¡Vamos los pibes! La frase trillada no parecía que algún día pasara a ser una explicación para la victoria del Newell’s de Kudelka. El DT siempre tiene restricciones para apostar en demasía por los juveniles y muchas veces prefiere relegarlos, o no arriesgarlos, aunque las otras alternativas no sean las mejores. Pero una vez debía pasar: la Lepra se complicó solo en un partido que tenía en el bolso y al entrenador no le quedó otra que mandar a la cancha a los pibes. Y respondieron a lo grande para un 3-1 que otorga punta del torneo y un quinto triunfo al hilo.
Las nubes tuvieron piedad en la calurosa e impiadosa tarde rosarina y le metieron un manto al cielo que hizo el partido más soportable. Y eso guiño le dio al equipo un empuje inicial avasallante. Newell’s salió a atropellar al rival, buscó anotar rápido para administrar el partido con más tranquilidad y menos desgaste. Y debió ponerse en ventaja, pero la fortuna esta vez no estuvo de su lado.
Con Cacciabue como motor del medio, Maxi como el cerebro y un Palacios endiablado, generar situaciones de gol no fue un problema. Maxi a Palacios y un manotazo salvador de Taborda; centro de la Fiera y cabezazo del Gato que dio en el travesaño; volea con destino de red que dio en el travesaño cuando todos salían a gritarlo; y otra vez el parante oponiéndose en un tiro libre del Gato. Las chances sobraron, la fortuna escaseó. Y el 0-0 era demasiado castigo para un partido que en el primer cuarto de hora debió tener a Newell’s con una ventaja clara en el marcador.
El freno al empuje leproso no se lo puso el calor, mucho menos un limitado rival. En una tarde con muchas circunstancias extrañas, Gabrielli se golpeó la cabeza y estuvo varios minutos conmocionado. Un rato más tarde hubo un golpe a Alexis que obligó al médico leproso a trabajar en un corte. Y otra vez Gabrielli chocando contra los carteles que lo obligaron a quedarse en el vestuario.
Lo que no logró dominando, lo hizo en una jugada simple y efectiva. Pase al vacío para Alexis, que aprovechó la distancia social que ofreció siempre la izquierda santiagueña. Y el delantero, tal como hizo ante Godoy Cruz, dejó el egoísmo de lado y puso a Palacios de cara al arco vacío para el 1 a 0.
Un gol anulado por posición adelantada finita provocó el enojo de Salomón y su expulsión. Ventaja en el marcador, un hombre demás y un rival débil: el panorama era inmejorable, pero la Lepra se dio maña para complicarse solo. Gentiletti tiró un pase displicente hacia atrás sin mirar y el Perrito Barrios aprovechó el regalo para provocar el rebote de Macagno y el empate en los pies de Claudio Riaño.
Y justo en ese momento, donde las críticas a Kudelka y al equipo empezaban a hacer fila, el DT mandó a la cancha a los pibes. Sin otra opción, el DT puso a Cabrera, Cingolani y Sforza, que se sumaron a Llano y le dieron oxígeno y energía a un Newell’s cansado.
Maxi se paró como organizador, distribuyendo juego con inteligencia, Cingolani y Llano hicieron un surco por derecha, Cabrera empezó a desestabilizar a los defensores y Sforza se plantó de cinco, como si tuviera mil batallas en el lomo y no pocos minutos en Primera. Newell’s puso al rival contra su arco y el gol iba a ser consecuencia de ese cambio de postura y actitud.
El 2-1 nació en la Fiera, siguió con un gran centro de Llano y tuvo un impecable cabezazo de Cingolani atacando la pelota para darle dirección y potencia. Y el tercero de Sforza, con un zurdazo rasante desde fuera del área fue una joyita.
Pudieron ser más. Porque Maxi estaba cómodo jugando con los pibes y el juego fluyó sin problemas. Y así, casi sin quererlo, Newell’s acumuló su quinto triunfo al hilo, pero esta vez tuvo otro valor: la presencia de los pibes.