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Londres acepta que no hay amenaza militar a Malvinas

El ministro de Defensa británico frenó presión de parlamentarios para enviar un portaaviones a las islas.

El ministro de Defensa de Gran Bretaña, Philip Hammond, aseguró que la presencia militar del Reino Unido en Malvinas no aumentó recientemente, ya que no existe “una amenaza militar creíble” por parte de la Argentina, en su reclamo por la soberanía de las islas.

Hammond detalló que, a pesar de las especulaciones de los medios periodísticos y la presión de parlamentarios conservadores para enviar un portaviones a las islas, no se produjo recientemente un cambio en los niveles de efectivos militares desplegados en la zona y que “no hay planes para un cambio significativo” en este sentido.

De esta forma, el funcionario inglés respondió la pregunta del parlamentario conservador Amber Rudd que quería saber si el ministro tenía la “seguridad” de que el Reino Unido cuenta con “suficiente presencia naval en la zona para hacer frente a un ataque naval”.

Al respecto, Hammond negó que se haya detectado una “amenaza militar creíble” por parte de la Argentina, aunque aseguró que “el gobierno de Su Majestad está comprometido en la defensa del derecho de autodeterminación de los habitantes” de las Malvinas.

El ministro reveló que existen planes para un rápido fortalecimiento de las fuerzas navales, terrestres y aéreas en y alrededor de las islas en el caso de que se produzca una amenaza.

En una comparecencia ante el Parlamento el titular de Defensa insistió además en que el gobierno británico “no tiene ningún deseo o intención de incrementar la intensidad” del debate en torno a la soberanía de las islas Malvinas.

La escalada de diferencias con el Reino Unido, en víspera de cumplirse el trigésimo aniversario del inicio de la guerra de abril de 1982, fue iniciada por el primer ministro inglés, David Cameron, cuando declaró que la Argentina tiene intenciones “más que colonialistas” respecto de los habitantes de las archipiélago.

La declaración de Cameron fue seguida del anuncio del envío a las islas de un destructor modernísimo en reemplazo de una nave similar más antigua y el arribo al archipiélago del príncipe Guillermo, heredero de la corona, para realizar entrenamiento militar.

La presidenta Cristina Fernández respondió el mensaje del gobierno británico el 7 de febrero con un discurso en el que denunció la “militarización” del mar austral e instrucciones al ministro de Relaciones Exteriores para denunciar en la ONU el “grave riesgo para la seguridad internacional” que ello implica.

El canciller Héctor Timerman se entrevistó con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien aceptó realizar una mediación con el gobierno de Londres para iniciar conversaciones por la soberanía de los archipiélagos australes.

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