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Los “chalecos amarillos” vuelven a salir a las calles de Francia

Es la octava jornada de lucha y la primera de este 2019. El movimiento desafía al gobierno, denuncia un intento de "insurrección" y reclama la vuelta al orden

Los «chalecos amarillos» celebran este sábado su octava jornada de manifestaciones para dar un nuevo impulso al movimiento y desafiar al gobierno, que denuncia un intento de «insurrección» y reclama la vuelta al orden.

Será la primera movilización de 2019, pese a las concesiones del Ejecutivo, que se prepara para debatir las reivindicaciones del movimiento a mediados de enero.

En París se prevén dos actos principales: una marcha y una concentración en los Campos Elíseos, punto fuerte de las movilizaciones de los anteriores sábados.

A primeras horas de la mañana, unas 15 furgonetas de las fuerzas de seguridad estaban estacionadas en la conocida avenida, cerca del Arco del Triunfo, pero había pocos manifestantes, constató la AFP.

Fue cerca de esa famosa avenida parisina donde Eric Drouet, figura controvertida del movimiento, fue arrestado el miércoles por la noche. Estuvo detenido una decena de horas, lo que generó indignación en la oposición y los «chalecos amarillos», que denunciaron una detención «política» y prometieron «no rendirse».

Algunos «chalecos amarillos» pidieron al defensor del pueblo que abra una investigación por «vulneración de la libertad».

Nueva estrategia

Este «acto VIII» de la movilización constituirá una prueba para el movimiento de protesta, que lleva mes y medio desafiando al Ejecutivo, si bien en las últimas semanas parece haber perdido fuelle.

En la última manifestación, el 29 de diciembre, se registraron 12.000 manifestantes en todo el país, según el ministerio de Interior.

Chalecos Amarillos

Es un movimiento sin organización, sin dirección ni portavoces oficiales.

¿Quiénes son?

-Grupos de clases medias y pensionistas de provincias, en pareja, en familia, enarbolando banderas de Francia, pedían «comprensión», denunciando a Macron con una terminología tradicionalmente conservadora.

-Grupos de jóvenes de la periferia de París y otras grandes ciudades, en banda, con poca presencia de la Francia multicultural, lanzaban proclamas muy duras contra Macron, sin llegar a los enfrentamientos físicos con las fuerzas del orden.

-Grupos de jóvenes encapuchados de extrema izquierda y extrema derecha, usando máscaras antigás, aprovechaban la confusión para lanzar una batalla campal contra las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS).

¿Quienes son sus amigos y enemigos?

El francés medio tiene amigos o familia que viven en pueblos pequeños: de ahí la gran solidaridad moral y comprensión. Por el contrario, las élites intelectuales, culturales y sociales, siempre han considerado que esa Francia profunda era un poco «arcaica» y «provinciana». Los chalecos amarillos son la revuelta de esa Francia profunda contra las elites parisinas, que Emmanuel Macron encarna de manera arquetípica.

Que no suban los carburantes, recuperar el poder adquisitivo perdido, recuperar los servicios públicos perdidos en la Francia periférica que no tiene las ventajas de París y las grandes ciudades.

¿Cómo están organizados?

No hay organización que «dirija» el movimiento, que no tiene líderes ni portavoces: en cada pueblo, ciudad, departamento o región la gente se agrupa a través de las redes sociales.

¿Qué hacen los partidos políticos y sindicatos ante la crisis?

Extrema derecha y extrema izquierda intentan «recuperar» el movimiento. Socialistas y derecha tradicionales dicen «comprender» la «cólera». Los sindicatos están divididos.

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