Un químico presente en filtros solares, cremas y productos cosméticos causó alteraciones en procesos hormonales en estudios de laboratorio. Fue en ensayos sobre cultivos de ovarios enteros de ratas, que permitieron a científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y del Conicet determinar que el BP3 –Benzofenona-3– actúa como un perturbador endócrino: interfiere con las vías de acción de las hormonas.
Los investigadores publicaron sus resultados, que abona la sospecha mundial sobre los efectos hormonales que puede tener la exposición a este compuesto químico en l amira por ser un posible disruptor endócrino.
A diferencia de lo que ocurre con otros contaminantes ambientales sobre los que se investigan desde hace décadas y con ello se impulsó la generación de regulaciones o mecanismos de control, lo que se sabe de los efectos de la Benzofenona 3 es menor y la limitación de su uso y rotulación obligatoria es reciente.
“Es importante estudiar estos productos porque son de uso libre y muchos los consideran totalmente inocuos: está muy difundida la idea de que se puede usar toda la cantidad y todas las veces que uno quiera sin efectos negativos”, explicó Horacio Rodríguez, investigador del Instituto de Salud y Ambiente del Litoral, que depende de la UNL y el Conicet.
“No se trata de desalentar el uso de protectores solares, ya que cumplen una importante función contra la radiación UV, pero sí de hacer un uso consciente, en particular en poblaciones vulnerables a los perturbadores endócrinos, como son mujeres embarazadas y niños”, subrayó Clarisa Santamaría, docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL y autora del trabajo publicado en Toxicology Letters.
El estudio
Para conocer si un compuesto químico perturba las vías de acción hormonal, los investigadores exponen tejidos sensibles a hormonas a la sustancia de interés y observan si hay efectos.
En este caso, el ensayo se realizó sobre ovarios de ratas. Extrajeron ovarios de ratas recién nacidas y los cultivaron en el laboratorio una semana, expuestos a diferentes concentraciones de BP3.
Las concentraciones evaluadas fueron similares o menores a las detectadas en sangre de seres humanos luego de la aplicación de cremas solares sobre la piel. Durante esos primeros días de vida, ocurre un proceso clave: el ensamblado de folículos, es decir, se genera el stock de folículos que la hembra dispondrá a lo largo de su vida. «Lo que hacemos al completar la semana es contar esas células germinales que se formaron y estudiar la expresión y regulación de moléculas claves», indicó Rodríguez, que también se desempeña como docente de la Bioquímicas.
Los ensayos mostraron que el BP3 alteró el proceso, incluso en las concentraciones más bajas, para las cuales se observó un menor número de células germinales en los ovarios.
Los científicos estiman que estos resultados muestran que hay un efecto de perturbación, pero aclaró que “para conocer si esto repercute en la salud, son necesarios otros estudios en modelos más complejos”.
Nicole Meyer y Ana Zenclussen Otto-von-Guericke University, en Alemania, participaron de los estudios con la UNL y el COnicet en el marco de un proyecto binacional.
Moda, cuidado personal y descuido de la salud
A principios del siglo XX, el escenario era muy diferente. La piel bronceada no fue un anhelo o un signo de belleza, hasta que Coco Chanel se ocupó de revolucionar los estándares en la década de 1920. Surgida la tendencia, el cine a color se ocupó de su propagación y comenzó la industria de productos para el sol.
En Estados Unidos se midió la exposición al BP3. Analizaron la orina de la población y lo encontraron en 96 de cada 100 personas. Esto se debe a que se utiliza en muchos productos de cuidado personal, algunos de aplicación directa sobre la piel como cremas hidratantes, protectores solares y productos para el cabello y las uñas. Además, la población se expone a través del agua, donde llega principalmente por el uso masivo de estos productos.
Dentro de la misma línea de investigación, los investigadores del ISAL llevan adelante ensayos en cultivos de testículos enteros. Y comienzan nuevos ensayos en hembras preñadas, esta vez evaluando la exposición durante la gestación en un modelo in vivo.