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Los bares culturales aún esperan por la regulación

En el Concejo se analiza la categorización de este tipo de locales, pero todavía no hay consenso.

A un mes de la presentación de un proyecto de ordenanza para crear la figura de “Club social y cultural”, aún no hay certezas de cuándo se pronunciará el Concejo Municipal al respecto. El proyecto está siendo discutido y tratado en el marco de la ordenanza 7218, que regula los espectáculos públicos de la ciudad. La única certeza hoy en día es que antes de fin de año Rosario contará con una nueva norma que discriminará las variantes que pueden convivir en la noche local.

La tergiversación de rubro y la falta de una ordenanza actual que contemple a todas las ofertas de la noche rosarina es uno de los temas primordiales de discusión este año en el Palacio Vasallo. La nueva normativa se reclama desde años, tanto por parte de empresarios como del público. Mientras tanto, los locales son clausurados y reabiertos regularmente, generando más de una incomodidad para todos los actores de la noche. Los más afectados por esta falta de reglas de juego claras fueron los denominados bares culturales, que aparecieron en los últimos años y cuya oferta no está contemplada dentro de la ordenanza que rige en estos días. En ese marco, un grupo de bares presentó hace un mes un proyecto para crear una figura que los incluya, la de “Club social y cultural” (ver aparte).

El proyecto se presentó a principios de junio en la comisión de Gobierno y aún está siendo discutido por los ediles. La gran mayoría concuerda con que este rubro deberá ser tratado y aprobado con la nueva ordenanza, la que modifique a la 7218 y que se espera –y se asegura que así será– vea la luz antes de fin de año. “Aún no tenemos posición establecida. Escuchamos cada voz. Todas son opiniones interesantes, incluso esta”, señaló el concejal radical y presidente de la comisión, Jorge Boasso. Para él, el proyecto de bar cultural trae la complejidad del multirubro, que lo hace más de difícil de regular primero y controlar después.

“No tenemos postura definida, sino que la tomaremos a la hora de votar por la ordenanza completa”, dijo por su parte Martín Rosúa, concejal por el bloque UCR 1983. Y añadió: “Creemos en la simplificación de rubros, pero logrando diversidad para facilitar el control y evitar la tergiversación”.

Como ejemplo de simplificación, hizo hincapié en que ya no debería ser condición bailar o no bailar en bares. En ese mismo sentido, la concejala del Partido del Progreso Social, María Fernanda Gigliani, resaltó que a la hora de hablar de bares culturales no se trata de bailar o no bailar, ni siquiera los categorizó como bares nocturnos. “En estos bares no sólo tocan bandas y baila gente, sino que también se hacen ferias, hay rondas de lecturas, muestras de arte. Se trata de contemplar una figura que promueve la cultura local. Estoy convencida de que tiene que existir este rubro y que tiene que estar motorizado y regularizado por el Estado para que no le convenga a cualquiera, sino a los que están convencidos de la propuesta”, dijo.

El concejal del PRO Carlos Cardozo consideró que esta propuesta tiene que incluirse en una ordenanza madre, no por fuera: “Mientras se discute la ordenanza general de espectáculos públicos, crear un nuevo rubro y emparchar no tiene sentido. Apuntamos a una nueva ordenanza justa y clara”. Agregó que desde su perspectiva la propuesta presentada es cercana a la figura de “Bar con amenización musical”, que ya existe, y destacó que la mayoría de los bares que presentaron este proyecto se encuentran abiertos y funcionando.

La ordenanza para el “Club social y cultural”

Los bares llamados “culturales” son espacios que presentan bandas, organizan ferias, lecturas de poesía, ciclos de teatro, clases de distintas danzas. No están bajo ningún rubro, y su clausura o no depende de la interpretación que haga cada inspector de la legislación vigente. En ese marco, una decena de representantes de esos espacios comenzaron a reunirse bajo el nombre de Espacios Culturales Unidos de Rosario y comenzaron a discutir su situación y elaborar propuestas. Una de ellas, una ordenanza que crea la figura de “Club social y cultural”. Los bares incluidos son Olimpo, La Chamuyera, El Espiral, Pichangu, La Muestra, Distrito Siete, Kika, Bienvenida Casandra, La Peruta y La Trunca.

El proyecto de ordenanza parte de una propuesta del Movimiento Giros –agrupación social y política local– que se adosó a otras realidades de espacios con características semejantes, a fin de nutrirse con otras experiencias. Estos “bares culturales” se caracterizan por ofrecer talleres, actividades y recitales que en otros lugares no se dan. No se limitan sólo a ser una oferta del fin de semana. Todos los días se puede ir a almorzar, cenar, merendar. Ofrecen su espacio para ciclos de cine y poesía, ferias a productores locales y hasta organizan charlas.

La propuesta que se está elaborando contempla, entre otras cosas, cuestiones económicas y diferencia los espacios con fines de lucro de los sin fines de lucro, además de tener en cuenta las relaciones laborales que se gestan dentro, ya que la mayoría de los lugares involucrados en la iniciativa funcionan como cooperativa. Estipula también el mínimo de actividades y espectáculos y horarios de apertura y cierre del lugar.

Los bares culturales hacen hincapié en correr el eje de lo comercial a la difusión y producción cultural y también discutir la relación de estos espacios con su entorno y la ciudad. Lo que se pretende, dicen, es que la normativa no les exija lo mismo que a los grandes boliches, ya que su propuesta “poco tiene que ver con la regulación de un negocio”.

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