Dos tercios de los irlandeses votaron a favor de la despenalización del aborto, según los resultados oficiales sobre el histórico referendum celebrado ayer en el país. Una victoria aplastante para los partidarios de la reforma de la legislación vigente, una de las más duras de Europa.
El 66,4% de los votantes apoyaron la propuesta de derogar la octava enmienda constitucional, que equipara los derechos de la mujer a los del feto e hizo, por ende, imposible el aborto salvo en caso de riesgo para la vida de la madre.
La legislación irlandesa sobre la interrupción voluntaria del embarazo es actualmente una de las más restrictivas de Europa, junto con Irlanda del Norte y Malta.
El plebiscito tuvo lugar a tres meses de una visita a Irlanda del papa Francisco que refleja el declive de la influencia de la Iglesia católica, cuya poderosa tutela se ha debilitado por los cambios económicos y sociales. También paga el precio de los casos de pedofilia que involucran a sacerdotes.
“Lo que hemos visto hoy es la culminación de una revolución silenciosa que ha tenido lugar en Irlanda”, declaró ayer el primer ministro del país, Leo Varadkar, uno de los defensores más fervientes del Sí.
“Esto ha sido un gran ejercicio en democracia, y la gente ha hablado”, añadió Varadkar, homosexual declarado y médico de profesión, en una primera reacción a la emisora pública irlandesa RTE.
Esta amplia victoria abre las puertas al gobierno del partido democristiano Fine Gael para cambiar la ley y permitir el aborto en todas las circunstancias durante las primeras 12 semanas de embarazo y, en casos excepcionales, hasta las 24.
La afluencia a las urnas fue del 64,1%, la más alta desde el referendum sobre la legalización del divorcio de 1996, después del cual se han celebrado veintiún plebiscitos más.
“Maravilloso, maravilloso, es un día maravilloso”, dijo Eileen Shields, que llevaba puesto un prendedor en el que se leía “Hicimos historia”. Shields recuerda que se vio relegada por sus amigos y la Iglesia cuando quedó embarazada de adolescente, hace 46 años, sin estar casada.
Estos resultados definitivos se dan a conocer tres años después de la legalización, también mediante un referendum, del matrimonio homosexual, que ya provocó un sismo cultural en este país de 4,7 millones de habitantes.