Manuel llegó al mediodía y tocó el 4°B. Una voz respondió «Ya voy». Manuel esperó. Pensó que quería recordar todos los detalles de ese momento. Matilde salió del ascensor, abrió la puerta y «con la calidez que solo las abuelas le pueden dar a sus nietos» abrazó a Manuel. Apoyó sus manos llenas de pequitas en el rostro de él y por primera vez le dijo «pasá que ya está la comida».
Manuel Gonçalves Granada es el nieto recuperado número 57, tenía 20 años cuando en 1997 se hizo los estudios para conocer su origen biológico. Inmediatamente quiso conocer a su abuela Matilde, la única que quedaba de sus cuatro abuelos. Desde 2013 trabaja en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad. La Conadi fue creada en noviembre de 1992, durante la gestión de Carlos Menem, a partir de la demanda de Abuelas de Plaza de Mayo para que el Poder Ejecutivo se involucrara de manera activa en la búsqueda de hijas e hijos de personas desaparecidas durante la última dictadura cívico militar. Hasta ese momento solo lo hacía el Poder Judicial.
El robo de bebés fue una práctica sistemática ejecutada por el Estado argentino entre 1976 y 1983. Algunos nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas y otros fueron secuestrados en su niñez junto a sus padres o madres. Hasta el momento los organismos recuperaron las identidades de 130 personas. Todavía faltan más de 300.
Conadi trabaja de forma permanente y de manera muy estrecha con Abuelas, con el Banco Nacional de Datos Genéticos -BNDG- y con la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado. Abuelas les deriva los casos de personas que tengan dudas sobre su identidad que tengan información para aportar. Solo Conadi tiene autorización para solicitarle al Banco las pruebas de ADN y determinar ver si hay compatibilidad familiar.
La búsqueda de nietas y nietos es compleja porque una de las características principales de la represión militar fue su clandestinidad. No existen registros oficiales de cuántas personas fueron detenidas ni por dónde pasaron. Tampoco todos los familiares de desaparecidos saben si había un embarazo al momento del secuestro. Es posible que nunca hayan dado su muestra al BNDG.
En el robo de bebés se pone de manifiesto la responsabilidad civil durante la dictadura: los grupos militares contaron con la complicidad de funcionarios civiles, médicos y auxiliares. Lugares como la Esma o Campo de Mayo funcionaron como maternidades clandestinas, lo que permitió que la supresión de identidad fuera legitimada en los registros oficiales.
«Siempre es mejor la verdad a la mentira»
«La espera de los resultados es larga, es intensa», cuenta Manuel que ahora es una de las personas que acompaña a quienes restituyen su identidad. Él recibió el «positivo» en la vieja sede de Conadi por calle Moreno, en Buenos Aires. Siempre supo que su familia no era biológica, pero nunca imaginó que podía ser hijo de desaparecidos. De un momento a otro tuvo que entender que parte de su historia no era cierta. Que hubo ocultamientos, cosas que no fueron dichas con claridad. Sobre todo, que había mucha gente que sabía muchas cosas que él debió saber desde un primer momento.
«Siempre pienso qué quiebre se produce en ese momento con las personas que hoy asisto, la búsqueda es colectiva pero me toca este lugar: estar en ese momento en que reciben el resultado. Siempre pienso que sus vidas van a cambiar y estamos convencidos de que ese cambio, además de ser lo que corresponde, es para mejor, siempre es mejor saber la verdad que no saberla. Siempre es mejor la verdad a la mentira», sintetiza.
A mediados de los noventa, fue Claudia Carlotto –una de las hijas de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo– quien le dijo los resultados de su caso. Actualmente, ambos trabajan juntos en Conadi, Carlotto es directora de todos los equipos técnicos y de la unidad especial de investigación.
«Es un trabajo muy creativo donde el objeto de búsqueda fue cambiando, a quién dirigirse, las herramientas para la localización y la tecnología, la política y todo, todo cambió y Conadi se fue adaptando. Hoy es un organismo fuerte y ya se puede hablar de una política de Estado instalada, con personas sumamente especializadas en la tarea. Es única en el mundo porque no existe una comisión semejante a ésta», sostiene Carlotto.
La directora habla continuamente del compromiso militante de sus trabajadores y trabajadoras. Son cerca de 50 personas, donde predominan los psicólogos y abogados, pero también hay sociólogos, antropólogos, investigadores. A su vez, cuentan con voluntarios que forman parte de la Red Nacional por el Derecho a la Identidad. Carlotto trabaja en Conadi desde su creación en 1992 y fue pasando por distintos grados de responsabilidad.
