En tiempos de ajuste estatal y empresario, conseguir empleo se transformó en todo un desafío, sobre todo para los mayores de 45 años que fueron despedidos: demasiado jóvenes para jubilarse y demasiado grandes para trabajar.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 800.000 argentinos mayores de 45 años intentaron sin éxito volver a conseguir empleo en 2016. El caso de Oscar Sánchez publicado por El Ciudadano el 12 de junio pasado, en el que el hombre buscaba trabajo en las redes sociales, generó respuestas de personas que se encontraban en una situación parecida. Gente de más de 45 años, en muchos casos con estudios terciarios y universitarios, que busca empleo y sólo halla puertas cerradas.
Según el abogado laboralista Jorge Elías, “hay una fantasía de que la modernidad viene de la mano de los más jóvenes”. Sin embargo, reveló a El Ciudadano que el discurso de “dinamismo” que dan oficialmente los empresarios cambia en sus conversaciones puertas adentro: “Dicen que son más dóciles. Están menos predispuestos a algunas cuestiones que a las empresas les molesta, como afiliarse al sindicato, aspirar a ser delegado o reclamar derechos”.
Elías también consideró que la protección contra despidos que brinda el Estado “fracasó”. “La indemnización no cubre el daño a una persona de 45 años que trabajó 20 en una compañía y la echaron. Está condenado a no tener trabajo estable nunca más y dependerá de una changa”, relató el abogado laboralista.
En la Argentina ya se dieron casos donde fallos judiciales declararon que el despido de trabajadores de cierta edad se considera discriminatorio. De esta manera, los damnificados consiguieron una indemnización adicional a la correspondiente. Aún no hubo casos donde la Justicia ordene la reincorporación.
En San Juan, la diputada provincial Daiana Luna presentó el proyecto de reinserción laboral, para personas que tienen más de 40 años y que se encuentran sin trabajo. La iniciativa pretende crear un cupo para que tengan la posibilidad de ingresar de nuevo al mercado laboral. El proyecto ya tomó estado parlamentario y será tratado en comisión.
La intención es asegurar un porcentaje de la demanda laboral total para aquellas personas que por su edad no lograr insertarse en el mercado. El cupo es una herramienta para garantizar la posibilidad de trabajo a este grupo de adultos comúnmente marginado.
Según datos de la plataforma Bumeran, junto con Combo Employer Branding en Argentina, el 87% de los empleadores prefiere contratar menores de 40 para sus empresas, aunque destacan la mayor solvencia de los maduros a la hora de ocupar cargos jerárquicos.
Víctimas de un modelo
El economista rosarino de la Fundación Pueblos del Sur Daniel Guida señaló que los trabajadores mayores de 45 años son “las primeras víctimas de este tipo de modelo económicos”, en referencia al implementado por el gobierno de Mauricio Macri.
“Lo más importante para un trabajador mayor es la calificación. Si no está calificado, es muy difícil que consiga empleo porque los trabajos que no requieren capacitación han caído notablemente”, dijo el economista.
Según Guida, “no hay generación de nuevos puestos de trabajo” en la Argentina y el empresariado “trata de maximizar ganancias” cambiando un salario alto por uno más bajo.
Es decir, si un mayor de 45 años cobra su salario con plus de antigüedad y un cargo mayor al básico; el empresario opta por reemplazarlo por un veinteañero que, por consiguiente, cobre menos. “Un empresario ve el nivel de productividad que puede tener el salario. El sistema es cruel y compara a las personas con máquinas”, dijo Guida.