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Los hermanos Azum en el banquillo: Usura, asesoramiento a narcos, encubrimiento de homicidas y juego ilegal

Para la fiscalía el grupo delictivo opera desde el 2012 y se fue diversificando. A ello sumaron que el incremento patrimonial del Turco, como se conoce al cabecilla, le permitió vinculaciones en distintas áreas del Estado. Pidieron 27 y 20 años para los hermanos

Yalil Roberto “Turco” Azum, de 47 años y Alejandro Sharif Azum, de 40 años, comenzaron a ser juzgado este lunes. El primero fue señalado como jefe de una organización ilícita, encubrimiento de homicidio, usura. El tribunal está integrado por los Jueces de Primera Instancia Aldo Bilbao Benítez, Lorena Aronne y Hebe Marcogliese. Los Fiscales Alejandro Ferlazzo y Viviana O`Connell atribuyen a Yalil asociación ilícita en calidad de jefe; juego clandestino en calidad de coautor, encubrimiento (por favorecimiento personal) agravado por la gravedad del delito precedente en calidad de autor (2 hechos); homicidio calificado por el concurso premeditado de más de dos personas y para procurar la impunidad de otro delito, agravado por el uso de arma de fuego en calidad de participe secundario; encubrimiento (por favorecimiento personal) agravado por la gravedad del delito precedente en calidad de coautor; usura agravada por la habitualidad, (20 hechos) en concurso real, en calidad de coautor y consumado. Y por esos delitos los fiscales pidieron 27 años de prisión efectiva.

A su hermano Alejandro lo acusaron de asociación ilícita en carácter de miembro; juego clandestino en carácter de coautor; homicidio calificado por el concurso premeditado de más de dos personas y para procurar la impunidad de otro delito, agravado por el uso de arma de fuego en calidad de participe secundario y pidieron 20 años de prisión efectiva.

El inicio

Una granada que se tiró en las cercanías del club del Parque Independencia en 2016 fue el inicio de una investigación penal que identificó a tres grupos delictivos: el de los Ungaro y los hermanos Funes,  el de Alexis Caminos y el de Ariel Tubi Segovia – asesinado a traición en la cárcel de Coronda– y Yalil Azum.

De la investigación de este último grupo surge una vinculación estrecha entre Tubi Segovia y los hermanos Azum. Según la pesquisa los segundos le ayudaron a invertir, le administraban los negocios y lo asesoraba en cuestiones económico financieras. Además aparecen vinculados los nombres de Cristian Negro González, condenado a 18 años de cárcel en la Justicia Federal y Emiliano Jija Avejera, sentenciado a prisión perpetua.

 

El financista

Para la fiscalía Yalil Azum prestaba dinero, vendía autos que venían de Córdoba o iban a esa provincia desde Rosario y manejando el dinero producido por la venta de drogas. Entienden que cumplía el rol de financista de la organización que manejaba Segovia y luego invertía ese producido.

Las comunicaciones telefónicas entre ambos hermanos con Segovia entre 2016 y 2018 dejaron al descubierto este vínculo. Dijeron que está probado que Tubi organizaba puestos de venta de drogas que era manejados entre otros por: Enrique Adrián «Cable» Solis, Cristian «Negro» González, su hermano «Chino» González , asesinado en marzo de 2017 y Avejera.

Para la fiscalía el grupo delictivo liderado por Yamil Azum llevaba adelante diversos negocios ilegales que centralizaban en una oficina. Se dedicaban a la usura, juego clandestino en línea, alquileres y compra de propiedades y autos y tenían una flota de taxis que eran parte de la operatoria para blanquear capitales provenientes de actividades ilícitas incluido el narcotráfico, refirieron al acusar.

Agregaron que los acusados tenían “vinculaciones en diversos estamentos del Estado y contaban con acceso a protección policial y política a nivel nacional, por lo que el poder no solo adquisitivo sino de relaciones coloca a esta organización en un marco de extrema complejidad…”, refirió la fiscalía.

Contaron que este tipo de negocios ilícitos le permitió a Azum aumentar su patrimonio en forma exponencial lo que le dio otro contexto social que le permitió relacionarse con sectores de la política y obtener contactos con distintos estamentos del Estado “a los fines de poder evadir los inconvenientes que conlleva su actividad ilícita”, explicaron.

