Los ojos de Thelma Fardin se llenan de lágrimas cuando dice la palabra justicia. Aquella en la que había perdido la fe y la esperanza después de denunciar que Juan Darthes la había violado, después de ser atacada y acusada de buscar fama o rédito económico, después de ser revictimizada con nueve pericias y tres declaraciones, después de que el acusado intentara suspender el juicio cuatro veces, después de un primer fallo en contra.
“Al fin la Justicia me cree, creyéndome a mí le cree a otras”, dice Thelma.
Seis años después de denunciar que fue abusada sexualmente en Nicaragua durante una gira de «Patito Feo», cuando era menor de edad, la Justicia brasileña dictó 6 años de prisión para Juan Darthes. Será en régimen abierto, es decir, podrá trabajar pero debe volver a dormir a la cárcel todas las noches. En Brasil sólo el 1 por ciento de las denuncias de abuso tienen condena y en la Argentina únicamente el 15 por ciento, según datos de la Ufem.
“Hay una sensación de triunfo, de alegría y de emoción. Los feminismos y otros espacios de la sociedad supieron acompañar el proceso de Thelma, por eso sentimos que ganamos algo ayer”, dijo este martes Natalia Amatiello, psicóloga y coordinadora de la Asociación de Altos Estudios en Violencias y Abusos Sexuales (Aevas).
“El solo relato y la denuncia de Thelma permitió que muchas pudieran hablar. El fallo en particular es reivindicatorio. Nos permite creer en una justicia posible”, señaló Amatiello y recordó que tras la denuncia de Thelma aumentó significativamente la cantidad de jóvenes que se animaron a ir la Justicia por abusos o hechos de violencia de género.
“Todas esas voces que pudieron hablar a través de esa primera palabra que toma Thelma respecto de su experiencia hoy escuchan que hay una justicia posible. La justicia en acto es reparatoria, tanto para la víctima como para la sociedad, en tanto no hay un delincuente impune. El descreimiento que la sociedad tiene de la Justicia se recupera un poco”, agregó.
La abogada de Fardin recordó en conferencia de prensa lo revictimizante del proceso para la actriz que pasó por 9 peritajes -3 en Nicaragua, 5 en la Argentina y una en Brasil-, declaró tres veces, se cuestionó su palabra, se usaron 10 líneas telefónicas en su nombre para intimidarla y fue víctima de una campaña de hostigamiento, odio, acoso y violencia.
Al respecto, Amatiello mencionó: “En todos los casos hay estrategias de ataque a las víctimas: denunciar a las profesionales, a las personas que estén poniendo la voz en defensa de la víctima. En el caso de Thelma fue de un nivel de crueldad que este fallo resulta reparador”.
La psicóloga explicó que los delitos de abuso no tienen testigos y, a diferencia de otro tipo de delitos, la víctima debe comprobar que no está mintiendo. “El traumatismo del abuso sexual genera un mecanismo de defensa singular, que en cada víctima tiene particularidades y no se las puede condenar por no decirlo en su momento, por decirlo más o menos angustiada o con la modalidad que la víctima pueda tener para hablar de lo que sucedió”, explicó.
En cuanto al contexto nacional y el desmantelamiento de las políticas de género, señaló la especialista: “Las políticas que se están llevando a cabo son de crueldad, de reivindicación de pensamientos misóginos y de discursos de odio. El desmantelamiento a nivel de recursos económicos y humanos de los espacios vinculados a políticas de género hace que las víctimas se multipliquen. No saben a dónde recurrir y se potencia la soledad que sufren”.