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Los clavos en la puerta

Por: Claudio María Domínguez |  armonizandorosario.com.ar

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos
y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer
día el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron y a medida que él aprendía
a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.
Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante toda la jornada. Después de informar a su padre,
éste le sugirió que retirara un clavo cada día que pudiera controlar su carácter. Los días pasaron y el
joven pudo finalmente anunciar a su padre que ya no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre
lo tomó de la mano, lo llevó hasta la misma y le dijo: “Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos
en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como
las que aquí ves. Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo en que se lo has dicho lo devastará
y la cicatriz perdurará para siempre”.

Fuente: http://www.armonizandorosario.com.ar/

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