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Los planes de Elisa Carrió

Por: Luis Novaresio / Especial para El Ciudadano

“Elisa Carrió no sólo no está dispuesta a hacer campaña por el Frente Progresista con el socialismo de Santa Fe. No aceptaría compartir ni siquiera una toma de diez segundos en una foto con Hermes Binner. Nunca más”. Quien asegura esto es la máxima referencia de la líder de la Colación Cívica. El tema ya se discutió en casa de Lilita a las cuarenta y ocho horas del resultado de los comicios del 22 de mayo en una reunión de poquísimas personas en el living del departamento de la porteña avenida Santa Fe en donde vive la chaqueña. Es más: cuando la diputada escuchó desde otra habitación este comentario, y para que no quedasen dudas de lo que se hablaba, apareció en escena y remató: “He borrado de mi horizonte a los traidores. Especialmente a los de Santa Fe”. Carrió cerró así todo debate, según cuenta la misma persona.

Es cierto que a la recíproca sucede lo mismo. No es su estilo confesarlo ni a sus más íntimos, pero el gobernador de la provincia detesta a Elisa Carrió. Algunos dicen que en privado ha llegado a insultarla. Si bien no hay constancias de ello, se sabe que la nueva “vedette” de la política nacional que viene montado en el triunfo de su delfín en las internas abiertas ha decidido clausurar para siempre toda relación con Lilita. “Y acá no pienses en un piquito de reconciliación a lo Moria y Alfano”, se ríe uno de los cercanos a Binner. El origen del divorcio es viejo y viene desde el lado del campo. Para entender por qué ella es capaz de decir que “Binner no existe” hay que mirar en los momentos posteriores a la campaña conjunta de 2007, en la que Carrió compartió la fórmula presidencial con Rubén Giustiniani. Allí apareció la primera herida. Refieren los seguidores de ella que el socialismo se negó a hacer un interbloque en la Cámara de Diputados y desde la asunción misma fueron ninguneados. Luego, vino el problema del campo. La diputada sostuvo al hoy senador nacional en su pelea por una banca con Reutemann y se volvió a sentir defraudada. “Se sumaron a los denuestos diciendo que Lilita era mística y tremendista”, recuerda uno de los secretarios de la dirigente. “Alguna vez los santafesinos me podrán explicar cómo premian en las urnas a los traidores de sus propios intereses”, dijo Lilita en esa misma reunión post elección de mayo. Es que la líder de la Coalición cree que el partido de Binner bajó las banderas del agro y fue funcional al kirchnerismo.

Para sellar el distanciamiento se vino a sumar la cercanía de estos meses del gobernador con Margarita Stolbitzer. Carrió ni la menciona a la líder del GEN en sus tertulias privadas. Con ella, más que encono hay dolor. Es cierto que se cruzan en el Congreso Nacional y no se dirigen la palabra. La bonaerense acusa a la otra de autoritaria en su armado político. Lilita dice que hubiera preferido que lo discutieran a puerta cerrada y no ante las cámaras de televisión. Se sonríe cuando los ve juntos a sus ex aliados. “Me acuerdo de este último verano de Binner a pura foto con Ricardito coqueteando por la fórmula unida. Mirá en dónde terminaron”, suele repetir Carrió.

La relación es muy mala no sólo entre los líderes. En sus respectivas tropas se siente la desconfianza y hasta el desprecio. Hay que oírla contar indignada a una diputada nacional, que encarna la palabra y el aprecio personal de Carrió, cómo ni siquiera recibe el saludo de la negociadora designada por el socialismo para conversar con radicales hasta que se truncó el acuerdo con Alfonsín. Son dos legisladoras nacionales y ni se miran. “Podés creer que hasta me retiró el ‘buen día’?”, se queja la “lilista”. Lo mismo dicen los dirigentes cercanos al ex candidato a vicegobernador Carlos Comi que, aun prevenidos por el tradicional proceder del binnerismo, se encargan de resaltar la nula institucionalidad del Frente Progresista. “Aquí no hay frente. Nadie te escucha. Se hace lo que quieren los socialistas o, mejor dicho, lo que quiere Binner”, rezonga un armador rosarino de la candidatura Barletta-Comi. En la conversación se recuerda que el gobernador demostró ser el gran elector y “traccionador” de los votos. “¿Pero no éramos progresistas y queríamos cambiar el modo autoritario?”, retruca el hombre. ¿Y ahora que terminó la elección?, pregunta este cronista. “Salvo esa foto forzada en Santa Fe con los candidatos después del resultado, convocada de manera desprolija una hora y media antes de tomarse, no hay nada. Y ellos que dicen que son admiradores del frente uruguayo en donde todo se conversa…”, deja caer sin finalizar la frase el mismo dirigente que asegura que irán a los actos de campaña a los que el PS los invite sin permitir quedar como un degradante decorado. Se verá.

El legislador Pablo Javkin encabezará en octubre la lista de diputados nacionales de la Coalición. Merecería ingresar por su talento y honestidad pero le va a ser duro si compite solo como hasta ahora se preanuncia. ¿Acuerdos para una lista común con radicales y socialistas? Hay poco margen. De hecho, ya se sabe que Noelia Chimentín, dirigente del norte, será la número dos de la lista de la CC y alguien de Confederaciones Rurales Argentinas el número tres. La posibilidad está puesta del lado de los socialistas si es que deciden pedírsela a los “coalicionados” garantizando un candidato con chances para entrar. Suena complicado.

Fuera de las disputas personales es interesante saber si para el futuro de Antonio Bonfatti es imprescindible contar con las fuerzas de la Coalición a la hora de sumar los votos de julio. El partido de Elisa Carrió cree que el gran ganador de la internas es Miguel Del Sel. Ella misma escucha a sus referentes provinciales cuando le cuentan que el Midachi logró ingresar a los lugares más pobres y excluidos recibiendo sólo abrazos y afecto. No todos pudieron hacer eso, reflexiona. Además, imaginan al cómico devenido en dirigente como el catalizador del voto antisistema cansado de los políticos tradicionales y el polo de imán de la centroderecha. “Y eso no es poco”, apunta una diputada de Carrió. Y agrega: “Sumemos los votos propios, los del afecto, los que no quieren ni a Rossi ni a Bonfatti y los que vengan de Perotti y Reutemann y la cosa se les complica al PS y al FPV”. ¿El Lole y el intendente de Rafaela juegan para Del Sel?, inquiere este cronista. “Lilita dice que nadie es dueño de los votos y aunque los dirigentes de la cúspides no lo quieran hay mucha decisión emancipada de las estructuras y tributaria de sus corazones”, grafica la misma legisladora. Sin pretender hacer sociología política no sustentable, resulta complicado ver al joven y promisorio Perotti sacando los pies del plato del PJ. No, al menos, militando en ello. Pero va a ser muy interesante escrutar en los silencios del ex corredor de Fórmula Uno, que le habría anticipado a Elisa Carrió que había “un tapado” en su provincia que iba a dar mucho que hablar. Tanto que hasta él mismo podría llegar a hablar de él en el futuro. Sería una ironía que la carismática mujer del Chaco resultara ser la que decodifique hacia dónde va en los tiempos inmediatos el críptico hombre de Llambí Campbell. “De eso no se habla”, dicen los íntimos de Carrió. Alcanza con saber que Lilita y Lole sí han hablado. Lo que no es poco.

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