El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, participó en Washington de un encuentro junto con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Cristine Lagarde, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Alberto Moreno, y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, en el marco de reuniones previas al inicio de la Asamblea Anual del FMI y BM.
Lorenzino arribó a las instalaciones del BID cerca de las 15 para asistir a la Quinta Cumbre de Ministros de Hacienda de América Latina y el Caribe, organizada por el organismo multilateral.
Por la mañana, el funcionario mantuvo reuniones con el equipo argentino de colaboradores que lo acompaña, entre ellos el director de la Argentina en el Banco Mundial, Guido Forcieri.
La delegación que encabeza Lorenzino está integrada por el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, y el subsecretario de Financiamiento, German Plessen; entre otros.
También se sumaron a la delegación la titular del Indec, Ana María Edwin, y el director técnico de la entidad, Norberto Itzcovich, quienes mantuvieron encuentros con funcionarios del FMI, en el marco del acuerdo de cooperación técnica para la puesta en
marcha del nuevo indicador de precios nacional.
La reunión del BID tiene lugar en momentos en que se formaliza el nombramiento en Washington de la nueva titular de la Reserva Federal, Janet Yellen, y de que se conocieran las minutas de la última reunión de la entidad monetaria realizada en septiembre, donde se mantuvo el plan de inyección de liquidez monetaria, de 85.000 millones mensuales.
En concreto, hoy se conocieron los detalles de dicha reunión, que indicaron que algunos oficiales se mostraron preocupados con que a futuro se pueda levantar el programa, si bien finalmente quedaron optimistas de que a fin de año podría comenzar la FED a levantar el programa de estímulo monetario de manera gradual.
En tanto, en la Asamblea del FMI, los tópicos de la «consolidación fiscal» se mantienen en las agendas de las economías avanzadas, y cobran más relevancia en mercados emergentes, sobre los cuales el organismo multilateral disminuyó sus pronósticos de crecimiento.
Por el Banco Central participa el subgerente de Investigaciones Económicas, Jorge Carrera.
Lorenzino arribó en un momento particular para los habitantes de Washington DC, que por estos días viven situaciones críticas debido al cierre forzoso de actividades de la administración pública, ante la falta de definiciones sobre el presupuesto de parte del Congreso.
La parálisis en la ciudad entró en el noveno día, con un renovado llamado del presidente Barack Obama a los republicanos en la víspera, a votar un proyecto de ley para poner fin al cierre del gobierno.
“Ya hemos pasado por esto una vez en 2011. Y luego, al final del año pasado, justo después de mi elección, pasamos por algo similar con el llamado precipicio fiscal», se quejó el presidente Obama en su conferencia de prensa el martes.
Washington concentra la mayoría de los 800.000 empleados federales que fueron obligados a retirarse a sus casas a partir de octubre. En el inicio del otoño boreal, se ven carteles de descuentos adelantando el fin de la temporada que acaba de comenzar, y los taxis circulan vacíos en una ciudad donde, por regla general, resulta difícil conseguirlos en tiempos de operatividad normal en horas pico.
En tanto, algunos medios de TV pusieron un reloj que emula el conteo de una bomba de tiempo, donde se cuentan las horas que restan para que los Estados Unidos entren o no en default.
El alcalde la Ciudad, por su parte, envió ayer una carta a Obama y a los líderes del Congreso, donde alertó sobre las «consecuencias gravemente negativas para nosotros» si el gasto de la ciudad debe superar las reservas, y sugirió que la seguridad pública se podría colocar en peligro.