La curva de nuevos casos de dengue sigue en baja, pero los mosquitos no: peor, en los últimos días en barrios de Rosario hasta parece haber una invasión. Y en Santa Fe capital también el problema se convirtió en noticia. Y aunque todo apunta un protagonista que no contagia dengue, sigue siendo peligroso como vector de otras enfermedades y además es un atacante porfiado. El aedes albifasciatus se distingue por su mayor tamaño, su picadura más dolorosa y su coloración amarronada. En los últimos días quioscos, almacenes y verdulerías de barrio han llegado desde a poner espirales en sus ventanitas de atención a clientes hasta a hacer humo con cartones de maples de huevos, que en algunos casos espantan hasta a los mismos compradores.
«No hay que darle mucha vuelta. No es la especie de mosquito aedes aegypti que transmite dengue y chikungunya, ni tampoco es el culex. Es otra especie llamada aedes albifasciatus que es resistente al frío, nada más», le explicó al sitio Aire de Santa Fe Mariana Maglianese, licenciada en Saneamiento Ambiental y magíster en Zoonosis.
El mosquito en cuestión es «silvestre», y está distribuida en Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos y otras regiones del país, y abunda en cercanías de arroyos, ríos y lagunas. Es resistente al frío, de vuelo rápido y, adaptado a picar a animales, como el ganado, su trompa es de mayor tamaño y se clava dolorosamente en la piel de las personas. Y, como mosquitos de otras especies, dependiendo de qué prendas, puede picar a través de la ropa.
Si aquel, como se explica, fue traído por los intensos vientos en las últimas tormentas desde ambientes rurales estaría próximo a aletargar su ciclo por el frío. Días atrás, el titular la Dirección de Control Vectores municipal, Carlos Tasinato, también confirmó la presencia urbana del aedes albifasciatus y marcó que a medida que se extendieran los días fríos se iría notando la disminución de la población. Lo vinculó con las últimas lluvias, mencionando que a la especie se la conoce popularmente como “mosquito charquero”. Y en Santa Fe le dicen “mosquito de la inundación”, que se expande con las crecientes del sistema del Paraná, y con las lluvias fuertes encuentra muchos nichos donde las larvas pueden prosperar en simultáneo. Por ello, Maglianese aclaró que en los humedales, zonas rurales y en la periferia “siempre va a haber”. Se supone, entonces, que con una cantidad de días con frío y sin lluvia debería mermar de un momento a otro, aunque todavía no se nota demasiado.