Jon Hurwtiz, Hayden Schlossberg and Josh Heald, que demostraron con Cobra Kai que había un espacio para la nostalgia del cine pop de los años 80 en la actualidad, en ese caso con una propuesta que se deriva de las películas de la saga Karate Kid, intentarán repetir la fórmula con otro spin-off, ahora de la recordada Un experto en diversión.
Se tratará de la película Sam and Victor’s Day Off, que también es un guiño al título original en inglés de la película, Ferris Bueller’s Day Off (1986), que ya está en desarrollo en el estudio Paramount, según informaron medios especializados estadounidenses en las últimas horas.
El artilugio de desprender una ficción de otra, no necesariamente infalible, funcionó de maravillas para Cobra Kai, que retomó más de tres décadas más tarde la historia de Daniel LaRusso (Ralph Macchio) y el uso de las artes marciales como modo de aprender lo esencial para la vida.
La serie derivada de Karate Kid va a estrenar el mes próximo su quinta temporada en la plataforma Netflix, con una masa de fanáticos de las películas originales y público nuevo a partir de una historia centrada en una generación joven de luchadores.
Lo del spin-off de Un experto en diversión será menos directo, dado que no será una suerte de continuación casi 40 años más tarde, sino más bien una trama lateral que toma a dos personajes casi anecdóticos, protagonistas de uno de los gags más recordados de la trama, para expandirlo en forma de largometraje.
Ferris Bueller fue un éxito de taquilla en 1986, agrandó la fama del guionista y director John Hughes, considerado con justicia el “rey de las películas de adolescentes” de la época, y lanzó la carrera de su protagonista Matthew Broderick, que para entonces superaba los 24 años pero mantenía el look “teen” y rompía la cuarta pared en busca de complicidad con el espectador. También tuvieron su primera gran exposición en pantalla otros como Alan Ruck y una jovencita Jennifer Grey.
La trama seguía a Ferris (Broderick) y a sus amigos Cameron (Ruck) y Sloan (Mia Sara) cuando decidían “hacerse la rata” del colegio y vivían todo tipo de aventuras en la ciudad de Chicago.
Dentro de las peripecias de ese día libre y alocado, los adolescentes dejaban la Ferrari del padre de Cameron en un estacionamiento en las manos de dos acomodadores de coches que, tal como temía el chico, vieran la oportunidad de tener su propio día “de diversión” y salían a la calle a toda velocidad apenas el trío les quitaba la vista de encima.
Aquellos personajes que ni siquiera tenían nombre en los créditos de Ferris Bueller serán nada más y nada menos que Sam y Victor, los protagonistas de la película que responda una pregunta: “¿Adónde se fueron con la Ferrari roja del padre de Cameron?”.