Este jueves por la tarde, escritores, editores y libreros de la ciudad se dieron una cita en el bar La Sede en el centro rosarino. Realizaron el lanzamiento oficial de la Asociación Santafesina del Libro que pretende nuclear a todos los eslabones de la cadena productiva del sector para poder pensar y coordinar acciones ante el escenario de crisis económica que se vive. Según los datos de la Cámara Argentina del Libro, en los últimos meses se registró una caída en las ventas de entre el 30 y 40 por ciento. «Hay compañeros que cuentan que pueden pasar una mañana entera sin vender un libro», detalló uno de los participantes. Para los comercios más chicos les es difícil sostener los alquileres y aumentos de servicios.
«La idea de la Asociación es abrir las puertas, que sea lo más amplio y democrático posible», expresó Marcelo Britos, escritor y uno de los impulsores del espacio. Entre los participantes hubo mujeres y hombres de todas las edades que escucharon con atención las palabras de Britos y Eugenio Magliocca, escritor y también organizador. La reunión fue a escala local, pero la idea es convocar a trabajadores de la ciudad de Santa Fe para poner en común problemáticas a resolver y propuestas.
La asociación tiene dos objetivos. Primero, resolver cómo se constituyen y qué marco institucional le dan al espacio. Segundo, formular los puntos principales para un proyecto de ley provincial que apunte al fomento, producción y distribución del mercado editorial. Britos comentó que hay diversas ordenanzas municipales que tienen que ver el sector, pero que son medidas aisladas. Los escritores coincidieron en que el Estado juega un rol fundamental para el crecimiento y sostenimiento de los proyectos editoriales independientes y autogestivos. Plantearon la necesidad de políticas públicas que armonicen un poco el desequilibrio entre los mercados dominantes y concentrados y aquellos emergentes.
La primera reunión del grupo fue hace poco más de un año. Eran todos escritores inquietos por las posibilidades, a veces escasas, de editar. Se editores y libreros que trajeron problemáticas como el aumento del precio del papel e impresión, las imposibilidades de pagar las altas tarifas de luz o alquiler y las dificultades para competir con las librerías que están, por ejemplo, en los shoppings. Desde la asociación consideran que las trabajadoras y trabajadores vinculados al mundo de los libros están separados. Lo urgente, dado el contexto, es reunirse para pensar acciones comunes.
Britos marcó dos hechos claves para la industria editorial: los tarifazos y la apertura indiscriminada de libros importados, una de las primeras medidas del entonces Ministerio de Cultura de la Nación. Según él, fue un golpe de knock out para emprendimientos locales y sobre todo, las editoriales independientes. También recordó la concentración que hay en Buenos Aires lo que provoca que en el resto de las ciudades del país los efectos de estas decisiones políticas sean más duros.
«La conformación de la Asociación es un llamado al compromiso», explicó Britos y adelantó que van a presentar el proyecto de ley en 2019. Hasta el momento no entablaron conversaciones con las entidades gubernamentales locales ni provinciales, pero consideraron que sería la primera iniciativa que contemple la mirada de las personas involucradas en el tema. Quieren lograr una mayor articulación entre privados y el Estado, modificar el régimen jubilatorio, lograr excepciones impositivas y fijar estrategias comunicacionales y crear un fondo editorial.