La UCR provincial atravesó el verano en estado de deliberación permanente. No hubo margen para las vacaciones políticas; por el contrario, el centenario partido debatió durante los últimos meses distintas estrategias con la mirada puesta en las elecciones de medio término. Ya entrado el otoño, los muchachos de la boina blanca siguen en el mismo punto de partida, esperando que el ex gobernador socialista Miguel Lifschitz termine de deshojar la margarita de una posible candidatura a senador nacional.
El experimento que imaginaron los radicales en pleno enero –un frente amplio en el cual puedan confluir todas las fuerzas políticas no peronistas, desde el socialismo hasta el PRO, incluyendo a Amalia Granata– no llegó a ver la luz. Demasiadas resistencias, de uno y del otro lado. Todo indica que en 2021 no habrá “frente de frentes” sino tres espacios bien demarcados: el oficialismo –PJ y aliados–, el Frente Progresista –que explora la posibilidad de cambiar de nombre “para refrescar la propuesta”, según comentó un dirigente de ese espacio– y Juntos por el Cambio.
Sin embargo, quienes auspician la conformación de un “frente de frentes” no dan por muerta la idea. Sostienen que el partido debe tener “anclaje” con un proyecto nacional para disputarle el poder al peronismo en 2023. “Necesitamos un radicalismo participativo, de cercanía con la gente”, resumió un senador provincial de la UCR con mil y una batallas electorales encima.
El frente de frentes
A principios de año, empujados por el presidente de la UCR nacional Alfredo Cornejo, los tres sectores predominantes del partido en la provincia de Santa Fe –NEO, Radicales Libres y MAR– plantearon públicamente la posibilidad de construir un “frente de frentes”. El ex vicegobernador y actual presidente de la UCR provincial, Carlos Fascendini, incluso propuso una nueva denominación: Frente Amplio Santafesino.
Para argumentar esa propuesta, el radicalismo sostuvo que la división opositora terminará favoreciendo al PJ tanto en el plano nacional como provincial. El diputado radical Julián Galdeano, hoy integrante del interbloque de Juntos por el Cambio, lo sintetizó de la siguiente manera: “No hay alternativa para estar en el medio, nadie quiere hipotecarse forzando un discurso que puede ser simpático, pero que no tiene ningún nivel de adhesión social”.
Durante todo el verano los referentes de los principales espacios internos del partido hicieron fuerza para tratar de acercar posiciones entre el PRO y el socialismo. Antes de abocarse a esa empresa, retomaron el diálogo interno. En ese punto coincidieron el NEO –conducido por Fascendini, Maximiliano Pullaro y Felipe Michlig– y el grupo Radicales Libres –orientado por el senador Lisandro Enrico y el presidente del Concejo Municipal de Santa Fe Leandro González–, ambos aliados al socialismo en el Frente Progresista, con sus correligionarios que en los últimos años migraron hacia Cambiemos: el MAR –liderado por Galdeano– y el espacio referenciado en el dirigente santafesino y ex intendente Mario Barletta.
El dilema del verano: incorporar al socialismo a Cambiemos o sumar al PRO al Frente Progresista
En términos de Felipe Michlig: “La idea es unir al partido; hay radicales que se fueron a Juntos por el Cambio y otros estamos en el Frente Progresista. Hemos avanzado muchísimo en este tema y tomamos la decisión de armar un frente amplio para las próximas contiendas electorales, donde el radicalismo sea protagonista con un candidato propio”. Aquella propuesta, que parecía tener fuerza en enero, terminó por desvanecerse con el paso del tiempo. Pero todavía no está dicha la última palabra.
El que más tensó la cuerda en el intento de constituir un “frente de frentes” fue Fascendini. A principios de febrero, el ex vicegobernador hizo una declaración que metió ruido entre sus aliados del socialismo: “El Frente Progresista ha cumplido su ciclo, la provincia necesita un nuevo esquema que supere al Frente Progresista y a Juntos por el Cambio. Tenemos que avanzar hacia algo más amplio, sin renegar de todo lo que el Frente Progresista consiguió y de lo que ha significado”.
Finalmente, la predicción de Fascendini y el intento de reunificación promovido por Michlig, Pullaro y Enrico se toparon con tres límites concretos: la negativa de Lifschitz –que no deja de observar que el Frente Progresista fue opositor a Cambiemos durante la Presidencia de Mauricio Macri–, el rechazo explícito del PRO y la decisión de los intendentes de Rosario y Santa Fe, Pablo Javkin y Emilio Jatón, de meterle presión a los líderes de la coalición para mantener a raya cualquier intento de cooptación por parte del macrismo.
No obstante, hay dirigentes de peso que no abandonan la idea de un frente amplio a nivel provincial con anclaje nacional. “Si queremos ser una alternativa potente, tenemos que unirnos. Los problemas que atraviesa el país y la provincia no los puede resolver un solo partido. Pero tenemos que hacer acuerdos programáticos y seguir debatiendo, tenemos que tratar de unirnos”, sostuvo un referente del NEO consultado por El Ciudadano.
