El misterioso asesinato de un hombre de la más alta alcurnia porteña, secretamente vinculado al ambiente gay en pleno destape ochentoso, es el puntapié de Muerte en Buenos Aires, ópera prima de Natalia Meta encabezada por el “Chino” Darín y el mexicano Demián Bichir, que este jueves llega a las salas de todo el país.
Muerte en Buenos Aires se ubica a comienzos de los años ochenta: ya en democracia, en el aire la libertad todavía tenía sabor a nuevo y las expresiones artísticas, culturales y sexuales empezaban a florecer en formas inesperadas. Era la seductora Buenos Aires del destape y es esa época que ambienta esta historia.
Muerte en Buenos Aires comienza con un crimen: uno de los coleccionistas de cuadros más reconocidos de Buenos Aires aparece muerto en su lujoso departamento. El agente Gómez (Darín), un joven y novato policía, es consignado a preservar la escena del crimen hasta que la brigada de investigaciones se haga presente en el lugar. Y es allí donde conoce a Chávez (el mexicano Bichir), un oficial de larga data y de modos poco amables pero con una reputación intachable en materia de crímenes resueltos ¿Se trató de un robo? ¿Un asesinato por encargo? ¿Un ajuste de cuentas? ¿Un crimen pasional? Las hipótesis son amplias y las pruebas, pocas. Cuando se descubre que la víctima era un reconocido habitué del mundillo gay porteño, la trama comienza a codearse con los excesos, el sexo por dinero, el narcotráfico y la corrupción. En medio de la investigación, el vínculo de ambos policías se va transformando en una cercanía entre magnética e incómoda que trasciende los límites del caso.