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Los números de Cambiemos contrastan los postulados del neoliberalismo

En cuatro años el ejecutivo se encargó de echar por tierra el enunciado que habla de bajar el costo laboral para generar más empleo. Mientras el poder adquisitivo de los salarios se contrajo un 19%, el sector privado perdió casi 160 mil trabajadores registrados

Uno de los principios del modelo neoliberal indica que para generar empleo se necesita bajar el denominado «costo laboral», un enunciado que la gestión Cambiemos se encargó de echar por tierra en menos de cuatro años. Es que durante ese período, el gobierno actual generó una caída del 19% en los salarios, que lejos de generar mayor apertura a ofertas laborales, dejó un saldo de 157.424 puestos de trabajo menos.

Un informe de Proyecto Económico, observatorio dirigido por la diputada nacional de Unidad Ciudadana Fernanda Vallejos, expuso en números que el deterioro de salario real y el nivel de ocupación transcurrieron por caminos paralelos, contrastando con el dogma neoliberal que habla de bajar salarios para propiciar inversiones.

Los errores adoptados en la política antiinflacionaria y paritarias que evolucionaron por debajo del índice de precios, se convirtieron en un combo que introdujo a la retracción económica. El impacto fue más profundo en sectores que dependen del mercado interno como la industria y el comercio, que a su vez, aparecen como los más importantes generadores de empleo. 

Aunque la reducción de empleos registrados entre 2015 y 2018 llegó casi a los 160 mil puestos, durante ese período, la caída acumulada llegó a 194.235 personas que perdieron su trabajo. Entre 2015 y 2019, los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (Sipa) indican que el sector de la industria manufacturera perdió 151.699 trabajadores mientras que en segundo lugar aparece el rubro comercio con 25.544 pérdidas.

Esta dinámica devino en una ineludible precarización laboral que generó dos nuevos fenómenos. Por un lado el aumento de contrataciones precarias, empeorando las condiciones de los trabajadores. Por otro lado el avance del empleo público en la participación del empleo total.

Empleos «de calidad»

Otro de los principios que postuló el actual gobierno al asumir y durante la campaña de 2015, fue la creación de puestos registrados en el sector privado. Pero contrariamente a esas expresiones el rubro que presentó mayor posibilidad de empleo fue el de los monotributistas, mientras que el empleo asalariado registrado mostró la mayor caída.

El informe de Proyecto económico indica que del total de empleo formal e informal, puede verificarse un estancamiento del empleo total general. Entre el primer trimestre de 2016 y segundo trimestre de 2019 se registró un leve crecimiento del 0,2%, explicado por  un crecimiento de 2,5% del empleo público y una retracción de 0,9% en el sector privado.

Mientras que el sector asalariado privado perdió los 157.102 trabajadores mencionados anteriormente, unos 138.069 migraron al mundo monotributista.

Cambios en el mercado laboral

La caída generalizada de salarios empujó a que cada vez más personas busquen empleo y de esa manera presionen más todavía sobre el mercado de trabajo. Esa presión derivó en un escenario cada vez más complejo para quienes están en la búsqueda, y de hecho el fenómeno generó que el último indicador oficial sobre el desempleo en Argentina llegue al 10,6%, algo que no ocurría desde el año 2006.

Este escenario a su vez provocó que los sectores que estructuralmente cuentan con peores ingresos y peores condiciones sean los más perjudicados. Mientras que el sector informal sufrió una pérdida del 24,5% del poder adquisitivo, los asalariados del sector público perdieron un 19,9%.

En 19 de los últimos 21 meses, el salario real sufrió caídas constantes en un escenario de escasa reacción por parte del gobierno, confirmando la hipótesis oficial de que el salario es un costo que hay que reducir.

Sin embargo, la baja de ese “costo” afectó notoriamente el principal componente de la demanda agregada que tracciona la economía argentina y así, ingresó en un círculo vicioso, perjudicando no solo a trabajadores, sino también al sector empresarial.  

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