Desde su entonces, la Conadi lleva casi 13 mil presentaciones de casos. En los últimos años, el número ronda entre los 700 anuales. La directora plantea que las fluctuaciones tienen que ver con determinados momentos políticos o hechos coyunturales.
El presidente de Conadi es el secretario de Derechos Humanos de la Nación. Al mismo tiempo, tiene un consejo directivo conformado por dos representantes de Abuelas, uno de Fiscalía y otro por la defensa y dos representantes del Poder Ejecutivo nacional designados por el ministro de Justicia. Una de ellas es Carlotto.
Habitualmente, las personas que dudan de su identidad se acercan a Abuelas. De ahí las derivan a Conadi que inicia una investigación. Otras veces, se acercan personas que dicen tener información sobre posibles apropiaciones.
Una vez que la Comisión recaba documentación de entidades públicas y privadas, determina si la misma esclarece el origen biológico de las personas investigadas. Si no es así, requiere la asistencia del BNDG. Cualquier habitante de Argentina tiene la posibilidad de realizarse los estudios ya que Conadi, en coordinación con el Banco, viaja a todo el país.
Al mismo tiempo, la Comisión trabaja con la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería para asistir a las personas que están fuera del país: a través de la embajada o consulado se envía un kit para la toma de la muestra y vuelve por valija diplomática. Aunque una persona esté a miles de kilómetros, tiene las mismas posibilidades de analizarse que cualquier persona que reside en Argentina. Carlotto detalla que están en contacto especialmente con Estados Unidos y Europa. Por otra parte, el trabajo de Conadi ha sido requerido en países de Centroamérica y también para investigar los delitos del franquismo en España.
Un camino sanador
Desde que supo su historia familiar, Manuel eligió para siempre a la organización Abuelas de Plaza de Mayo como su lugar de referencia. Su papá Gastón Gonçalves fue desaparecido el 24 de marzo de 1976. Su mamá Ana María Granada fue asesinada en noviembre de 1976 en San Nicolás. Manuel estaba con ella y sobrevivió porque ella lo escondió en un ropero. Estuvo tres meses internado en un hospital local con custodia policial y en febrero de 1977 el Juzgado de Menores lo dio en adopción sin efectuar ninguna averiguación sobre su familia biológica. En 1995 el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar los restos de Ana María y localizó a Manuel, que en 1997 se realizó los análisis que confirmaron su verdadera identidad.
Además de conocer a su abuela Matilde, conoció a su hermano, Gastón, hijo de su papá. «Es el bajista de Los Pericos. Juntos repasamos las veces que había ido a ver su banda y comprobamos cuán cerca habíamos estado el uno del otro. Eso es algo que tengo muy presente para todos los que estamos buscando: están muy cerca de todos nosotros. Están pasando muy cerca de muchas personas que intentan ayudarnos, de las familias que los buscan. Por eso el compromiso es de todos para ayudarnos en esta búsqueda. Es fundamental entender que quienes buscamos no están escondidos en algún lugar, están cerca de todos nosotros», enfatiza.
Por Abuelas de Plaza de Mayo se deshace en elogios, subraya su generosidad, su visión estratégica y cómo han transmitido su experiencia a las nuevas generaciones. «Una vez que se restituye la identidad empieza un camino muy sanador», cuenta.
Manuel advierte que es importante poder escuchar las inquietudes de cada nieta o nieto recuperado: «No todos reaccionamos de la misma manera, algunos necesitan más tiempo que otros. Los miedos muchas veces tienen que ver con qué va a pasar con las personas que los criaron. Nosotros entendemos que lo importante es dar un mensaje claro y empezar a empoderarlos en que ellos son responsables solo de haber buscado la verdad, no son responsables de todo lo que sucedió antes. Los buscamos a ellos. Desde Conadi después no se hace un trabajo de requerimiento de informaciones a quienes lo hayan criado, si ya los encontramos todo el resto dependerá de si es necesario que intervenga la Justicia o no y cada caso tiene sus particularidades. No tenemos las respuestas a todo, pero sí lo que les decimos es que a partir de ese momento, de saber la verdad, todo lo que venga es en pos de poder dejar las cosas en el lugar donde siempre tendrían que haber estado».