Desde 2008, la Escuela de Cine y Fotografía local trabaja para promover la memoria colectiva y visibilizar los relatos de niños y jóvenes de distintos barrios de la ciudad. La palabra, la imagen y el sonido se convierten en testimonios y expresiones artísticas que narran historias individuales y colectivas, mediante el juego y la experimentación.
La Escuela de Cine y Fotografía es una de las propuestas de la Secretaría de Cultura municipal y pretende mostrar que el arte es también una herramienta de intercambio social.
Los alumnos del taller dictado en Punto Digital Oeste (Presidente Perón 4602) hicieron una intervención artística llamada #AsíNosQueremosVer.
Los jóvenes que tienen entre 14 y 18 años pegaron fotos de sus rostros con una sonrisa en la esquina de Presidente Perón y Solís. El disparador fue la violencia social en todas sus formas.
Lucrecia Sepúlveda es coordinadora del taller. Contó que el tema surgió durante una clase en la que reflexionaron y debatieron a partir de anécdotas personales.
“Les propuse hacer algo al respecto desde el lenguaje visual. Nos dedicamos, durante varios encuentros, a mirar y analizar distintos registros y materiales audiovisuales de artistas y colectivos fotográficos. Así nació la idea de esta intervención que utiliza la fotografía como recurso expresivo de un sentir común”, explicó.
Los jóvenes intervinieron el barrio con sus retratos sonrientes bajo el hashtag #AsíNosQueremosVer. Sepúlveda dijo que el proceso de elaboración fue intenso y que el grupo funcionó como un colectivo creador muy potente donde los chicos y chicas pensaron y propusieron ideas, eligieron la luz, el lugar de las tomas, sacaron fotos y las editaron.
“Más que explicar las imágenes, hay que verlas, porque son tan poderosas que hablan por sí solas. Fue una jornada inolvidable y muy movilizadora para todos. Los pibes y las pibas se manifestaron a través sus fotografías haciendo un poco de ruido en la ciudad”, agregó.
Micaela, una de las participantes del taller, contó: “Se nos ocurrió hacer retratos grandes de nosotros pero con una sonrisa, porque vemos que siempre que se hacen retratos simbolizando la violencia se los hace con expresiones tristes. Nosotros queríamos transmitir alegría y felicidad que es la forma en la que nos queremos ver”.
Lo primero que hicieron fue decidir el tamaño en el que iban a imprimir las imágenes y después tomaron las fotos en el distrito.
“Las sacamos en el mismo lugar para que pareciera que es una foto entera. Una vez que las teníamos, las pegamos en las paredes de una fábrica que da a la Avenida donde circula mucha gente. La idea es que las personas se emocionen o se pregunten por qué hicimos esta intervención”, agregó.
Alcides es otro de los participantes de la escuela. Dijo que el proyecto nació porque hay muchos jóvenes de entre 13 y 30 años que sufren la violencia en las calles. “Queremos plasmar la idea de que somos jóvenes sonrientes, vivos, con proyectos y con ganas de tener un futuro mejor”, señaló.
Claudia, otra alumna del taller, describió su emoción al ver su foto. “No queremos que falte la risa en los jóvenes, porque la mayoría sufre violencia. Todos la sufrimos. No sólo institucional, sino la violencia en general que vivimos por drogas o de género. Quiero verme sonriendo como en esa foto, porque pese a las vivencias de cada uno, la vida te enseña a sonreír y no a llorar. A mí me dicen que tengo una risa contagiosa. Me gusta saber que hago reír a los demás”, dijo la alumna y contó que le gustaría intervenir más lugares.
Carlos es rapero y también destacó la alegría con la que hicieron la intervención. “Me siento orgulloso de que mi foto esté en esa pared, y que las personas me vean sonriendo. Quiero que conozcan cómo somos: buenas personas y jóvenes alegres”, concluyó.