En cuanto al vínculo entre hermanos dijeron que hubo un distanciamiento entre ellos entre 2017 y 2020 cuando el más chico volvió a participar en el ámbito del juego clandestino.

Los otros imputados

En cuanto a Marina Mabel G., la fiscalía dijo que llevaba para su entonces pareja la administración y alquileres de propiedades de Yamil Azum, de la flota de taxis y colaboraba en cualquier tarea a los fines del blanqueamiento del dinero. Mientras que Lisandro S. aparece como la mano derecha de Azum en 2018 en los negocios que tenía en Córdoba. Además de encargarse de la contabilidad de los préstamos y para el 2021 se ocupó de administrar las plataformas de juego clandestino on line, explicaron.

En cuanto a De Gaetano dijeron que junto a Azum, pusieron una oficina en calle San Lorenzo al 1300 donde, desde fines de 2020, compraban y vendían dólares en negro y comenzaron el negocio del juego clandestino on line. En este contexto Nicolás G. trasladaba el dinero de la oficina a financieras y manejaba la plataforma virtual, contaron.

Encubrimiento

La fiscalía, representada por  Viviana O’Connell, Alejandro Ferlazzo y Sebastían Narvaja, además acusó a Yalil Azum de encubrir a Joaquín Gallego Pérez, quien contaba con un pedido de captura por el crimen del comerciante Edgardo Manuel Giménez, asesinado en un hecho de robo en su local ubicado en Granadero Baigorria en abril de 2014

La Acusación contó que en junio del 2018 Azum viajó a Córdoba con un grupo de personas entre los que estaba Pérez y lo dejó en una propiedad en la que estaba su madre donde estuvo un día y luego volvió a Rosario donde se alojó en un hotel . Para la acusación lo ayudó en la logística para mantenerse evadido de la Justicia.

Además se lo imputó, junto a Lisandro S. por encubrir a Emiliano Jija Avejera en el homicidio de Jonatan Bam Bam Funes, ocurrido en febrero de 2018 cuando la víctima salía de la cárcel de Piñero tras visitar a sus hermanos. La fiscalía contó que Azum le brindó alojamiento en un departamento en Córdoba donde fue detenido por personal policial en septiembre de ese año.

Explicaron que además era el nexo con su familia y le mantenía los contactos para que mantuviera el desarrollo de sus negocios ilícitos mientras estaba prófugo. Avejera y Adrián Cable Solís fueron condenados por el crimen de Bam Bam Funes.

 

El crimen de Ojeda

Otra de las acusaciones que pesan sobre los hermanos Azum están vinculadas al crimen de Lorena Ojeda, una adolescente asesinada en diciembre de 2016. Esta chica era hermana de Brisa, pareja de Jonatan Rosales, quién fue asesinado por orden de Rubén Tubi Segovia quien estaba preso. Esta última era testigo del homicidio y se ordenó su crimen pero por error mataron a Lorena.

Según la pesquisa, Tubi se comunicó con Yalil para que ponga a disposición recursos para ubicar el domicilio donde estaba la testigo que iba a ir a una ronda de reconocimiento que lo involucraba, el objetivo era detener la medida judicial. A su vez Yalil habló con su hermano para que realice el encargo.

Por el hecho ya fueron condenados Cristian Mario Gonzalez, Fernando Andres «Andy»Caminos Enrique Adrián «Cable» Solis y el abogado Marcos Cella por una participación secundaria. En cuanto a Segovia el caso fue archivado tras su homicidio.

Para estos hechos la acusación fue una participación secundaria en los homicidios calificados.

 

Usura

Otro de los negocios que manejaba Azum era la usura, según refirió la fiscalía. En este caso fue acusado junto a Lisandro S. por 20 hechos de usura agravada por la habitualidad. Dijeron que Azum de manera habitual y profesional prestaba dinero a tasas que iban del 25 al 50 por ciento mensual, actividad que se detecta a partir de 2012.

Ofrecía préstamos a través de folletería o recomendaciones y los cerraba a través de whatsapp. Por su parte Lisandro S. pedía la información a los requirentes y gestionaba el préstamo tras armar un legajo, explicaron.

El pago en cuotas podía ser de distintas modalidades, mensual, semanal e iba un cobrador a las casas de las víctimas. Si los préstamos eran de montos elevados eran gestionados por Azum en persona.

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