«Llegaron fuertes aumentos de la mayoría de las empresas hegemónicas que son formadoras de precios», admitió este miércoles Juan Manuel López Raido, representante de la Cámara de Supermercados de Rosario. Pero el cimbronazo es en todo el país.
Son los grandes pulpos que hegemonizan los productos de consumo masivo los que pasaron listas con subas de entre 10 y 50 por ciento con la expectativa en el fundamentalismo de mercado libre que ratificó el presidente electo Javier Milei.
Mastellone, la firma que produce la leche La Serenísima, avisó que subirá sus precios un 50 por ciento. Lo mismo hizo Colgate, líder en el rubro higiene personal. La multinacional Unilever, en el sector de limpieza y alimentos, pasó aumentos del 40 por ciento. Arcor envió mensajes con hasta un 35 por ciento de incremento. Procter and Gamble cargó un 30 por ciento igual que la estadounidense Mondelez. Y Coca Cola pasó un listado con subas de hasta el 35 por ciento.
La coyuntura es a peor. Las firmas le argumentaron a los supermercados que se aproxima el fin de los acuerdos de precios según lo que reiteró Milei, y se adelantaron. Ni Precios Justos, ni convenios de congelamiento o subas paulatinas en otros rubros como combustibles, carnes, verduras y medicamentos.
Los fabricantes de alimentos representados por la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal) añadieron a los justificativos que la liberalización de precios que habilita Milei les permitirá compensar los márgenes de ganancias deseados que resignaban al sostener un precio más bajo en los hipermercados respecto de los locales barriales y almacenes. Y la expectativa de una fuerte devaluación refuerza las remarcaciones, incluso con riesgo de desabastecimiento ante la retención de productos por parte de los fabricantes.
La Secretaría de Comercio de Nación, con deficiente actuación para hacer cumplir los programas diseñados y ahora con autoridad reducida al mínimo ante el fin de la gestión, intenta por estas horas morigerar el sacudón a los bolsillos. Fuentes oficiales confiaron que en las últimas horas recibieron a empresarios de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), a fabricantes de alimentos y a otros sectores que integran Precios Justos, como indumentaria, calzado, linea blanca y textiles.
Pero Precios Justos vence en noviembre, y las firmas resisten cualquier acuerdo porque en el horizonte inmediato ven precios libres. El secretario de Comercio, Matías Tombolini, les pidió entonces arreglar, sin firmar un nuevo acuerdo, un aumento autorizado del 5 por ciento a percibirse ahora y un 8 por ciento de aumento desde el 4 de diciembre. Sin embargo, las listas ya están mandadas.
Los supermercadistas locales mantuvieron este martes una reunión con la Secretaría de Comercio “con información concreta de conversaciones entre la Industria proveedora y el Gobierno y el compromiso entre estos de un aumento máximo del 21% por los días de transición de las autoridades nacionales”, señala un comunicado de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario y la Región (Casar).
“Nos informa que este acuerdo alcanzado con las representativas empresas de alimentos, y respecto a la mayoría de los productos. Nos indicaron que a la brevedad se remitirá el listado de productos”, señala el texto firmado por el presidente de Casar, Sergio López, y la gerente de la entidad, Verónica Solmi.
Voceros de la Secretaría de Comercio aseguraron que «no habrá liberación de precios ni locos, hablaremos para consensuar otro acuerdo». Sin embargo, entre el dicho y los hechos la distancia es mayúscula. La tendencia es que ninguno de los comprometidos cumplirá. Ni siquiera los sectores que adhirieron a un congelamiento por 40 días para evitar complicaciones mayores con los permisos para importar, como en los rubros de calzado deportivo, indumentaria, celulares, electrodomésticos, motos y bicicletas.