Los hinchas de Central le dieron rienda suelta a la felicidad. Y cuando se consumó la victoria canalla sobre Newell’s en el Clásico por Copa Argentina, se multiplicaron por las calles de Rosario. Especialmente en el Monumento Nacional a la Bandera y en las inmediaciones del Gigante de Arroyito.
Inundaron de azul y amarillo el emblemático Parque Nacional a la Bandera, sitio de convocatoria de festejos futboleros. Y también la zona de Avellaneda y Génova, en el corazón del barrio Lisandro de la Torre, lugar elegido para celebrar los triunfos en el Clásico contra el acérrimo rival.
No importó que se tratase de un día laboral. Ni tampoco el horario. Haber eliminado a Newell’s fue razón más que suficiente para alterar los planes, modificar la rutina semanal y celebrar una victoria en un Clásico que será recordado para la posteridad.
