Ciudad

Los mayores se ponen a tono

Por Nicolás Maggi.- En diferentes espacios del Distrito Oeste funcionan talleres de uso de nuevas tecnologías para la tercera edad. Los cursos se arman a partir de las inquietudes de los participantes. Los conocimientos y prácticas adquiridos fomentan la inclusión.


Los distritos tienen, a partir de lo que fue la votación del Presupuesto Participativo (PP) para los proyectos del año 2012, talleres de uso de nuevas tecnologías para la tercera edad. Estos talleres, desarrollados en articulación con la Escuela de Gerontología y completamente gratuitos, son un acercamiento para amigarse con los artefactos de uso cotidiano que los mayores no saben usar y los atemorizan: celular, mp3, cámara de fotos digital, microondas o cajeros automáticos. La aproximación responde a una necesidad de muchos abuelos, que se sienten desbordados porque intuyen que el no saber usar los dispositivos los aísla. Hoy funcionan en el Distrito Oeste, en cuatro espacios y con más de 50 participantes, pero podrían extenderse si los votan en otros distritos.

Lejos de la etiqueta de “edad pasiva”, adultos mayores colmaron los talleres. En la primera experiencia de este tipo en la ciudad, se conformó un grupo de entre 50 y 60 personas que realizan los cursos en diferentes espacios: Centro de Jubilados Alas de Vivir (Cochabamba al 6600), Centro de Jubilados Triángulo (Camilo Aldao al 2900), Vecinal 13 de Marzo (Magallanes al 3800) y Vecinal Azcuénaga Sur (Cerrito al 5200).

“Este taller es muy querido”, comenta Gabriela Guzmán, coordinadora de la Escuela de Gerontología y de los cursos del PP. “Arrancó primero en el Centro de Jubilados Alas de Vivir, y tras dos o tres meses de ambientación, fueron surgiendo los demás. En este primer año realizamos cuatro cursos, y la respuesta ha sido satisfactoria”, detalla.

Los talleres

Los talleres los dicta la profesora Marisa de Luca, y tienen una duración determinada: como todos los proyectos de PP empiezan en abril y terminan en septiembre. “Por eso, para volver a tenerlos, hay que participar de las asambleas y volver a votar esos proyectos”, comenta Guzmán.

La población de los cursos está compuesta en su totalidad por adultos mayores, de entre 60, 70 y hasta 80 años. “La gran mayoría son jubilados que pertenecen a los centros. Algunos son consejeros del Presupuesto Participativo, y son quienes propusieron el proyecto y motivaron su votación”, relata la coordinadora.

Favorecer la integración

La avidez de incluirse en una sociedad que se moderniza con tecnología nueva y desconocida, se señala desde el taller como la motivación principal que alienta a los adultos mayores a volver a ponerse en el rol de alumnos. Así lo indica Gabriela Guzmán: “El adulto mayor siente que tiene limitaciones para hacer algunas cosas. Ponemos el énfasis en que mantenerse activo y ávido de aprender lo nuevo es una manera de sentir que la vida tiene sentido, de que pueden seguir comunicándose y no van a estar encerrados en su casa sin poder hacerlo porque los demás saben cómo y ellos no. El anciano también puede acercarse y aprender, quizás con otros tiempos, pero puede integrarse”. Y es una forma de sentirse vivo, aprender a relacionarse de modo diferente con un mundo que cambia.

No obstante, como toda adaptación a un nuevo ambiente, la familiarización con las nuevas tecnologías es un proceso que lleva tiempo. La coordinadora de la Escuela de Gerontología lo explica: “Al principio hay expectativa por miedo a no poder hacerlo, y a experimentar con los artefactos, por ejemplo a que por tocar el botón equivocado se borren los contactos del celular o se consuma el crédito. Después, una vez que se familiarizan y se conocen entre ellos, se encuentran y se sienten contenidos, algo que también es parte de estos talleres, se pierde el miedo y se logra el objetivo: aprender”.

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