Al menos tres provincias argentinas presentaban este lunes incendios activos, otras cinco provincias tienen focos contenidos, controlados o en etapa de guardia de cenizas y en otras tres hay localidades donde logró extinguirse, según el reporte publicado este lunes del Servicio Nacional de Manejo de Fuego.
Una de las zonas más afectadas por los incendios es el Delta del Paraná, con casi 200 mil hectáreas devastadas, repartidas entre las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. Según el reporte del servicio Nacional de Manejo de Fuego los focos ígneos están contenidos en esta región.
Entre los graves daños que causan las quemas de pastizales, también se puso en riesgo la fauna y flora. Entre las especies amenazadas se encuentra el ciervo de los pantanos, en peligro de extinción.
También están afectadas las comunidades vegetales arbóreas como el bosque fluvial mixto (sauce criollo, aliso de río, canelón y laurel entre otros) y la selva en galería o «selva ribereña», actualmente está compuesta por especies leñosas como la palmera pindó, el ingá, el anacahuita y el sauco.
El fuego todavía se presenta activo en los focos de las localidades de Los Toldos (Salta), Bajo de Veliz Quines (San Luis), y El Arquito y Tama (ambas de La Rioja).
En las localidades de Ancasti (Catamarca), Selva (Santiago del Estero), y Tranca (Tucumán) los focos se encuentran controlados; mientras que en Punilla y Río Cuarto, ambas en Córdoba, el fuego está contenido.
Según este reporte, hay otros cuatro focos en Córdoba donde están en la etapa de guardia de cenizas (Ischilín, Punilla y Colón, Río Cuarto (Achiras) y San Alberto).
El fuego está extinguido en Ambato y Fray Mamerto Esquiú (Catamarca); Colón (Córdoba), Diamante (Entre Ríos), Concepción y Mburucuyá (Corrientes); San Fernando (Buenos Aires); y San Pedro y Ledesma (Jujuy).
En el informe, el Servicio Nacional de Manejo de Fuego recordó que «el 95% de los incendios forestales son producidos por intervenciones humanas, siendo dentro de estos los principales escenarios la preparación de áreas de pastoreo con fuego; fogatas y colillas de cigarrillos mal apagadas y el abandono de tierras».
Además, señaló que «los factores climáticos como la falta de precipitaciones, las temperaturas elevadas, el bajo porcentaje de humedad, las heladas constantes y los vientos fuertes inciden en su propagación».
Sobre los efectos señaló que «el fuego genera una alteración significativa en el sistema natural que provoca la pérdida de biomasa, estructura vegetal, fragmentación de hábitats y pérdida de especies endémicas de la región», a la vez que afecta «los servicios ecosistémicos que brindan los distintos ambientes, como humedales y bosques».
En Córdoba, por ejemplo, donde existen una 40 mil hectáreas afectadas por el fuego, en las zonas quemadas disminuyen las poblaciones de mamíferos pequeños, anfibios y reptiles, debido a sus áreas de vida reducidas, escasa capacidad de huida y dificultad para encontrar nichos después de las quemas o incendios.
«Esto produce además un efecto en las cadenas tróficas ya que la disminución de la densidad de pequeños mamíferos, como los roedores, puede influir negativamente en la disponibilidad de alimento para sus depredadores naturales», explicó el reporte y continuó: «las especies de rápido movimiento, como los mamíferos medianos y grandes pueden tener problemas en la competencia por recursos fuera de sus hábitats originales».
Además, «las aves también sufren impacto porque se destruyen los sitios en los que anidan o porque tienen sus perchas en los pastizales altos o juncales».