tan obvia que se llegaron a generar rumores que sostenían que no era ella su autora, sino sus ayudantes varones. ¿Qué más visibilización de la opresión de la capacidad de las mujeres que negarle a Lola su propia creación? ¿Qué podría llegar a implicar reconocerle la creatividad a una mujer con pantalones? La fuente representa además, si con lo anterior no alcanzaba, un evento taurino: el nacimiento de la diosa Venus (que es a su vez el planeta que rige el signo de Tauro, el opuesto complementario del signo solar de Lola Mora) siendo asistida por las Nereidas, quienes siempre emergen de las profundidades para asistir a los viajeros en casos de necesidad Así, el eje Tauro-Escorpio aparece plenamente representado en la diosa desnuda y sensual (nacida de semen arrojado al océano) y en las ninfas de las profundidades. Fue precisamente la escasez de ropas marmoladas lo que permitió justificar el hecho de que la obra fuera devuelta a la oscuridad al colocarla en un lugar poco visible en ese momento: Costanera sur. Es el mismo proceso que la psiquis humana realiza cada vez que necesita evitar un contenido que le causa tensión y es lo que el arquetipo escorpiano desea llevar a la luz.
La fuente de las Nereidas representa todo lo que su carta natal, para el nacimiento del 17 de noviembre de 1866, significa: la denuncia de la moral que aniquila la creatividad, la opinión punitiva sobre la sensualidad y los cuerpos (en particular el femenino) y la hegemonía cultural. Pero también lo que el inconsciente colectivo estaba reclamando con Plutón transitando Tauro: que el cuerpo y los sentidos sean liberados. “Cada uno ve en una obra de arte lo que de antemano está en su espíritu”, dijo Lola Mora cuando fue atacada por su arte. Y tenía razón.
