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“Los abogados fuimos pitucos por 100 años, hoy somos pobres”

Con un armado que incluyó a socialistas, peronistas y radicales, Juan Carlos Martorana desplazó a Cambiemos del Colegio de Abogados.

Un amplio armado que incluyó a profesionales de distintas vertientes políticas se impuso en la conducción del Colegio de Abogados de Rosario. Juan Carlos Martorana, el presidente electo que triunfó en las urnas sobre la anterior conducción referenciada en Cambiemos, sostuvo que el rol del cuerpo colegiado debe cambiar y que más que una colegiatura debe adoptar un rol de gremio para defender a los abogados en el día a día como los “trabajadores del derecho” que son.

La lista Foro Unido, liderada por Martorana y por María Belluccia, está integrada por abogados peronistas, radicales progresistas, socialistas e incluso un sector minoritario del PRO. En diálogo con El Ciudadano, Martorana explicó cómo se logró este armado que contiene expresiones políticas tan disímiles: “El elemento común de unión fue el interés gremial. Hubo una negociación muy intensa, que la llevé adelante personalmente y definitivamente se pudo unificar los criterios en una lista común. Lo que unió es que la situación del abogado en el tribunal porque se  llegó a un proceso de no retorno en el sentido de que había un Colegio de Abogados absolutamente ausente, que no se ocupaba para nada de las necesidades del abogado del día a día”.

“El abogado hoy tiene necesidades gremiales más que de colegiado porque tiene situaciones muy penosas en la vida personal. Esa gran necesidad y la amplitud con la que se armó la lista generó un gran entusiasmo”, expresó Martorana.

Su triunfo tiene algunas particularidades. A pesar de haber sido el candidato con más votos obtenidos en la historia de las elecciones del Colegio de Abogados de Rosario, apenas se impuso por 34 votos sobre Hernán Racciatti, el anterior titular del colegio. En los tiempos que corren, donde el color amarillo se impregna en las urnas de todo el país, esta entente rosarina derrotó a Cambiemos, la lista del PRO y el radicalismo macrista. Lo cual es todo un dato en sí mismo.

“A mí me votó el abogado de a pie, el que va todos los días a Tribunales, a Cambiemos lo votaron los abogados que están con una chapa o un compromiso político, debiendo favores, que le mandaron el remís, le pagaron la cuota que debían del Colegio. Esa fue la gente que los votó. No lo votó ningún abogado litigante o con necesidades”, explicó Martorana sobre su análisis de los comicios.

—¿Cuál es el rol que debe tomar el Colegio?

—El Colegio de Abogados hoy debe asumir el rol de gremio. Ya fuimos colegio durante 100 años, estaba bien cuando teníamos plata. Fuimos pitucos durante 100 años, ahora somos pobres. Como somos pobres, tenemos necesidades, necesitamos la guardería materno infantil, necesitamos el campo de deportes, dejar de pagar la cédula, no pagar el estacionamiento alrededor del Tribunal porque no tenemos plata. El abogado que va al Tribunal hoy se gasta 500 o 600 mangos. El abogado tiene necesidades como tiene cualquier trabajador hoy en día porque es un trabajador del Derecho. Entonces yo como presidente del Colegio tengo que convertir el colegio en un gremio y le tengo que dar las prestaciones que te da un gremio. Fundamentalmente les tengo que dar defensa profesional. Es decir, hacemos el trabajo del Tribunal y no nos dan ni las gracias a veces. Eso tiene que cambiar.

—¿Cómo te llevas con esa mirada del ciudadano común que tiene tanta desconfianza con la profesión del abogado?

—Es un mito urbano, no es la sensación que yo percibo en la gente. A lo mejor en otra época donde el abogado tenía una  bien o mal ganada fama… pero hoy no se da. El abogado es un laburante del derecho, es un honesto profesional que a veces de su propio peculio financia el pleito, defiende gratis a muchísima gente y gana muy poco. Es la única profesión que tiene los propios anticuerpos generados ante un mal desempeño, que es el Tribunal de Ética. La abogacía brinda al ciudadano un tribunal de ética que lo desarrolla a través del Colegio, que cuando un abogado tiene una inconducta, una actitud que no está de acuerdo a la ley, puede venir al tribunal y formular la pertinente denuncia. Es verdad que existió es mirada pero hoy en día es un mito urbano. El abogado, yo entiendo, goza y va a gozar cada vez más del prestigio social que tiene muy bien merecido.

“Si la reforma es para incorporar derechos, estamos de acuerdo”

—El gobernador Lifschitz está intentando instalar el debate para reformar la Constitución provincial, ¿cuál es tu mirada?

—Si la reforma de la Constitución provincial la van a usar para apetencias políticas, lamentablemente lo que surja de ello no va a tener una gran jerarquía. Ahora, si lo que se quiere es incorporar derechos de tercera generación, reafirmar los derechos sociales, defender al consumidor, al medioambiente, por supuesto que vamos a estar a favor. Lo que ocurre es que después esas normas que se declaman, después hay que llevarlas a cabo. Tenés un consumidor que las grandes empresas le ponen el pie en la cabeza, tenés un medioambiente donde estamos respirando glifosato pero guarda con decir algo. De modo tal que si hay que reformar la constitución, al Colegio de Abogados le parece bien modificar las leyes cuando eso refleja nuevas necesidades sociales pero si eso va acompañado por la voluntad política de llevarlo a la realidad esos nuevos derechos.

“El poder político se siente  intimidado por los fiscales”

—¿Qué evaluación hace de la ley que sancionó la Legislatura que modifica el control a los fiscales y la consecuente resistencia que generó entre los funcionarios judiciales?

—Es una lucha de acción y reacción entre el poder. El poder político se siente intimidado por los fiscales, y el poder político responde con una ley que condiciona la estabilidad de los fiscales. Si la intención del poder político a través de esta ley es condicionar la estabilidad de los fiscales, el Colegio de Abogados va a estar en contra porque el Ministerio de la Acusación tal cual está concebido es un extra poder. Ese extra poder no tiene que estar condicionado por un poder que es susceptible de ser investigado. Ahora bien, cuando estamos creando un nuevo poder en cabeza de los fiscales, cuando existe una división de poderes como es nuestro sistema republicano, también existe un sistema de pesos y contrapesos. Nadie tiene un poder absoluto, tampoco los fiscales pueden pretender tener un poder absoluto porque hemos visto excesos también en los fiscales, que a lo mejor eso proviene de una arrogancia de ellos que creen que pueden hacer lo que quieren. Es un tema muy delicado y lo ha puesto en un brete al gobernador (Miguel Lifschitz) porque le han dictado una ley y vos tenés la disyuntiva de vetarla o no. La verdad es que se trata de un tema político candente, creo que debería ser objeto de una mirada un poco más serena y tratar de generar una norma que si bien reconozca la independencia de los fiscales, estos fiscales tengan también un sistema de control que hasta hoy, según hemos visto por algunas experiencias puntuales, no vemos que en la fiscalía se esté dando.

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