Con la certeza de que la economía continuará creciendo, con pocas dudas respecto de que Cristina de Kirchner puede ser releecta; con cierta resignación de que deberán aprender a convivir con inflación e injerencia estatal, las preocupaciones de los empresarios ahora se concentran más en temas puntuales y sectoriales. El entender cómo lograr un crecimiento sustentable fue quizás la razón para que los empresarios colmaran el Centro de Convenciones de Salta convocados por Idea para discutir las “Oportunidades y desafíos para la Argentina y la Región”. Los hombres de negocios están convencidos de que el viento de cola –es decir el crecimiento de los emergentes– continuará y que Argentina no debe, como tantas veces, desaprovechar esta oportunidad.
En estos foros era habitual escuchar un rosario de quejas, que de acuerdo con los tiempos pasaba desde reclamar más créditos, diálogo entre el gobierno y los empresarios, seguridad jurídica, y más recientemente la inflación y la injerencia estatal en las empresas.
Sin embargo, en este Precoloquio, las conversaciones de los pasillos eran más intercambios de datos entre empresas. Pocas dudas y sí ciertos resquemores respecto de cómo podrá reaccionar Hugo Moyano al ser desplazado del gobierno. Temen que las empresas terminen siendo el campo de batalla de la lucha del dirigente de la CGT para recuperar poder. Con cierta resignación escucharon de parte de Sergio Berensztein que hoy por hoy Cristina de Kirchner ganaría las elecciones: “Tiene un piso de intención de voto del 42 por ciento y un techo del 50 por ciento”, precisó el politólogo. Aunque les dio una buena noticia: en el corto plazo Moyano terminará su mandato al frente de la CGT y la conducción que venga será “moderada y de baja conflictividad”.
Existe una coincidencia con la percepción de la sociedad y el clima empresario. A los argentinos, “no les preocupa demasiado la inflación ni la corrupción”, afirmó el director de Poliarquía. Con un aumento de precios que supera el 25 por ciento resulta raro que “la inflación para los votantes hoy no constituye un serio problema” y sí les preocupa “la inseguridad y el desempleo” a pesar de que el índice de desocupación es bajo, señaló Berensztein. La explicación es que los jóvenes no han vivido escenarios inflacionarios pero sí han sufrido la falta de empleo en su ámbito personal.
Tanto Mario Blejer, ex presidente del Banco Central, como el ex ministro de Economía Miguel Peirano fueron muy optimistas respecto de las perspectivas económicas argentinas. Ninguno de los dos planteó algún escenario de conflicto. Blejer se concentró en el contexto internacional aunque no dejó de mencionar que Argentina continuará con la senda de crecimiento por “las condiciones externas como asimismo las políticas internas aplicadas”. Por su parte, el ex ministro de Economía rescató los “pilares del modelo”: superávits gemelos; acumulación de reservas; tipo de cambio flexible y omitió referirse a la suba de precios o el aumento del gasto público. Quizás sensibilizado, pues acaba de ser padre, Peirano pintó un escenario tan positivo que su discurso parecía más a los que solía decir cuando era funcionario del gobierno.
Resultaba casi paradójico que el grueso de las ponencias se concentrara en analizar la crisis de los países centrales y en este sentido sorprendió la dureza de Mario Blejer cuando afirmó que “la Unión Europea va camino a un escenario de crisis de deudas y cesación de pagos en Grecia y otras naciones de la zona del euro, a pesar de los ajustes que se aplicaron en los países”, diagnóstico con el cual coincidió Miguel Peirano.
El tema de la relación deuda/PBI de Grecia “es insostenible”, aseveró Blejer y agregó que “la necesidad de financiamiento es del 30 por ciento del PBI en Estados Unidos y de por lo menos del 20 por ciento en los países de Europa”. Los planes de ajuste del Fondo Monetario fueron enfáticamente cuestionados tanto por Blejer como por Peirano.
El ex director del Banco Central se mostró más pesimista respecto de la recuperación de los países desarrollados y manifestó que una desaceleración del crecimiento puede afectar la economía argentina aunque no de una manera relevante. Es que, ambos economistas coincidieron, los precios de las materias primas no se verán seriamente afectados.
La inflación tampoco fue visualizada como una amenaza al desarrollo argentino y piensan que el escenario más probable de la Argentina para los próximos meses es el de una reducción “gradual” de la suba de los precios, aunque no explicaron cómo será dicho proceso. La única crítica al modelo económico, aunque muy indirecta, fue formulada por Peirano cuando dijo que sería “necesario una intervención del Estado más coordinada y menos arbitraria”.
Sin embargo, el único que tuvo un comentario crítico fue el titular de la UIA, Ignacio de Mendiguren, quien dijo que los políticos deberían dejarse de “sanatear”. El industrial lo aseguró en el contexto de la necesidad de que el país cuente con políticas de mediano y largo plazo. Mendiguren coincide en que la Argentina continuará con la senda de crecimiento y con este propósito es que la UIA mantiene encuentros con todos los representantes políticos a los efectos de hacerles llegar el plan elaborado por la entidad industrial que permitirá duplicar el PBI en 12 años.
Radicalización
El menos diplomático, en este sentido, fue Sergio Berensztein, quien afirmó que en caso de ganar las elecciones Cristina de Kirchner es de esperar un escenario de radicalización de las políticas actuales como por ejemplo: un gobierno mucho más presidencialista; un avance de La Cámpora en diversas áreas del gobierno, un estatismo ampliado, mayor intervención en las empresas; una posible reforma electoral. La consecuencia negativa ante este escenario, para el director de Poliarquía, será una mayor fuga de capitales.
De todas maneras, aseveró que la mayoría de la población no está preocupada por los temas políticos; “tienen otras prioridades”, explicó: “Sólo un 5 por ciento de la población esta hiperinformada”. Sostuvo que pocos saben que deben ir a votar en las elecciones internas el 14 de agosto. Al respecto, cree que “los candidatos serán más competitivos después de las internas”.
Con una Cristina liderando la intención de voto, el director de Poliarquía piensa que el voto en contra será más captado por Ricardo Alfonsín pues a Eduardo Duhalde se lo ve como “muy peronista”. Reconoció que luego de la confección de las listas quedaron muchos “enojados” aunque minimizó las consecuencias al afirmar que esto es habitual en política a punto tal que estos “heridos” son conocidos como las “viudas y los huérfanos” del sistema político. Aceptó que el gobierno de Cristina en caso de ganar un segundo período será más “cristinista” y que no “tolerará ninguna disidencia” y recordó que el gobierno incluso dejó fuera de las listas a legisladores que fueron leales durante todo el período.
El gobierno intuye que la oposición puede alzarse con la victoria en la ciudad, donde Mauricio Macri “puede ganar y fortalecerse”. En Santa Fe, Antonio Bonfatti, del partido del actual gobernador Hermes Binner, tiene chances de ser gobernador aunque está creciendo “aceleradamente” en la intención de voto Miguel del Sel. El voto bronca en Santa Fe se lo está llevando Del Sel, consignó. En Córdoba, el kirchnerismo no tiene un candidato así que “el gobierno puede llegar a tener malas o muy malas noticias” de estos distritos, dijo Berensztein.