“El mejor elector”
Desde marzo, el Frente Progresista puso en marcha una mesa política que se reúne cada 15 días y donde están representados todos los espacios que integran la coalición: el Partido Socialista, la UCR (el NEO y Radicales Libres), el PDP, el GEN y Libres del Sur. En la mesa provincial del Frente Progresista también se sientan los intendentes Pablo Javkin, del partido Creo, y el socialista santafesino Emilio Jatón.
Un dirigente importante del espacio Radicales Libres le confirmó a El Ciudadano que en esas reuniones “la mayoría de los espacios ratificó la continuidad del Frente Progresista con la posibilidad de ampliarlo a otros sectores sociales y políticos”. En esa línea prosigue, por estos días, el diálogo con organizaciones sociales y espacios políticos progresistas. Incluso algunos líderes del socialismo tomaron contacto con el ex intendente santafesino Mario Barletta, un viejo aliado de Hermes Binner que en 2015 migró hacia Cambiemos.
La mayoría de los dirigentes radicales de la provincia impulsa la candidatura de Lifschitz para senador nacional. En esa categoría, sostienen, se empieza a jugar el partido que desembocará, dentro de dos años, en la elección de gobernador. En el radicalismo afirman que Lifschitz “es el mejor elector” a nivel provincial, el que tiene los mayores niveles de imagen positiva y se entusiasman porque lo ven semana a semana “dando todos los pasos necesarios para generar esa expectativa”, tal como afirmó un dirigente de la UCR a este diario.
Lifschitz recién empezará a evaluar su posible candidatura una vez que el socialismo haya renovado sus autoridades. La interna partidaria se realiza este domingo. En el actual oficialismo, con el apoyo de Antonio Bonfatti y del propio Lifschitz, se entusiasman con la idea de “conducir” el Frente Progresista en caso de imponerse en las elecciones internas.
Frente Amplio Santafesino: la propuesta de la UCR que busca reunir al PRO con el socialismo
Los radicales también esperan el resultado de ese proceso para avanzar en la estrategia de cara a las elecciones intermedias. Quieren que Lifschitz encabece la fórmula de senador para tallar en la disputa entre el peronismo y el macrismo, que tendrá carácter nacional, aunque en cada provincia las alianzas y las estrategias son diferentes. Pero ¿qué pasará si Lifschitz finalmente no se presenta a la elección de senadores? “No barajamos con fuerza esa hipótesis”, responden desde la UCR.
Por el contrario, en el radicalismo hacen fuerza para que el ex gobernador participe de la elección porque, de esa manera, su candidatura podrá traccionar la boleta de diputados nacionales donde los muchachos de la boina blanca aspiran a tener lugares expectantes. El mismo cálculo hacen las otras fuerzas que integran el Frente Progresista. Por ahora, y mientras no se termine de confirmar el cronograma electoral, nadie arriesga a poner nombres propios a las candidaturas.
La arenga de Lousteau
El senador nacional Martín Lousteau, líder de Evolución y aliado del macrismo dentro de Juntos por el Cambio, tenía previsto visitar la ciudad de Santa Fe el fin de semana pasado para participar de un plenario del NEO. El viaje se suspendió por las nuevas restricciones dispuestas ante la segunda ola del coronavirus, pero la reunión se concretó el último miércoles por videoconferencia y participaron alrededor de 600 dirigentes del radicalismo provincial.
Fascendini, Michlig y Pullaro fueron los anfitriones virtuales del encuentro. Ante ellos, Lousteau descargó una serie de críticas respecto de las decisiones partidarias y lanzó un llamado para que la UCR recupere un lugar central de protagonismo político. La arenga fue en los dos sentidos: tanto a los radicales aliados al socialismo como a los sectores que comulgan con el macrismo.
El líder de Evolución les sugirió a sus correligionarios “salir del apetito por el Poder Legislativo” y buscar “ser mayoría” en la construcción de una alternativa tanto a nivel nacional como provincial. El senador tuvo algunas expresiones fuertes: “Con complejo de minoría no se puede transformar la realidad, ni armar una coalición, ni plantarse ante determinadas batallas. Con complejo de minoría, (Raúl) Alfonsín no hubiera ganado y no se hubiera podido juzgar a las Juntas”.
Con fuerte prédica antiperonista y antikirchnerista, Lousteau dejó un mensaje a los radicales de NEO: “Debemos gestionar para devolverle el Estado a los ciudadanos. Luchemos por un mejor radicalismo, en línea con las socialdemocracias modernas y para gestionar bien”.
Atomizado a nivel nacional, el radicalismo no encuentra un liderazgo claro. El espacio que alguna vez encabezó Ernesto Sanz y que hoy conduce Alfredo Cornejo mira desde afuera la disputa intestina del PRO –Macri y Patricia Bullrich vs. Rodríguez Larreta– a la espera de que esa brújula les marque el camino a seguir. Los sectores progresistas del partido se entusiasmaron en su momento con Ricardo Alfonsín, pero desde que fue nombrado embajador en España por parte del presidente Alberto Fernández quedaron huérfanos de líder. Hoy esos mismos sectores miran con atención a Lousteau, que tiene pantalla en la televisión porteña pero escasa construcción política en las provincias. Dónde se ubicará el radicalismo santafesino en las próximas elecciones es una pregunta que todavía no tiene respuesta.